Sara Más - Red Semlac.- La violencia por motivos de género afecta también de forma particular a las juventudes, reconocen especialistas en Cuba durante Jornada por la No Violencia. Aunque casi siempre se alude a mujeres y niñas como objeto principal del maltrato machista, la violencia por motivos de género afecta también de forma particular a las juventudes, reconocen especialistas en Cuba.


 

"La violencia juvenil es un problema mundial de salud, que incluye una serie de actos que van desde la intimidación y las riñas al homicidio, pasando por agresiones sexuales y físicas más graves", precisó la psiquiatra Ada Alfonso al intervenir en el coloquio "Juventudes y violencia de género como problema de salud y de derechos".

Realizado el 30 de noviembre, el encuentro fue convocado por la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes) y el Centro Oscar Arnulfo Romero, como parte de la Jornada Cubana por la No Violencia contra las Mujeres y las Niñas.

Cada año se cometen en todo el mundo 200.000 homicidios entre jóvenes de 10 a 29 años, lo que supone 43 por ciento del total mundial anual de homicidios, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud citados por Alfonso.

Las estadísticas señalan que por cada joven asesinado, muchos otros sufren lesiones que requieren tratamiento hospitalario y que a menudo perduran toda la vida, con repercusión en el funcionamiento físico, psicológico y social.

De acuerdo con un estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y violencia doméstica, entre tres por ciento y 24 por ciento de las mujeres declaran que su primera experiencia sexual fue forzada.

Para Grisell Rodríguez, del Fondo de Población de Naciones Unidas en Cuba, es todo un desafío particularizar la atención a la población adolescente y joven, por su papel social, en especial a niñas, jóvenes y adolescentes.

En el panorama demográfico cubano, varios indicadores motivan la preocupación de especialistas. En la población adolescente, por ejemplo, la primera causa de muerte son los accidentes --que es un motivo violento--, seguidos por los tumores malignos. Luego reaparecen otras causas violentas como las agresiones y las lesiones autoinflingidas, en el tercer y cuarto lugar, respectivamente.

Otros eventos relativos a la violencia machista pueden estar ocurriendo detrás de elevados niveles de embarazo y fecundidad en la adolescencia, la frecuente recurrencia al aborto y la incidencia de infecciones de transmisión sexual.

También tras las uniones tempranas, el inicio de relaciones sexuales sin negociación y en condiciones de desprotección, la discontinuidad en la anticoncepción y el bajo uso de la doble protección, alertó la experta.

Datos oficiales citados por Rodríguez indican que en Cuba, cada año, se convierten en madres alrededor de 400 menores de 15 años y 17.000 de 15 a 19 años. De estas últimas, 25 por ciento tiene hijos de padres entre 25 y 29 años. Entre las menores de 15 años, 25 por ciento tiene descendencia con padres de 25 años y más.

Otro asunto que demanda atención es el matrimonio de niñas de 14 años. En 2017 lo hicieron 45 de ellas y el 30 por ciento fue con hombres de 25 años y más.

"Pese a los altos niveles de inclusión femenina en la vida social, la educación, el empleo y otras esferas de desarrollo, prevalecen estereotipos y prejuicios sexistas que reproducen relaciones de poder masculinas e invisibilizan formas de violencia presentes en las juventudes", advirtió María Isabel Domínguez, Coordinadora del Grupo de Estudios sobre Juventudes del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

Domínguez integró el equipo que, junto a Oxfam y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), estudió los imaginarios que sostienen la violencia machista entre jóvenes en varios países de la región, incluido Cuba.

Si bien rechazaron en mayoría las formas más visibles de violencias contra las mujeres, como las físicas y psicológicas, y reconocieron su igualdad de derechos en ámbitos públicos y privados, los hombres jóvenes evidenciaron el arraigo del control y el ejercicio del poder, comentó Domínguez.

"El conocimiento que tienen los y las adolescentes acerca de la violencia es bajo y básicamente se estructura tomando en cuenta las manifestaciones físicas del fenómeno, lo que limita su percepción", valoró por su parte Teresa Viera Hernández, directora del Centro de Estudio sobre la Juventud.

La investigadora llamó la atención acerca de la situación que viven hijas e hijos como espectadores de la violencia, a partir de investigaciones con conductas desviadas, adolescentes, estudiantes y jóvenes entre 13 y 27 años.

"La violencia física, psíquica y sexual se produce sistemáticamente en presencia de los hijos de varias entrevistadas. Producto de los conflictos familiares algunos han resultado heridos, otros asisten a consultas psiquiátricas y presentan, además, dificultades en el aprendizaje y problemas de agresividad", comentó.

Entre otros hallazgos, Viera Hernández señaló que la subordinación aprendida es el trasfondo de todos aquellos criterios que tienden a justificar el abuso contra ellas, pues consideran que han transgredido las funciones que socialmente les han sido asignadas.

Uno de los grandes retos es poder transformar los imaginarios que sostienen la violencia machista, aún muy presentes en la población joven. "Para ello es necesario acercar a las juventudes a estos temas y al debate", remarcó la psicóloga Yohanka Valdés.

La especialista de OAR explicó que la concepción de Evoluciona, la actual campaña contra la violencia que acaba de estrenarse y se extenderá hasta 2022, es parte de esos esfuerzos.

"Ha sido un proceso metodológico que nos hizo focalizar el grupo meta y estudiar dónde está la potencialidad para el cambio", sostuvo al referirse a la campaña que promueve OAR en todo el país.

Partidaria de legitimar los conceptos para dialogar con las juventudes, Valdés apuesta porque los jóvenes se involucren y sean protagonistas.

También aboga por el fortalecimiento de capacidades y la formación de actores diversos, por establecer alianzas estratégicas, conectar las investigaciones con los medios de comunicación.

"Debemos fortalecer capacidades en las juventudes en diálogo con la academia, las organizaciones y la sociedad civil", insistió.

Durante la jornada fueron reconocidas con el Premio ÚNETE al Compromiso con la Igualdad y la No Violencia de Género, que otorga Naciones Unidas en Cuba, la psiquiatra Ada Alfonso, del Cenesex, y Zulema Hidalgo, de OAR, por sus años de esfuerzos y aportes a la prevención, estudio y atención de la violencia de género en Cuba

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