Hablamos sobre este libro a la memoria de la trovadora cubana con Diana Balboa, pintora y ceramista cubana y quien fuera su compañera de vida y alma durante 28 años.

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- ¿Diana, qué nos vamos a encontrar en este libro?

- Es un libro hecho con amor. Ahí van a encontrar la opinión de Teresa Parodi, cantautora y actual ministra de Cultura en Argentina. O la de Sonia Silvestre, cantautora dominicana que falleció recientemente y que era casi una hermana de Sara. O la de Chico Buarque, Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Pablo Milanés... y de tantas personas que estuvieron cerca de ella y que nos cuentan cosas jocosas y divertidas. Porque Sara era una mujer muy contenida y profunda, a veces, pero también una mujer con un altísimo respeto del sentido del humor y del amor a la vida, desde la alegría de vivir.

- ¿Qué aspectos de la vida de Sara van a descubrir lectoras y lectores –de su vida, de sus ideas– que puedan ser desconocidos?

- A Sara siempre se la ve como una cantante de la Revolución, una cantante épica. De hecho, uno de los temas que siempre ha identificado la trayectoria de la Revolución cubana, “La victoria”, es de su autoría, está dedicado a la victoria sobre el imperialismo en Playa Girón. Hay otra, que no es de su autoría, “Su nombre es Pueblo”, que la gente conoce como “Los héroes”, que se convirtió, con la voz de Sara a capella, en un himno de trincheras, en un himno de tribuna de la Plaza de la Revolución. Siempre fue muy conmovedor cuando Sara cantaba “Su nombre es Pueblo” o “La victoria” en la tribuna.

Pero no es un libro solamente sobre la vida de Sara, porque Sara fue una artista muy completa. Estudió e interpretó ópera. Fue maestra, profesora de guitarra, instrumentista. Estudió viola, que es algo que la gente no sabe. Sara no fue una mujer autodidacta, sino una artista de carrera que dirigió su vida a la trova y a la cancionística cubana. La gente va a tener una idea muy completa sobre aspectos que no se conocen de Sara explicados por ella y por amigas y amigos, y con muchas fotografías.

- ¿Y qué es “El Jardín de la Gorda”?

- Sara creó “El Jardín de la Gorda” hace más de doce años, cuando no se hablaba tan intensamente de hacer proyectos comunitarios en Cuba. Y ahora nos ha quedado la herencia de mantenerlo con la misma proyección social con que ella lo concibió. En “El Jardín de la Gorda” ni se vende nada ni se compra nada, se hace cultura, se hace arte y se le pone amor a todo lo que se hace allí. Es un patio de una residencia que está deterioradísimo. A Sara la gente le decía “la gorda Sara”. Estuviera más flaca o más gorda, era siempre “la gorda Sara”.

- Estás presentando este libro acompañado con una exposición de tu obra plástica.

- Claro. Sara y yo fuimos pareja más de 28 años. A Sara la conocí con 16 años. Fue un vínculo de mucha vida. Hicimos muchas cosas juntas, viajamos mucho juntas con el grupo. De hecho, fue muy simpático que ella me dijera en una ocasión si quería ser su representante. Le dije que yo no sabía nada de eso, y me respondió que “en Cuba nadie sabe de eso, pero tú viajas conmigo y viaja tu obra plástica conmigo también”. Durante años viajamos juntas, ella con su grupo y yo con mi obra. Y en esta ocasión no puede ser diferente. No puede ser diferente porque Sara no se ha ido, no se va, no se va a ir.

- Sara estuvo siempre muy unida al Movimiento de Solidaridad con Cuba...

- Sí. Hay en La Habana un lugar que mucha gente conoce en el mundo, que es el “Campamento de Caimito”, el campamento de las brigadas del ICAP (Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos): un lugar a donde van quienes hacen solidaridad con Cuba. Pues a esas personas las despiertan todos los días por la mañana con “La victoria”.

Eso ha hecho que Sara sea un símbolo de la solidaridad con Cuba. Y no solamente con Cuba, Sara hizo proyectos de solidaridad con Nicaragua cuando empezó a despuntar el país. Sara estuvo en Angola, ha estado en tantas partes y ha hecho tanta solidaridad...

A veces la gente dice que Sara no ha sido tan conocida como otros artistas de Cuba, o que no ha tenido una carrera comercial. No tuvo una carrera comercial porque su carrera la dedicó a la solidaridad. Lo que regalas en una esquina no lo puedes vender en la otra. Sara regaló su vida y su trabajo a la solidaridad y a los movimientos de apoyo no solamente de Cuba sino de toda América Latina. Y en este mundo es donde ella es más conocida.

- Mencionas una serie de nombres de la generación de Sara, trovadores, artistas. Para toda esa gente, ella sigue siendo un estandarte...

- Claro, porque Sara es fundadora de la Nueva Trova. Después la Nueva Trova se convirtió en un movimiento, es decir, aquello nace con Silvio, con Pablo, con Noel Nicola, Vicente Feliú, y luego se van sumando Amaury Pérez, o más tarde Marta Campos... Y aquello se convirtió en un movimiento porque se convierte en una manera de hacer y entender la cultura musical cubana.

Pero Sara siempre decía que la Trova era una sola, la Trova cubana, de principio a fin, es una sola Trova. Lo que pasa es que aquello adquirió un carácter de movimiento por una circunstancia histórica, por un momento social y político que se producía en el país vinculado al texto y la canción inteligente, a la poesía.

Entrevista: José MANZANEDA /
Transcripción/redacción: Natalia CALVO/Cubainformación

Hasta siempre Sara, en La Jiribilla

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