Abner Barrera Rivera - Cuba Debate.- Observo un ‘debate’ por cable del canal español entre cuatro ancianos y una dama; aunque todos piensan igual, sin embargo, discuten si Juanes con su presencia en La Habana está avalando -o no- el régimen cubano. Concluyen visceralmente que el artista no debe presentarse en esa Plaza de la Revolución, porque es roja.

 

Cultura versus estupidez es lo que hemos visto en las últimas semanas en la gran prensa internacional a propósito del Concierto “Paz sin fronteras” para el 20 se septiembre en La Habana Cuba. Llamamos gran prensa, a los medios masivos de manipulación mental cuyo fin es estar al servicio del mantenimiento del status quo, defendiendo los intereses de las oligarquías mediáticas; usando la calumnia y la mentira contra todo lo que no sea sumar más de lo mismo para este sistema capitalista. Y cuando de Cuba se trata, esa prensa sumisa, sin ninguna razón, arremete contra la revolución, siguiendo la lógica de adversar lo diferente.

El odio de los feligreses del manicomio de Miami, encontró en esa prensa cautiva a los transmisores y emisores de sus desaciertos. La brutalidad, lo ruin, lo pueril, lo inhumano chocó  -¿se enfrentó?- contra la cultura, ¿Podrán? ¿Pudieron? Cuba y su pueblo se defienden desde hace más de cincuenta años contra todo tipo de agresión y en esa defensa se alzan muchas voces solidarias desde otras partes del mundo.

Desde la visita que hiciera Juan Pablo II a la Isla -en enero del año 1998-, hasta ahora, con el Concierto promovido por Juan Esteban Aristizábal, conocido internacionalmente como Juanes, no se había visto tanto despliegue periodístico por este tipo de acontecimientos, en donde los visitantes se convierten en protagonistas en la isla. Así, Cuba vuelve a estar en el centro de la noticia mundial. En el primero caso -la visita del Papa- se trató de una manifestación de tipo religiosa, en este segundo, se trata de un evento artístico. Previo a la visita de Juan Pablo II, los nostálgicos del capitalismo, habían apostado que la llegada del Sumo Pontífice provocaría el derrumbe del socialismo cubano. Como siempre, los pseudos intelectuales y analistas cortesanos del imperio estadounidense no sabían lo que hablaban. Hoy los mismos agentes de la CIA, convertidos en escribidores y publicistas, se comen las uñas con olor a pólvora, porque su estupidez es tanta que no les permite entender las dimensiones artísticas y culturales de lo que sucede en Cuba.

En un texto viejo que encuentro en un librero leo: “La expresión ‘cultura’ siempre ha encerrado una aspiración a una dignidad y, desde luego, a su satisfacción relativa…No puede llamarse impúnemente ‘cultura’ a un espacio objetivo de deshumanización, a un espacio cuyo sentido explícito…es la deshumanización radical, el desprecio, la insolidaridad, el ejercicio del poder y la violencia contra los otros”[1]. Sobre los hechos en La Habana y en Miami, juzgue el lector.

Mientras los ignaros de la llamada Calle Ocho, destrozaban a martillazos los CDs de Juanes, más artistas de reconocida trayectoria internacional se fueron sumando a la fraternidad y a la solidaridad con el Concierto en La Habana. Cultura versus estupidez, no puede ser de otro modo. Cuanto más retumbaban los martillazos, las voces de muchos hombres y mujeres de la cultura se alzaban a favor del evento. Hoy, gente que nunca fue partidaria ni simpatizante de la revolución cubana, ha olido la fetidez que expide el manicomio. Aunque el evento es al aire libre y gratuito, los organizadores del Concierto tendrán que agradecerles a los enfermos de la Calle Ocho por la publicidad que hicieron.

De Concierto pasó a Megaconcierto; contará con la participación de más de quince solistas y con agrupaciones musicales de varias naciones. Y como si fuera poco tendrá cinco horas de duración. ¿A quién le hacen daño estos artistas? Es claro que a los promotores de la guerra y de la muerte, les incomoda que se hable y se cante de paz, pero sobre todo, les duele mucho, que esto se haga desde La Habana. A regañadientes tienen que dar cobertura periodística; acostumbrados siempre a mentir acerca de la revolución cubana, acusándola de violar los derechos humanos, de suprimir libertades individuales, de expresión y de movilización, ahora tendrán que mostrarle al mundo, el valor de esos artistas y la alegría, educación y cultura del pueblo cubano. El mismo Juanes ha dicho: “La gente de Cuba es una maravilla ¡¡su mayor riqueza!!”. Eso le duele a los detractores de la revolución cubana. No podrán invisibilizar la dignidad y la resistencia de ese pueblo que ama y promueve la paz.

Algo más sobre los invitados. Los artistas que se atrevieron a participar del Megaconcierto, si antes fueron famosos, ahora podrían pasar a engrosar las filas de los desamados y satanizados por la gran prensa cautiva (tendrán un antes y un después del “Concierto por la paz” en La Habana). Porque visitar y participar de un acto como estos en Cuba es un acto valiente y tiene sus riesgos. Razón tiene Fidel cuando dice que “visitar a Cuba se convierte, realmente, en una manifestación de independencia”[2].

¡A celebrar sea ha dicho! Los otros, los que no tienen canto no pueden hacer este tipo de convocatorias por la paz, por la vida, por más humanidad. Allá ellos; no tienen una Plaza de la Revolución y tampoco aman la cultura.

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[1] Helio Gallardo: Teoría y crisis en América Latina, Editorial Nueva Década. San José de Costa Rica, 1984, p. 89.

[2] Frei Betto: Fidel y la religión, Oficina de Publicaciones  del Consejo de Estado, La Habana Cuba, 1985, p. 318.

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