La pupila asombrada.- Una entrevista con el humorista cubano Alejandro García, Virulo.


Virulo: «El humor funciona como una válvula de escape» (+ Video)

Esta otra entrevista, escrita y diferente al video del programa actual de La pupila asombrada, fue publicada por el diario cubano Vanguardia el 9 de Enero de 2020.

El Encuentro de Trovadores Longina canta a Corona abrió sus puertas. Vanguardia habla con Alejandro García (Virulo), uno de los cantautores más esperados.

Laura Seco Pacheco

Vanguardia

La tía Cuca cumplió su sueño de visitar el Norte, pero quiso el destino que regresara en un ataúd de roble. Sus parientes miamenses, que siguen siendo cubanos de corazón, aprovecharon la circunstancia para enviar un paquetico libre de costo en el féretro de la anciana: las buenas piernas de jamón, lentes y dientes postizos, pantalones y pulóveres para toda la familia, y el satín para el vestido de los 15 de la niña.

La anécdota no la cuento yo, sino un tal Alejandro García Villalón, al que le dicen Virulo. Él conoce bien la historia, al igual que la de un niño caníbal que añoraba zamparse a su abuela y le pedía buenos juguetes a Santa Claus cada año. Virulo también sabe de un cubano que a ritmo de reguetón quiso conocer los placeres de la carne en Ámsterdam. Él es un latin lover  que llegó a Santa Clara en este Longina, y después del primer añejo decidió compartir su propia historia con Vanguardia.

—Una pregunta más que necesaria, ¿dónde está Virulo actualmente?

—Ahora estoy en Cuba. Mi tiempo lo divido entre mi país y México, tengo familia en ambos lugares y trato de pasar el tiempo mitad y mitad. Ahora voy a estar aquí los próximos tres o cuatro años.

—Lleva mucho tiempo viviendo y trabajando en México. ¿Es muy diferente el público mexicano del cubano?

—Lo que ocurre es que allá solo me ve un sector de público, tengo como un nicho de personas que conocen lo que hago y van a verme. Son básicamente profesionales, universitarios, gente con un nivel cultural que se comunica rápidamente con lo que hago.

«La audiencia cubana ha cambiado, según he visto a lo largo de los años. Cada vez se le hace más difícil entenderme, aunque a lo mejor soy yo quien está un poco desfasado con las cosas que digo, y exige que le hablen de sus problemas. Como humorista que soy, esperan que hable de las situaciones de Cuba, de lo que está pasando. Esto se ha convertido quizá en un lugar común dentro del humor cubano, que los trabajos humorísticos tengan una dosis de crítica. Las personas están esperando que uno llegue a decir todo lo que anda mal, y como hay muchas cosas que andan mal…

«Y mi trabajo no propone eso justamente, sino hablar un poco de todo y situar, a mi juicio, las cosas en el lugar donde deben estar. Si bien es justo criticar los problemas, lo es también reconocer lo que ha hecho Cuba. Entonces, no puede ser un trabajo hipercrítico, que es lo que desgraciadamente está pasando con el humor.

«La gente necesita saber que Cuba es un muy buen lugar donde vivir, con beneficios que no se aprecian por tenerlos tan a la mano. Por eso me alegro mucho cuando los cubanos viajan, ven el mundo y conocen otra realidad.

«Todo esto me hace pensar que el público cubano se ha quedado falto de información, o solo con una muy regional, de sus propios problemas, y no se habla de lo que sucede a nivel global. Ahí es donde noto la gran diferencia entre ambos públicos».

—Menciona que sus seguidores esperan canciones que hablen de su realidad, de sus dificultades, y en este caso, ¿cuán serio es el humor?

—Tenía un gran amigo venezolano que decía que los humoristas somos gente que trata de hablar en serio, pero los demás se ríen. Y creo que detrás del humorismo, que no es lo mismo que la comicidad, siempre hay una persona que está tratando de hablar en serio, pero tiene una forma de comunicarse que causa gracia.

—Su humor resulta muy fácil de identificar, muy característico. ¿Cómo lo crea? ¿Se pone límites?

—Sencillamente trato de ser honesto conmigo mismo. Lo más importante, estar satisfecho con lo que uno hace. La complacencia nunca lleva por un buen camino ni tratar de complacer tampoco; ello te puede ir alejando de tu esencia, de lo que quieres decir. Lo primero es tener algo que decir, lo segundo, decirlo. No temer expresar lo que estás pensando.

—Posee temas que pueden ser polémicos o malinterpretados dentro y fuera de nuestro país, como Cuba sí, yanquis ¿qué?, El entierro de la tía Cuca o Donald Trump. ¿Alguna vez ha sufrido la censura o la autocensura por alguna de estas canciones u otras?

—Bueno, la gente se puede espantar algunas veces. Esas son tres canciones que siempre toco, junto a otras que son relatos de lo que ha ido sucediendo en Cuba. Tenemos siempre una versión muy oficialista de la historia, pero necesitamos la otra. Eso es lo que yo intento contar y cantar en mis canciones.

«Por ejemplo, en el caso de Donald Trump no entiendo cómo un personaje tan nefasto no ha sido agarrado por los humoristas de este país, pues es demasiado fácil para hacer humor sobre él.

«Mis canciones son revolucionarias y no reaccionarias, y hablan de la realidad. Cuba sí, yanquis ¿qué? se me ocurrió cuando llegué a México después que se restablecieron las relaciones, y le pregunté a un taxista qué opinaba al respecto y me dijo: “Bueno, cuando estén más contentos y más tranquilos se la van a clavar”. Y así pasó. Fue una crónica de una muerte anunciada. Y así quise transmitirlo».

—¿Cuánto puede aportar el humor a la relatoría sobre nuestro país?

—El humor funciona como una válvula de escape. Si logro reírme de algo, entonces no es tan grave, le quito dramatismo. Además, ayuda a abrir reflexiones sobre la vida, sobre el desarrollo del país, sobre todos los temas. El humor desenmascara falsas posiciones.

«No estoy a favor de las conclusiones absolutas, todo tiene distintos puntos de vista. Hay que hablar de una manera incluyente».

—Es fundador de la Nueva Trova, pero siguió el camino del humor, que en mi opinión resulta más difícil, aunque es más subvalorado. ¿Por qué?

—Creo que al humor siempre se le subvalora porque se le tiene miedo, pues es muy poderoso. Mi querida amiga Sara González siempre se estuvo debatiendo entre lo cómico y sus canciones más serias. Ella era una humorista extraordinaria, pero le aconsejaban no adentrarse en el humor, pues eso degradaba su imagen de «cantante combatiente». A lo humorístico se le resta importancia.

«Hacer humor siempre me ha resultado difícil, pues me he visto subvalorado por mis compañeros, mis amigos, incluso, cuando digan lo contrario. Lo ven como un arte menor y no lo es. El humorista siempre sale al escenario a jugársela, porque si la gente no se ríe, es un fracaso absoluto. Tienes que lograr la carcajada con tus reflexiones y tu punto de vista, aunque no estén de acuerdo.

«Pero fue lo que me gustó. Yo, mientras más encabronado estaba con una situación, más cómica me salía la canción y más se reía la gente. Creo que también fue lo que me tocó».

—Pero también tiene canciones muy serias, románticas, que casi no se conocen…

—Compuse una canción que en México se hizo muy popular, y tengo que tocarla más aquí para que se conozca: El colibrí. Es la historia de un colibrí alérgico a las flores que se tiene que mudar a la ciudad, donde se deprime mucho hasta que se va a vivir a una biblioteca. Ahí aprende a leer, y va polinizando los libros y mezclando los conocimientos de la humanidad.

«A esta canción le tengo mucho cariño porque ha trascendido no solo en México, sino también en Estados Unidos, donde recientemente se lanzó un libro infantil que ilustra la historia. Sin embargo, en Cuba casi no se conoce; la he tocado en varias ocasiones, pero las emisoras prefieren mis canciones humorísticas. Siempre predomina el Virulo cómico.

—¿Cuánto ha cambiado Virulo desde sus comienzos? ¿Es más serio y más reflexivo?

—Sí, creo que he cambiado. Soy más reflexivo, aunque no más serio. He trabajado conmigo mismo en los últimos años. Ahora mis canciones son más para mí y menos para otros artistas, pero sigo viendo el mundo con ojos de humorista, y cada vez veo más cosas cómicas que pasan.

«Me he dado cuenta de que la realidad supera la ficción: no hay humorista que pueda hacer un chiste mejor que los que hace la propia vida. Sé que he cambiado, aunque por suerte no tanto».

Cuba
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