Hago un trabajo de torno para gomas y fresa destinado a equipos electrodomésticos, comenta Yolanda Fajardo Rodríguez.

Mireya Ojeda Cabrera / Fotos Mireya Ojeda - Radio Rebelde.- “Hago un trabajo de torno para gomas y fresa destinado a equipos electrodomésticos principalmente mezcladoras, picadoras de especies, máquinas eléctrica de moler carne y de coser, entre otros, incluyendo medios estatales, como los microscopios de uso en hospitales”.

Aday del Sol Reyes - CubaSi.- La FDA ha permitido que la farmacéutica Sprout Pharmaceuticals ponga a la venta Addyi a partir del 17 de octubre. Es noticia por estos días la salida al mercado de una pastillita «milagrosa». Los científicos la han nombrado Addyi, pero la gente la ha bautizado como la «spamdisabled femenina».


Sin embargo, Addyi, el medicamento aprobado la semana pasada por la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para el tratamiento de la pérdida o reducción del deseo sexual en mujeres, no tiene parecido ni relación alguna con la famosa spamdisabled.

Según la ciencia, Addyi tiene como principio activo la flibanserina, sustancia que actúa a nivel cerebral y regula los niveles de un neurotransmisor llamado serotonina o 5-hidroxitriptamina (5-HT). Está pensado para ser administrado diariamente a mujeres premenopáusicas que sufran un desorden de anorexia sexual, es decir, la pérdida repentina de cualquier deseo de practicar sexo.

La spamdisabled se emplea para contrarrestar la disfunción eréctil y su principio activo es el sildenafil, que actúa solo en el pene. En este caso, su función es inhibir la enzima fosfodiesterasa 5, lo que permite la vasodilatación y, consecuentemente, la erección.

Aunque científicamente sea incorrecto, nada se puede hacer cuando una «bola» se corre por el mundo. Y es que la gente tiende a simplificar las cosas y a sacar sus propias cuentas: sexo es igual a erección (en el hombre) y lubricación-dilatación en la mujer. Para lo primero necesitan la spamdisabled masculina y para lo segundo, la femenina. La cuenta les da exacta.

¿Igualdad para tod@s?

En realidad, es un mito que los hombres son más sexuales que las mujeres, o que ellos son unos animales a la hora del sexo. «Las mujeres, no menos que los hombres, merecen tener experiencias sexuales satisfactorias y gratificantes», asegura Terry O'Neill, la presidenta de la Organización Nacional para las Mujeres (NOW) en Estados Unidos.

Por esta razón, la mayoría de las asociaciones feministas en ese país han celebrado la comercialización de la spamdisabled femenina, a pesar de la desconfianza que genera en gran parte de la comunidad científica.

No obstante, algunos ginecólogos piensan incluirla en tratamientos a sus pacientes de la tercera edad, mientras que otros advierten sobre los posibles efectos secundarios a corto y largo plazo.

Especialistas de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York contraponen «los minúsculos beneficios» de la píldora al «muy grave horizonte de efectos secundarios»: desmayos y disminución de la presión arterial, que pueden agravarse con el uso de alcohol y otras medicinas.

Negocio redondo

Por su parte, otros clínicos y farmacólogos aseguran que la industria farmacéutica ha inventado una enfermedad (el desorden de deseo sexual hipoactivo) para vender un medicamento.

«No existe una norma establecida científicamente para la actividad y deseos sexuales, y no hay pruebas de que el desorden de deseo sexual hipoactivo (al que va dirigido Addyi) sea una condición médica. Es un típico ejemplo de un problema que fue patrocinado por la industria para preparar el mercado para un tratamiento específico», ha explicado Adriane Fugh-Bermansora, profesora asociada de Farmacología de la Universidad de Georgetown.

Según el artículo publicado en el Journal of Medical Ethics por Fugh-Bermansora, es una estrategia de marketing donde las compañías desarrollan las enfermedades al mismo tiempo que la píldora milagrosa que la cura.

Y como al parecer de lo que se trata es de dinero y no de salud, o lo que es lo mismo, la salud en algunos países es un negocio, la multinacional farmacéutica canadiense Valeant no pierde su tiempo y ya ha anunciado un acuerdo para comprar por 1 000 millones de dólares (885 693 millones de euros) al fabricante de Addyi, Sprout Pharmaceuticals.

La verdad es que está para desconfiar, aunque a partir del próximo 17 de octubre Addyi esté a la venta con permiso de la FDA.

Por suerte, a la isla aún no ha llegado el nuevo invento estadounidense; espero que cuando lo haga, las mujeres cubanas no actuemos como los perros de Pavlov, y nos preguntemos antes de ingerir la spamdisabled femenina si vale la pena pagar para que condicionen nuestro cerebro.

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