Wilkie Delgado Correa.- Hoy existe una alarma creciente ante el alza del precio de los combustibles y de los alimentos. Personalidades e instituciones de todo el mundo, incluyendo las Naciones Unidas, han declarado el desafío que representa la subida de los precios de los alimentos de primera necesidad para millones de personas en el mundo, que no sólo expresa una crisis alimentaria global, sino también, económica, política y ética.
La reciente Cumbre sobre Seguridad Alimentaria promovida por la FAO, celebrada en Roma, ha puesto de manifiesto la alarma mundial sobre este tema y, por sus resultados, la ceguera y falta de voluntad de los gobernantes del mundo rico, negados a enfrentar en forma decisiva los problemas graves y acuciantes en este terreno.
La iniciativa de George W. Bush sobre el uso de los alimentos para producir combustibles, ha conducido, apenas un año después, a una hecatombe alimentaria de enormes consecuencias, casi genocida, para la humanidad. No es de extrañar que tal plan haya surgido de una mente tan escasa como la del gobernante norteamericano, quien se caracteriza, además, por una ceguera política innata. Pero de lo que se trata es que dicha propuesta sólo tiene en cuenta los intereses egoísta e imperiales de Estados Unidos y sus aliados ricos. Y produce también tristeza que políticos del tercer mundo se hayan embarcado en esta estrategia para ser responsables también de la cuota de sufrimientos y penalidades de los habitantes de los países pobres.
Como señaló Fidel en forma inmediata en sus primeras reflexiones de abril del 2007, apenas hace un año, “insaciable en su demanda, el imperio había lanzado al mundo la consigna de producir biocombustibles para liberar a Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de energía, de cualquier dependencia exterior en materia de hidrocarburos.”
“Los precios de ese grano (maíz), alimento principal de numerosos países del área, casi se han duplicado. ¿Qué ocurrirá cuando cientos de millones de toneladas de maíz se dediquen a la producción de biocombustibles? Y no voy a mencionar las cantidades de trigo, mijo, avena, cebada, sorgo y otros cereales que los países industrializados utilizarán como fuente de combustible para sus motores.”
“¿Cuánto tiempo necesitaría mi pobre pluma para refutar a los defensores de la idea siniestra por interés material, por ignorancia, por indiferencia, o a veces por las tres cosas a la vez, y divulgar los sólidos y honestos argumentos de los que luchan por la vida de la especie?”
“Un número de países producen y exportan sus excedentes de alimentos. El balance entre exportadores y consumidores era ya tenso, disparando los precios de los mismos.”
“Este colosal derroche de cereales para producir combustible, sin incluir las semillas oleaginosas, sólo serviría para ahorrarles a los países ricos menos del 15 por ciento del consumo anual de sus voraces automóviles.”
“Bush en Camp David ha declarado su intención de aplicar esta fórmula a nivel mundial, lo cual no significa otra cosa que la internacionalización del genocidio.”
“Decenas y decenas de países no producen hidrocarburos y no pueden producir maíz y otros granos, ni semillas oleaginosas, porque el agua no les alcanza ni para cubrir sus necesidades más elementales”.
“Aplicando la sencilla aritmética que aprendimos en el preuniversitario, se comprobaría que el simple cambio de los bombillos incandescentes por fluorescentes, como expresé en mi reflexión anterior, aportaría un ahorro de inversión y de recursos energéticos equivalente a millones de millones de dólares, sin utilizar una sola hectárea de tierra agrícola.”
“¿De dónde sacarán los países pobres del Tercer Mundo los recursos mínimos para sobrevivir?”
“No exagero ni uso palabras desmesuradas, me atengo a los hechos.”
En este extracto de los planteamientos iniciales de Fidel sobre la irracionalidad que significa en utilizar los alimentos para producir combustible, están los elementos claves de la ecuación. La estrategia responde a los intereses mezquinos de Bush y su imperio, no resuelve el fondo de la crisis energética, creará una crisis alimentaria, económica y política de impactos insospechados sobre la humanidad, pueden echarse mano a otras alternativas para enfrentar el asunto de los combustibles.
Hoy el asunto despierta declaraciones alarmadas y alarmantes. Debe actuarse en consecuencia a nivel internacional. Pero no esperen que mentes tan obtusas y prepotentes como la de Bush y de otros aliados del imperio, declaren su arrepentimiento y desistan de sus propósitos insanos. Esperemos que otros se llamen a contar ante la crisis que ya se vive y que amenaza con hambrunas, revueltas políticas y debacle económica. Sería bueno también que se manejara el lado ético de este asunto.
Es hora de despertar y de actuar. Habrá que esclarecer y denunciar. Habrá que recurrir a cuantos foros e instituciones internacionales merezcan conocer de esta amenaza para la supervivencia, la subsistencia, el bienestar y la paz de la humanidad. La Cumbre de la FAO en Roma aunque hizo algún aporte, por sus resultados concretos, es sólo una gota de agua en el desierto.
Como ha señalado Fidel es necesario “refutar a los defensores de la idea siniestra por interés material, por ignorancia, por indiferencia, o a veces por las tres cosas a la vez, y divulgar los sólidos y honestos argumentos de los que luchan por la vida de la especie”.
