Gabriela Orihuela - Revista Muchacha.- El activismo social se ha convertido en cimera para el logro del cambio; resulta una especie de carta que conjuga educación, fuerza, trabajo, esperanza, paciencia, trabas, ingenio y mucho, mucho tiempo. No obstante, nada de los inconvenientes que pueda presentar frena el ímpetu de personas comprometidas con su quehacer, con sus ideas; tal es el caso de la joven venezolana, Lana Gabriela Vielma Mendoza.


«Desde que nací conozco del feminismo. Vengo de un hogar liderado por una mujer maravillosa, que nunca dependió de la tutela de nadie, que siempre supo enfrentar todos los problemas con dignidad y actitud. Y ese fue el ejemplo que me llevó a asumir un espíritu de rebeldía, de intolerancia hacia los abusos y hacia las pocas condiciones de las mujeres y, por ende, enfrentarme a ello».

En la medida que Lana crecía, lo hacían también sus pensamientos de justicia, de igualdad y equidad, su convicción y deseos de reivindicar a la mujer venezolana. «Con el pasar de los años iba participando en talleres, conferencias y me percaté que tenemos bases teóricas que explican, más allá de la visión del mundo, todas estas contrariedades que tenemos, de dónde viene esto y por qué se da. Ahí comencé a entender que soy feminista y no, sencillamente, una reaccionaria».

Sabe, al igual que muchas otras personas, que después de «que te pones estos lentes, no ves el mundo de igual manera». Y sí, Lana tiene razón. Todo empieza a cambiar cuando te colocas los lentes violetas: la violencia yace más clara, esa que existe bajo nuestras narices y se esconde en los pequeños detalles, una violencia simbólica; el sentido de las frases cambia y aparecen los cuestionamientos razonables y los que se guían por el simple hecho del sentir; cada acto promueve el análisis y la reflexión.

En Venezuela, en la comunidad conocida como El Maizal, Lana promueve el feminismo comunal y popular. «Nuestro espacio de construcción política e ideológica es la comuna, este es el espacio donde vamos a “parir” al socialismo».

«Nosotras creemos que si estamos haciendo vida activa en este proyecto ningún área se puede escapar de este ideal. Hemos abarcado, también, distintos espacios de la vida y del desarrollo de nuestras mujeres como, por ejemplo: la salud — vista desde la salud integral — ; vemos, además, el tema de la economía feminista porque sabemos que sin independencia económica nosotras no podemos pensar en la liberación. [1] Otra bandera nuestra es la erradicación de la violencia, no podemos decir que hemos logrado este objetivo porque es mucho más amplio y complejo de lo que podamos creer, pero sí se han dado pasos grandes a través de las instancias encargadas de solucionar y mediar ante esto, pero, asimismo, ha sido de ayuda la formación, el acompañamiento, la sororidad y le seguimiento a los casos de violencia que hemos realizado».

Un lugar importante ocupan los y las jóvenes dentro de la comuna; «muchas de nuestras unidades de producción son dirigidas por muchachos y muchachas que se encuentran a la vanguardia en el proceso. De igual manera, tenemos otros espacios donde la juventud está presente, dígase en los comités locales de “Mujeres e igualdad de género” que ocurren en cada Concejo Comunal — cada comuna está conformada por disímiles concejos comunales, estos están integrados por distintas vocerías — ».

Las vocerías forman los comités, en el caso particular que Lana expuso, las vocerías de “Mujeres e igualdad de género” deben crear el comité con el mismo nombre. «Los comités son los que deben promover acciones concretas en la comunidad» [2]

Asimismo, la comuna El Maizal cuenta con el Instituto de la Mujer, «ahí tenemos una compañera que ha creado diversos espacios para tratar y solucionar determinados problemas que afectan a la mujer; el área de la salud ha sido el más fortalecido y donde recibimos mayor apoyo y participación de personas jóvenes».

Lana se enorgullece al saber que cada día crece el número de mujeres que conocen aproximan al movimiento feminista de Simón Planas, perteneciente al estado Lara, y que han comenzado a interesarse por estos temas e, incluso, se acercan a los debates.

Si bien es cierto que Lana Gabriela no cuenta con una amplia experiencia, también es digno de reconocer en primer lugar, sus ganas de hacer y transformar el presente y el futuro de su localidad — pasos pequeños que son enormes — ; en segundo lugar, sus conocimientos relacionados con el feminismo, la economía feminista y el papel que ha de tener la mujer dentro de la transformación social. Lana es joven, sí, y eso jamás ha de ser impedimento para quienes libran grandes batallas.

«Reconozco que hemos hecho muchísimas cosas, sin embargo, nos faltan otras tantas para liberarnos».

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