Sigfredo Barros - Granma.- Se nos fue el 2007 como el agua entre las manos. Hoy, los 16 equipos de la XLVII Serie Nacional estarán jugando programas dobles —algo que ojala sea enmendado en la venidera justa, pues no resulta ni práctico ni justo—, para después acogerse al tradicional descanso de fin de año. Serán solo cuatro días de asueto, antes de emprender un largo camino hasta abril.

Es costumbre que todos le pidamos algo al nuevo año, casi siempre salud y prosperidad. Me sumo a esas peticiones pero, además, quisiera que el 2008 le trajera al béisbol menos desnivel entre las selecciones participantes, en aras de un mejor espectáculo para la afición.

Salta a la vista que en la zona occidental hay dificultades, sobre todo en el grupo A, donde ninguno de sus cuatro integrantes ha podido jugar para 500 de average, es decir, tantas victorias como reveses. El problema de todos es el pitcheo, con promedios superiores a las 5 carreras limpias, un lastre muy difícil de superar por la ofensiva.

Las deficiencias en el cuerpo de lanzadores afectan también a equipos como Guantánamo y Camagüey, una verdadera lástima, pues se trata de selecciones con adecuado balance en sus respectivas alineaciones y buenos bateadores (Giorvis, Roberquis, Anderson, Luis, por solo citar algunos). El pitcheo, afirman los especialistas, constituye el 75% del éxito, una verdad que no podemos olvidar. 

La presente Serie se despedirá con una media de 283 de promedio y 253 jonrones al ataque y 4.71 carreras limpias permitidas por nueve entradas, cifras similares a las de cualquier liga en el mundo. Pero se hace necesario luchar por reducir el desnivel. Santiago de Cuba e Industriales son, sin duda, los dos mejores equipos. Alcanzarlos debe de ser la meta de los restantes.