Red Semlac.- En la emblemática calle Prado, en la capital cubana, una chica con un pulóver blanco y un letrero que reza "Mi pareja es trans masculino y soy muy feliz" sonríe mientras baila. "Amo a las personas y este es un acto de amor. Todos somos seres humanos y eso es suficiente para que tengamos los mismos derechos", dice a SEMlac unos minutos después.


 

El sábado 27 de octubre, se juntaron en Prado personas de todas las edades. La artesanía y la pintura dominaron el trayecto hasta el Malecón habanero, donde algo singular hizo detener el paso de los transeúntes.

Se bailó y ondearon al viento banderas multicolores. Desde los balcones asomaron las personas, celulares en mano. No era un baile cualquiera, sino la respuesta a la convocatoria del proyecto Abriendo Brechas de Colores LGBTI, un grupo de activistas que busca generar espacios de diálogo entre los discursos religiosos y sociales en torno a los derechos de las mujeres y de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales. El propósito era defender el amor, la alegría, lo justo.

Se trata de un acto de reafirmación del activismo a favor de que el proyecto de Constitución que actualmente se somete a consulta popular destierre la discriminación por orientación social e identidad de género e incluya el matrimonio como la unión entre dos personas como puerta al matrimonio igualitario y otros derechos de la población LGBTI.

También es una iniciativa que se opone al discurso de algunas iglesias en el país que, públicamente, se han expresado en contra de las actuales propuestas de modificación de la Carta Magna, por ir en contra de la llamada familia tradicional.

Mediante carteles que ponderan "el diseño original de la familia como Dios la creó (hombre, mujer, hijo)", varios sectores religiosos incentivan desde hace meses el rechazo masivo al texto constitucional, de no ser modificado el polémico artículo 68 del proyecto de Carta Magna, el cual abre la posibilidad a que dos personas con aptitud legal para ello contraigan matrimonio.

La respuesta en las redes ha sido contundente con mensajes que apoyan "un diseño original de las familias cubanas", abiertamente inclusivo.

Por las redes sociales se había dado a conocer también la invitación del proyecto Abriendo Brechas de Colores a "sacar tus besos del clóset", a mostrar "con orgullo sus identidades" y a compartir con felicidad que "Cuba avanza en el camino de la justicia".

Esta convocatoria, lanzada para los últimos sábados de cada mes en este 2018 ((27 de octubre, 24 de noviembre y 29 de diciembre), cita a las personas interesada a la intersección de Prado y Malecón, en la capital cubana, entre las 15:00 y 17:00 horas.

La besada se hizo, finalmente, pese a una sorpresiva declaración que, en la página de Facebook de Abriendo Brechas de Colores, anunciaba apenas un día antes, en la tarde del viernes 26 de octubre, la suspensión de la besada, bajo el título "Lo que pudo ser el Besuqueo y por qué lo cancelamos".

"Conociendo los mecanismos que existen en nuestro país para el uso del espacio público, apelamos a las solicitudes requeridas, pero el final de ese camino es esta nota en la que debemos informar, con profunda tristeza, que decidimos cancelar el Besuqueo", señala el texto, que reconoció la amplia acogida que había tenido la iniciativa.

"Sin embargo, tampoco previmos que una iniciativa motivada por el orgullo de ver a Cuba avanzando en materia de derechos humanos, así como la determinación de combatir las ideas que el fundamentalismo religioso está esparciendo en contra de ese cambio justo y necesario, pudiera chocar contra tantas puertas cerradas como sucedió hasta ahora", expresó la nota.

Asimismo, el texto recordó que cuando se cambió el punto de encuentro para Prado y Malecón, inicialmente fijado frente a la iglesia de 25 y K, en el Vedado capitalino, el proyecto declaró que "no queríamos que usaran nuestra acción como una excusa para desatar la violencia a la que los líderes religiosos de algunas denominaciones han llamado en sus predicaciones desde el inicio de la consulta popular".

"Ahora declaramos que tampoco queremos que nuestra acción sea vista como una provocación hacia el mismo proyecto que intentamos impulsar, solo porque existen algunas personas que no comprenden el espíritu de colaboración y unidad que guía cada paso que damos en este empeño por abrir brechas de colores".

De inmediato, esa declaración provocó la reacción de activistas, quienes alegaron que "para besarse no hay que pedir permiso", denunciaron que hechos como este demuestran que "la homofobia en Cuba es estructural" y exigieron "todos los derechos para todas las familias".

"Las Revoluciones no se hacen pidiendo permiso", suscribió en FB el activista Yadiel Cepero. "El principal enemigo del Proyecto de Constitución de la República no es el artículo 68. Es el fundamentalismo religioso unido a los prejuicios que aún persisten en la sociedad cubana", apuntó.

Días atrás la presidenta de la Liga Evangélica de Cuba, Alida León, y el reverendo Moisés de Prada, presidente de la Iglesia Asambleas de Dios, declararon a medios internacionales de prensa que buscan reunir 500.000 firmas entre sus fieles, contra el referido artículo.

Anteriormente, ya había circulado una carta de las Iglesias Cristianas de la isla en contra de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, en tanto la Iglesia Católica también ha mostrado su rechazo al artículo 68.

En tanto, otras instituciones ecuménicas han hecho públicas sus declaraciones de apoyo a la Comunidad LGTBIQ, como la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba.

Esta se definen como "una comunidad transformadora que exige, proclama y hace justicia en el mundo, desarrollando estrategias de acciones que promuevan el respeto, la igualdad, el amor y la dignidad del ser humano y en especial la de las personas más vulnerables, considerando que la diversidad en cuanto a género, razas, credos, religión, cultura, orientación sexual e identidad de género y la libertad de expresarla es un don divino y un derecho humano fundamental".

Esa misma postura es asumida por otras organizaciones de la sociedad civil de corte ecuménico, como el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba, con sede en la ciudad de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, a 150 kilómetros al este de La Habana, y el Centro Memorial Martin Luther King, en la capital cubana.

La del pasado sábado 27 no es la primera besada convocada desde el activismo LGBTI, que hace varios años ha celebrado acciones similares para celebrar el Día del Orgullo Gay, que cada junio rinde homenaje a los sucesos de Stonewall Inn, un bar gay de Nueva York, Estados Unidos donde se iniciaron acciones y protestas en 1969 contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

Pero el sábado último, mientras la música sonaba, más ciudadanos se sumaron a defender, con abrazos y besos, un derecho que no debería ser cuestionado.

"Todas las personas somos iguales", dice Lázara Rodríguez, quien en medio de la alegría de la tarde se unió para gritar "¡Cuba, Cuba!". "Yo soy heterosexual, pero estoy en contra de la homofobia. En este país hay muchos jóvenes que sufren porque sus padres los discriminan por sus preferencias sexuales, cuando deberían apoyarlos. Estoy aquí por ellos, por mi hijo", dijo.

El día antes, viernes 26 de octubre, la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes) expresó su apoyo a las familias del mismo sexo y a la formulación en el texto constitucional del artículo 68.

"Afirmamos que no existen razones de índole clínica, psicológica o social para aducir negativas a la conformación de las familias homopaternales y homomaternales", sostiene el proyecto de declaración de Socumes, que será publicado próximamente.

El texto asegura, además, que "tampoco aparecen argumentos de ningún tipo sobre la base de los cuales pudiera legitimarse una negación para la crianza de hijos e hijas por parte de las parejas de igual género, y que la ausencia de los roles materno y paterno tradicionalmente concebidos no puede ser considerada como argumento para tal negación".

Con esta declaración, Socumes se convierte en la primera asociación civil cubana en manifestarse en torno al tema, y al hacerlo exhortaron a los otros colegas a seguir ese camino.

Es responsabilidad del Estado y el gobierno, y toda la sociedad, "proveer a las familias homopaternales y homomaternales de las garantías jurídicas y de un ambiente social inclusivo, que alienten las mejores condiciones para el desarrollo integral de sus miembros", afirma el citado texto.

"Lo importante son los valores de la persona, si es buen trabajador, si tiene buenos sentimientos… Las preferencias sexuales de cada quien son su asunto", dice convencida Míriam, una mujer de mediana edad que no fue a la besada por la convocatoria, sino interesada porque en ese sitio de Prado se reúnen quienes venden o compran casas, y quienes permutan.

"Creo que lo más natural es que se les permita casarse. La familia es estabilidad y es más honesto que estar escondidos", considera.

Al baile le siguieron en el Prado los abrazos, los besos, la risa, los carteles que anuncian alto y claro que el "68 va". Y fotos, muchas fotos donde la bandera multicolor está junto a la cubana de la estrella solitaria; donde el nombre de Cuba, que brota de los labios, se expresa también en la imagen de su diversidad.

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