Enrique Ubieta Gómez -Cubainformación.- El objetivo de las trasnacionales de prensa y de los políticos metropolitanos no era liberar a los mercenarios, sino impedir –esgrimiendo el chantaje-, que eso ocurriera

Ahora viene el problema. Los ex presos llegan a Madrid. La prensa los acoge por unos días. Si tienen suerte, empezarán a vivir de su trabajo y no de la actividad subversiva, que era bien remunerada. Quizás alguno logre enganchar un puesto en la guerra del ciberespacio. Pero no es fácil, como decimos los cubanos, en medio de la crisis. No sé a cuánto pagarán los comentarios (las diatribas ofensivas o amenazantes que lanzan a los blogs de autores revolucionarios), pero si no las publicamos, no cobran. Poco a poco serán olvidados. Ya no sirven. Es decir, ya no son útiles para los antiguos promotores, para el imperialismo norteamericano.


La ecuación es sencilla: un contrarrevolucionario en las calles de La Habana vale algo, pero vale poco. No inspira a nadie. Los que pagan, los prefieren presos o en huelgas de hambre. Preferiblemente moribundos, o muertos. ¿Cuantas historias de secuestros y de golpizas públicas de quince minutos, sin testigos oculares ni huellas en la piel, ha tenido que inventarse Yoani, para poder suplir la crónica falta de espectacularidad o de heroísmo que padece su “disidencia” ciberespacial? ¿Sobre qué argumento montar la próxima campaña mediática? Fariñas tendrá que tomarse unas vacaciones antes de lanzar su huelga de hambre número 25 o 26, no sé. Y tener a mano un buen pretexto. Pero las Damas de Blanco se quedaron sin pincha. Sin objeto social, en el lenguaje burocrático de la empleomanía.

En el nerviosismo triunfalista empieza a vislumbrarse la desazón. Las demandas de las trasnacionales de prensa y de los políticos metropolitanos se travestían de razones humanitarias, pero el objetivo no era liberar a los mercenarios, sino impedir –esgrimiendo el chantaje--, que eso ocurriera. Lo que se quería –lo que se quiere--, es derrotar a la Revolución. Y un mercenario preso vale más que cinco en la calle y que diez en España. No ha pasado nada, dicen ahora. Raúl Rivero, cuya pluma de poeta se solventa en las redes de la derecha hispano-norteamericana (me refiero a la derecha-PP, no a la derecha-PSOE), asegura, según EFE, que la excarcelación es “una decisión unilateral” del gobierno cubano que no ha estado influida por las conversaciones con el gobierno español y la Iglesia Católica, una especie de jugada de engaño. El PP trata de prolongar todo lo posible el show mediático de los expresos en suelo español, con escaramuzas anti-PSOE.

La Revolución cubana sabe conversar, sobre cualquier tema, de igual a igual. Si el gobierno de Obama quisiera hacerlo, no encontraría obstáculos. Sin embargo, la escalada subversiva no se detiene. La USAID había licitado el pasado 18 de junio 3 millones 650 mil dólares para financiar programas y redes subversivos en Cuba: 500 mil para los que llama “presos políticos” y sus familiares; 1 millón 500 mil, para abrir espacios de “libertad de expresión” (estadounidense en Cuba); 500 mil para crear o fortalecer a los grupos religiosos y espirituales alineados a Washington; 500 mil para promover sindicatos privados; etc. Este dinero se suma a los 15 millones de dólares recientemente descongelados del programa Cuba de la USAID. ¿Recibir dinero de un gobierno extranjero con el propósito explícito de subvertir el orden en el país propio, no es un acto execrable y punible? Las leyes europeas y norteamericanas condenan a largas penas a quienes incurren en ese delito. Nadie se lo cuestiona. ¿Quién los llamaría “presos políticos”, o “de conciencia”?

Nada ha cambiado, si la Revolución no se desmorona. Y los viejos mercenarios ya no sirven. Ahora son solo bocas hambrientas en Madrid. Hay que buscar a los nuevos, a los sustitutos. Los hallarán, claro. Y serán detenidos y juzgados, como en cualquier ciudad del mundo. Serán los nuevos “héroes” mediáticos, estrellas fugaces de la guerra imperial. Las Damas de Blanco, otras por supuesto, y quizás algunas de las viejas nostálgicas que se apunten esta vez “de apoyo”, desfilarán con su gladiolo frente a las cámaras de CNN o de TVE. El circo recomenzará. Los presos son útiles para el imperio, solo para ellos, pero Cuba no tolerará la impunidad. La Revolución tuvo, una vez más, un gesto de altura política, de humanismo; pero Obama al parecer no tendrá la osadía política –los huevos--, de liberar a cinco presos políticos cubanos, esos sí, que lucharon por evitar la muerte de un lado y del otro del mar.

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