Lisandra Chaveco - Revista Mujeres.- El ejercicio de una comunicación inclusiva capaz de visibilizar la diversidad que caracteriza a la sociedad cubana actual es una labor que trasciende la subjetividad de quienes construyen la información, y pasa también por los conocimientos y la sensibilización de redactores, editores, fotógrafos y periodistas.


Pero este es solo uno de los desafíos latentes cuando de hacer periodismo incluyente se trata, reconocieron integrantes del panel “Claves para una comunicación inclusiva”, que sesionó el pasado 19 de mayo, en el marco de las 14 Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.

En la mesa, moderada por la periodista Tamara Rendón Portelles y trasmitida en directo desde la Página de Facebook del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), profesionales de diferentes medios cubanos intercambiaron sobre las realidades, retos, avances y retrocesos en la gestión de la comunicación como herramienta para el cambio de imaginarios sociales sexistas y discriminatorios.

Desafíos a la vista

Para la Dra. Dixie Edith Trinquete otro de los retos fundamentales tiene su raíz en el propio concepto de comunicación inclusiva que recogen muchos de los manuales de comunicación existentes, en los que dicha construcción se asocia estrictamente a la visibilización de las mujeres.

“Existe todo un ámbito de la diversidad que no está reconocido todavía, ni siquiera en la definición de comunicación inclusiva más arraigada, ni siquiera en las maneras en las que muchas veces se explica el concepto” aseveró.

A su juicio, “la comunicación para que sea inclusiva tiene que ir mucho más allá de la simple visibilización de las mujeres en los medios de prensa. Tiene que reflejar a las personas con orientaciones e identidades de género diferentes, y también a las personas que tienen capacidades diferentes”.

En este sentido, Tamara Rendón apuntó que todavía subsisten muchas barreras para la integración social de las personas LGTBIQ+, tanto en el espacio laboral, educativo, como en la comunidad e incluso en el hogar o  con relación al acceso a servicios como la reproducción asistida.

Por tanto, el ejercicio de un periodismo incluyente, capaz de develar las inequidades de género, debe llevar también una fuerte voluntad de cambiar esos presupuestos y deconstruir los prejuicios y estereotipos que desde la cotidianeidad aún se validan.

Así lo asume la periodista Arletis Saragoza desde su quehacer en Radio SG Holguín. Para ella la comunicación inclusiva tiene que ir más allá de la selección de vocales, del “niñas y niños” o “niñes”, tiene que dejar de atribuir a las mujeres las actividades domésticas y de cuidado y de colocar siempre a los hombres en espacios públicos, tiene que romper esquemas, trascender la reproducción acrítica de patrones tradicionales de género y visibilizar realidades diversas.

     

                           

Desaprender para aprender

Sin embargo, asumir el reto de hacer un periodismo con perspectiva de género requiere  preparación y actualización constante, pues hemos crecido en un sistema que sigue siendo machista y patriarcal a pesar de todos los avances y deshacerse de esa cultura hegemónica que traemos incorporada no es un proceso fácil, aseguró la periodista Ania Terrero.

“Incluso quienes ya tenemos un camino recorrido desde la sensibilización, incurrimos en la reproducción de estereotipos y frases construidas que son discriminatorias, por tanto, la formación de capacidades es una batalla de todos los días, argumentó la reportera a partir de su experiencia como redactora de la columna Letras de Género de Cubadebate.

No obstante, aunque cada vez hay más periodistas y profesionales de la comunicación que se capacitan en estos temas, quienes dirigen los medios siguen estando ausentes de los espacios de formación, alegó Trinquete.

“De manera que las personas egresadas de esos escenarios de formación llegan a los medios donde laboran y se encuentran con la barrera de quienes revisan, corrigen los trabajos de prensa, de quienes dirigen los procesos de comunicación”, explicó.

De acuerdo con la también especialista del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, otro de las brechas que atentan contra la práctica de una comunicación inclusiva en nuestros medios tiene mucho que ver con las rutinas productivas.

“Nosotros vivimos en un escenario periodístico que no está  pensado desde la inclusión ni desde los enfoques de género, donde la referencia fundamental de cualquier manual de estilo en un medio de prensa hoy es el diccionario de la Real Academia, y como sabemos, sus normas son machistas y reproducen estereotipos”, precisó.

Muy asociado a los valores noticia y a las rutinas productivas está el tratamiento de los temas de género y la violencia de género, tópicos que aunque hemos podido comprobar que están mucho más presentes en las agendas de los medios, todavía se siguen reflejando de manera puntual, sobre todo asociados a coberturas y sin un abordaje sistemático, a largo plazo y en profundidad, agregó la también Comunity Manager y activista de la Campaña Cubana por la No Violencia hacia las mujeres y las niñas “Evoluciona”, Arletis Saragoza.

 Ania Terrero, por su parte, reconoce que la inclusión de estos temas en la agenda mediática si bien representa un avance, impone a su vez nuevos desafíos. “El reto ahora es que sean correctamente abordados, no de forma superficial, sin estadísticas o sin la debida preparación”, subrayó.

Desde su punto de vista, para lograr este objetivo resulta fundamental la sensibilización y capacitación de la mayor cantidad posible de profesionales en los medios. Y aunque no se capacite a todo el personal, si son necesarias políticas y normas de estilo que potencien el ejercicio de una comunicación inclusiva, que formen parte de la línea editorial al interior de los medios.

Oportunidades para el cambio

El escenario social, político y gubernamental cubano sigue abriendo puertas a favor de la inclusión. De acuerdo con la Dra. Dixie Edith estamos viviendo un momento de gran oportunidad, no solo porque existen campañas como Evoluciona que han colocado y legitimado el tema desde las redes sociales y en otros escenarios, sino porque empiezan a aparecer personas críticas dentro de los medios con relación a la comunicación inclusiva y sobre los enfoques de género en general.

Por otro lado, “tenemos el recién aprobado Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, que nació con un componente de comunicación explícito en su letra y que contiene una serie de acciones y objetivos a desarrollar en ese sentido. Unido a ello, a nivel de políticas de desarrollo del país, desde los entornos gubernamentales y el propio discurso del Presidente Díaz-Canel existe un reconocimiento del papel de la comunicación y su importancia para el desarrollo de cualquier programa ya sea de tipo económico o social, lo que constituye una ventana que debemos aprovechar y capitalizar quienes trabajamos estos temas desde los medios de comunicación”, resaltó.

Para la comunicadora, otro avance significativo en este sentido es el pronunciamiento de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), durante el más reciente evento Iberoamericano de Género y Comunicación, donde el gremio se declaró como una organización feminista. Y ahora mismo, al interior de la organización se está tratando de operacionalizar dicha declaración, de traducirla en políticas específicas que permitan ir introduciendo de manera transversal los enfoques en el quehacer de nuestros medios.

No obstante, en opinión de la experta la realidad indica que las normas de edición y redacción de los medios cubanos no deben cambiar en el corto plazo, de manera que fuera de las redes sociales el uso en el lenguaje escrito la “x”, la “e” o el signo @ para denotar o buscar inclusión difícilmente será permitida.

“Por tanto, la tarea es buscar esas otras fórmulas posibles. El desafío es cambiar el espíritu de la comunicación primero, para luego cambiar la forma, implica cuando entrevistamos a una mujer, no hacerle las mismas preguntas de siempre, esas que nunca se les hacen a los hombres, como la clásica de cómo te las arreglas para ser tan exitosa si además tienes que atender a tus bebes. El reto es  comprender que el tema del lenguaje inclusivo es mucho más que las palabras”, subrayó.

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