Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Un buen referente para abordar el asunto que propongo en esta ocasión, lo encontramos en El cuadro, columna vertebral de la revolución, pequeño-magistral escrito rubricado por Ernesto Guevara de la Serna y publicado en Septiembre 1962. Trátase de un título del mismo Guerrillero Heroico que fue Galeno de profesión y, por tanto, toda una autoridad para el símil que encierra. A modo de adelanto, significó que en las Lecciones de Che Guevara que redacté en Junio de 2008 al calor de las ocho décadas del argentino-cubano partí, precisamente, del título citado. Nada de extraño encierra que lo retome ahora.


Quien devino paradigma de generaciones y generaciones de revolucionarios/as en cualquier latitud, básicamente en Cuba, en El cuadro…, entre otras enseñanzas de sumo interés, expone: “[…] Para desarrollarlo hay que empezar por establecer el principio selectivo en la masa, es allí donde hay que buscar las personalidades nacientes, probadas en el sacrificio o que empiezan ahora a mostrar sus inquietudes, y llevarlas a escuelas especiales, o, en su defecto a cargos de mayor responsabilidad que lo prueben en el trabajo práctico”; y más adelante, agrega la idea de la necesidad de contar con compañeros/as “probados en el fuego, probados en las condiciones más duras de la lucha y de una fidelidad a toda prueba hacia el régimen revolucionario, a cuyo nacimiento y desarrollo están íntimamente unidos” —las negritas son mías.

Pienso que ese postulado guevariano tiene que ser cada vez más un Principio de nuestro Partido Comunista de Cuba (PCC —Partido dirigente) y un aval de cara a la necesidad de perfeccionar esta vanguardia ideo-política; amén de uno de los por cuanto he venido insistiendo desde el comienzo del año pasado en la convicción de que Los Cinco han de tener —indispensable preparación, aparte— responsabilidades claves en el propio Partido y/o en el Gobierno en el marco de la denominada actualización del  que construimos la inmensa mayoría de compatriotas, justo porque son ellos un muy singular Ejemplo de quienes aspiramos a ser herederos y hacedores de la Obra revolucionaria del Compañero Fidel y, además, paradigmas probados en una peculiar fragua de combate por una sociedad que privilegie el culto a la dignidad humana.

No obstante, considero también que el Cuadro de nuestra Revolución o sea, quien dirija en cualquier eslabón y/o sector del Sistema Político en el archipiélago nacional, debe revelar en este histórico momento que vivimos que él, su familia y allegados/as conviven del fruto de sus esfuerzos personales, que disfrutan de todo aquello propiciado por el trabajo honrado alejado de privilegio, prebenda, ilegalidades. Es decir, si lo que se devenga por gestión socio-económica es/debe ser la principal fuente para adquirir los bienes materiales y espirituales del individuo, ¿por qué dejar de determinar que el sueldo de nuestros Directivos todos sea justo/equitativo a sus aportes a la sociedad, según el nivel en el que se desenvuelva?

Medito, simultáneamente, en la necesidad de reconocer hoy día al Cuadro que en verdad es consecuente con la máxima “sin prisa pero sin pausa” y repudiar con todo rigor a aquel que se escuda en la primera de esas ideas para tributar al Bloqueo interno, a las chapucerías y/o desgracias como la corrupción. ¿Qué pudiera amparar que haya Directivos que una y otra vez justifican lo que el pueblo percibe como injustificable? ¿Por qué seguir admitiendo que una y otra vez se escuche que hay que hacer lo que la vida demanda, y en la práctica se transita por el camino opuesto?

Me atrevo a certificar que a la inmensa mayoría de cubanas y cubanos nos agrada ver a Cuadros que se esfuerzan por continuar el camino/ejemplo del propio Fidel, Líder Histórico de la Revolución Cubana. Por solo mencionar un par de casos, apreciamos el prototipo de Cuadros como Lázaro Expósito y Jorge Luis Tapia, Primeros Secretarios del PCC en las provincias de Santiago de Cuba y Camagüey, cuyas obras anteriores (en Granma y Ciego de Ávila, respectivamente) y presentes han merecido el aplauso popular —según lo trascendido. Acredito que Dirigentes de esta estirpe bien que deben integrar el Buró Político de nuestra Vanguardia ideo-política a partir de su VII Congreso cuya sesión principal será el próximo 16 de Abril, Aniversario 55 de la Declaración del Carácter Socialista de la Revolución y fecha seleccionada para homenajear su fundación.

Carece de casualidad que pregunte para que reflexionemos: ¿Qué percepción pudiera tener Liborio, si es testigo de pérdidas millonarias en entidades del/su Estado y que al respecto “no se avanzó en el cumplimiento de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución” en un momento en el que los Cuadros tienen más que  nunca “la obligación como directivos de controlar el uso correcto de los recursos disponibles”? —las negritas son de la fuente.

Abundan fundamentos, pues, para subrayar que en el tema de marras una brújula radica en Che Guevara; una perspectiva reside en lo indispensable que resulta que el Directivo se ajuste al principio de distribución socialista “De cada cual según su trabajo”; un indicador para su evaluación estriba en cómo es consecuente con el axioma “sin prisa pero sin pausa”; y un presupuesto decisivo gira alrededor de estar legitimado por el ciudadano/a de a pie. He aquí para Cuba, sin sombra de duda, el basamento del Cuadro de su Partido dirigente —a tono con mi convicción significada nueve meses atrás.

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