Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- En la primera versión de este título, una vez que hice constar con qué presupuesto escribía/escribo, y tras retrotraerme para apuntalar mi ángulo de mira en una perspectiva sistémica, argumenté que el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez aporta sus mejores energías a la revitalización del Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas interrumpido con la llegada del Período Especial a finales del siglo XX y que, a la luz del Fidel de Siempre, patentiza que hacemos Revolución (1). Ahora, me dispongo a complementar lo anterior desde una arista de su quehacer que trae a colación/enriquece la visión martiana acerca del significado/modo de alimentar la Patria.
Ante todo, resalto que al menos desde el comienzo del segundo semestre del año en curso he notado que las intervenciones públicas del Compañero Díaz-Canel han aludido la necesidad de que cada cubano/a, en el puesto de trabajo que se encuentre, debe siempre tener una mirada/acción de compatriota.
Por ejemplo, en la primera de las Mesa Redonda en la que compareció unido a determinados Ministros/as el pasado primero de Julio para explicar las nuevas medidas que giran alrededor del aumento salarial en el sector presupuestado, no solo reiteró la necesidad de prepararse en cada lugar para la implementación concreta de tales medidas y a conjugar los intereses personales con los de la sociedad sino que también llamó a “pensar y actuar” como país, con sentido de responsabilidad, participación y aporte colectivo (2).
Al día siguiente, en el propio escenario nuestro Presidente —de cara a una denuncia recibida por Twitter acerca del aumento del precio de la carne de cerdo en tres mercados de La Habana— exhortó otra vez a “actuar como país” desde los diversos actores económicos, sin prejuicio sobre el trabajo por cuenta propia que es un sector que está concebido como parte del modelo económico cubano; a reactivar más el sector empresarial que todavía tiene muchas opciones por explotar para obtener mejores ingresos; y a que los medios de prensa continúen con el reconocido diálogo establecido con el pueblo (3). En la misma oportunidad, sentenció en otras palabras: “Pensar como país es que entre todos lo defendamos y hagamos lo que es mejor para él” (4).
Apenas transcurridos unos días, el Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros intervino ante los Diputados/as de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular para señalar que —frente a la agudización de la Guerra Económica yanqui contra Cuba— se requiere subordinar los intereses de todos, incluyendo los territoriales, a los de la nación o sea, que cada compatriota “piense como país” y, desde los sectores empresarial, presupuestado y privado y cualquier radio de acción, contribuya a la implementación de las medidas económicas que se están adoptando/se adopten por la Revolución (5).
Luego, al hacer las conclusiones de las actividades desarrolladas al calor de este período de sesiones del Parlamento de la Mayor de las Antillas, nuestro Jefe de Estado expresó:
“Les comparto también una convicción personal: el único modo de resolver todos nuestros problemas es que todos y cada uno de los que amamos la Revolución nos preguntemos cotidianamente: ¿qué puedo hacer, qué puedo aportar?, ¿cuál puede ser mi cuota de entrega personal para el crecimiento colectivo?”.
Y, después de traer a capítulo al Apóstol y citar en este orden de ideas a la periodista Leticia Martínez y a Yoerkis Sánchez, director de Juventud Rebelde, sentenció: “Efectivamente, pensar como país, pensar Cuba es que todos nos entreguemos en cuerpo y alma al servicio de la nación, sacando el mayor provecho de la fuerza más formidable y poderosa de la Revolución: la Unidad” (6).
Precisamente, en este entramado me vino a la mente un par de lecciones del Héroe Nacional de Cuba, a saber: una, consta en la Circular “La Delegación del Partido Revolucionario Cubano a los clubs” de Julio de 1893: “Repitámonos la verdad: todo adelanta: cuanto se ha intentado, se ha hecho: ya no son posibles la sorpresa ni el desorden: extraordinaria es la grandeza del corazón cubano: haga cada uno su parte del deber, y nadie puede vencernos, y se hará lo que está cerca, y la patria será libre. Esta es la situación de hoy: ¡nunca estuvo más viva la patria!” (7).
La otra, aparece en la sección EN CASA que incluye el apartado titulado “La Revista Literaria Dominicense” publicado en el periódico Patria en Enero de 1895, donde José Martí escribió:
“[...] y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria. Levantando a la vez las partes todas, y al fin, quedará en alto todo: y no es manera de alzar el conjunto el negarse a ir alzando una de las partes. Patria es Humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer —y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz, y del sol no se sale […]” (8).
Concluyo: al tiempo que insisto en que con la brújula de Fidel y de la mano de Raúl el Compañero Díaz-Canel lidera/reconstruye el Proceso de Rectificación interrumpido con la emergencia del Período Especial a finales del siglo XX; no albergo la menor duda de que nuestro Presidente, a la luz de Martí, revitaliza la percepción del deber ante la Patria para dinamizar la edificación/irreversibilidad de nuestro Socialismo. El grueso de cubanos/as le acompañamos, con el desafío de entregarnos “en cuerpo y alma al servicio de la nación” en nuestros respectivos escenarios de labor. Con él, Hacemos Revolución. ¡Amén!
Referencias:
7.- https://books.google.com.cu/books?id=tOD6qxml__0C&pg=PA108&lpg=PA108&dq=%22#v=onepage&q=%22&f=false.
8.- https://www.dropbox.com/s/vn6i6z1i52hv79t/No146.pdf?dl=0.
