No sabrán a cuánto asciende el gasto anual por reposición de libros de texto, pero en la escuela Miguel Perera les han enseñado a repararlos para que pasen de generación en generación.

Joel Mayor Lorán - Granma.- Cinco niñas armadas con cinta adhesiva transparente, presilladora, tijeras, goma de pegar y cartulina, contribuyen a que el Estado no vuelva a dedicar un millón de pesos en divisas, para reponer libros de texto perdidos o deteriorados.

Quizás Leanis, Yansuris, Magrielis, Samantha y Dalianis no sepan a cuánto asciende el gasto anual por este concepto. Pero en la escuela primaria Miguel Perera, del municipio habanero de Caimito, les han enseñado a cuidar esos medios de enseñanza "para que puedan pasar de generación en generación", como expresa Yansuris.

Sucede que el uso racional de los recursos concierne no solo a fábricas y empresas; despilfarrar resulta inadmisible aun en un hospital y una escuela, sobre todo en los tiempos que hoy vive la humanidad. El ahorro no solo ha de representarse en megawatt/hora o toneladas de petróleo, sino también en libros, medios audiovisuales, mobiliario...

SOLO LO NECESARIO

Magaly Calvo, viceministra de Educación que atiende el área de Economía, asegura que años atrás era preciso renovar casi el 30% de los libros. Actualmente, reemplazamos el 15% (equivale a tres millones de pesos en moneda nacional y uno en CUC).

Ellos disponen de lo necesario para desarrollar su capacidad creativa, porque en la escuela Capitán San Luis, de Quivicán, cuidan la instalación y los materiales de enseñanza.

Entretanto, el mobiliario escolar demanda la restitución anual de entre el 18% y el 20%, por un valor de hasta 14 millones de pesos (seis en divisas). Y el montaje de carpintería metálica añadirá tres millones de pesos en el 2010, con un componente en CUC del 55%.

"Tenemos una altísima responsabilidad moral por la cuantía de los gastos del presupuesto destinados a nuestro sector. Por tanto, nos corresponde la misión de educar, además, en una cultura del ahorro, así el esfuerzo no será en vano y habremos sembrado valores.

"A la hora de exigir nuevos recursos, el municipio —y hasta la escuela— han de analizar lo que tienen en almacenes; no pedir porque les toca de acuerdo con un plan, sino porque realmente lo necesitan. Debemos cuidar los medios para reponer únicamente el mínimo de estos, y desarrollar alternativas propias de reparación.

"¿Conoce el director el presupuesto asignado? ¿Lo transmite a su colectivo de trabajadores y luego a los estudiantes? Aparentemente no. Hay que educar a todos en la racionalidad de los recursos, sean materiales, financieros o humanos. Nos encontramos en un proceso de análisis para el reordenamiento de las estructuras y plantillas, lo cual ha de repercutir en la reducción de los gastos y en más profesores para las escuelas."

POR SÍ MISMOS

La viceministra manifestó que ya a casi todas las direcciones municipales de Educación se les han suministrado herramientas y materiales, a fin de que puedan restaurar el mobiliario y emprender otras tareas de mantenimiento.

"Con los módulos de herramienta entregados a las secundarias básicas para labores de carpintería, trabajos con metales y electricidad en la asignatura Educación Laboral, a la par del beneficio para las escuelas vale subrayar la contribución a la cultura económica y la formación educativa de las nuevas generaciones."

Otra vía para no recargar al Estado apunta a aliviar importaciones. "Hace varios cursos no traemos del exterior sábanas y toallas; ahora las confecciona nuestra Industria Ligera. Este año, el 75% de las libretas que se distribuirán será de producción nacional, a un costo en divisa inferior en un 10%; y la proporción de las adquiridas fuera del país disminuirá paulatinamente."

Desde luego, si una cifra resulta sustancial —subraya— es la del ahorro efectivo de varias decenas de millones de pesos, incluidos algunos millones en CUC, mediante la reducción de otras decenas de miles de estudiantes internos el próximo curso.

"Con su traslado a los pre urbanos, decrecen los gastos de combustible destinado a la transportación de alumnos y profesores, así como los desembolsos para avituallamiento (toallas, mosquiteros, sábanas, colchones, calzado...) y alimentación."

¿REPARAR INDIFERENCIAS?

Para lo que no se ha de extraer fondos de las arcas de la nación es para reparar la indolencia. El preuniversitario Luis Augusto Turcios Lima, del municipio habanero de Caimito, había sido remozado en el año 2005; entonces, le colocaron carpintería de aluminio. Sin embargo, ya fue preciso sustituir las cuatro puertas de los dormitorios de varones, debido al mal estado de aquellas.

Asimismo, quedan pocas de las piezas que lleva la marquetería para no manipular las persianas por las tablillas. Lo anterior provoca que estas últimas estén torcidas. De modo similar ocurre con la instalación donde ubicaron a la secundaria en el campo Cuba Socialista, de San Antonio de los Baños (anteriormente un pre).

En ambos planteles han buscado soluciones. En la ESBEC tuvieron que recurrir a una "chirriadora" para colocar 60 tablillas nuevamente. Quedaron más fuertes y, además, descubrimos cómo mantener las ventanas, expresa Jesús Amador, el director.

Por el contrario, las escuelas primarias Miguel Perera, de Caimito, y Capitán San Luis, de Quivicán, lucen tan bonitas que parecen recién reinauguradas, aunque de esos días hace ya varios años. E igual sucede con cada uno de los medios de que disponen.

Zoraidel Escobar, directora del centro Miguel Perera, explica que los miércoles en la mañana el consejo de colectivo de pioneros realiza un recorrido por las aulas y determina qué libros necesitan ser reparados; después de almuerzo, la biblioteca o el comedor se convierten en talleres donde los niños vuelven a dejar bonitos esos textos.

"Más que recuperación, se trata de cuidado, del sentido de pertenencia de los trabajadores", afirma Laura María Gálvez, la directora de la escuela primaria Capitán San Luis. Por eso mantienen intactos el mobiliario, las luminarias, la pintura.

Ellos comprenden que el ahorro no atañe exclusivamente a la industria, ni es solo energía dejada de consumir o petróleo que no se gastó, sino una palabra para escribir en todos los idiomas y, por supuesto, en el de las tizas.