Marlene Montoya Maza - Servicio Especial de la AIN.- No hay exageración alguna cuando se afirma que la remodelación del acueducto de la ciudad de Santiago de Cuba, prácticamente de nueva construcción, está considerada la obra del siglo en esta provincia oriental.

Hay que tener en cuenta que sobre la añeja urbe pesan 493 años y la convivencia de varias generaciones de obras hidráulicas desde la colonia hasta hoy, todo lo cual acarrea problemas en la entrada y estabilidad del líquido y el alargamiento de los ciclos, debido a constantes averías.

Realmente titánica, por la complejidad de la obra, fue la instalación de la conductora Quintero-tanques de Santa Ana, que en más de tres kilómetros se extendió por la Carretera Central.

Luego se determinó cruzar la Avenida Victoriano Garzón hasta la calle Hernán Cortés, para conectarla a las redes en funcionamiento en la actualidad.

Para las necesarias pruebas se puso en marcha la Operación Libertadores, que contempló además tapar con hormigón la profunda zanja abierta para colocar los tubos de polietileno de alta densidad, el asfaltado y arreglo de aceras para dejar lista la transitada vía.

Mucho asombro causó entre los transeúntes el trabajo de equipos de alta tecnología y la profesionalidad de las fuerzas de varias provincias, conscientes de que esta conductora beneficiará a más de 200 mil habitantes e importantes centros de la salud y sociales.

A ello se añaden cientos de kilómetros de conductoras, redes y acometidas en los Repartos 30 de Noviembre, Santa Bárbara y Abel Santamaría, en el área del litoral y en el poblado de El Caney, castigados severamente por la carencia de agua al igual que otros muchos barrios.

En esta etapa se benefician municipios como el de Contramaestre, con el acueducto y estación de bombeo en Los Bungos, de suma importancia para las escuelas en el campo en esa zona, varios asentamientos próximos y el poblado de Baire.

El programa hidráulico incluye, también, el mantenimiento capital de la Planta Potabilizadora Quintero Uno, que junto a la Dos, dan tratamiento al 80 por ciento del agua entregada a la ciudad, proveniente de cinco embalses.

Con los cambios tecnológicos mejorará la calidad, se humanizará el trabajo y aumentará la capacidad en 450 litros por segundo y una vez concluida esa labor, se extenderá a la otra planta.

A esta millonaria inversión le queda aún mucho por hacer en Santiago de Cuba, para convertir en realidad la mejoría en el abasto del vital líquido a la populosa ciudad, pero la obra continúa a buen ritmo.