Con el trabajo de esas personas, un millón de hectáreas antes ociosas, ahora están en producción y repercuten en el incremento de las cosechas de viandas, hortalizas y granos, agregó.
El también miembro del Consejo de Estado significó que la labor ha sido fuerte porque las áreas repartidas reportan alta presencia de aroma y otros obstáculos, lo cual exige largas faenas antes de comenzar las siembras.
Recordó que hace un año y medio entró en vigor el Decreto Ley 259, que permite la entrega de tierras estatales ociosas para su explotación en usufructo.
Sin embargo —señaló—, aún quedan pequeñas parcelas en fase de preparación, por el alto grado de infestación de las zonas.
Todavía el 50% de las tierras ociosas de Cuba está sin entregar, por eso se hace hincapié en las nuevas generaciones para despertar el interés hacia la agricultura, hasta incorporar toda la superficie cultivable del país a la producción, remarcó.