Artur González / Heraldo Cubano.- El 7 de abril del 2024, el terrorista connotado Orlando Gutiérrez Boronat, residente en Miami la capital del Odio, escribió un artículo para el Nuevo Herald, titulado “¿Por qué hay hambre en Cuba?, Manuel Artime tenía razón”, en el cual demuestra que de historia de Cuba no sabe nada.


Como es usual en Miami, el comunismo es el culpable de todos los males que sufre el pueblo de Cuba desde 1959, pero ocultan las verdaderas causas, a pesar de estar recogidas en los documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos.

Para argumentar el desmontaje de la historia, este terrorista hace referencia a estadísticas de las Naciones Unidas, entre 1948 y 1953, donde dibujan un panorama edulcorado de la economía cubana, bien alejado de lo que arrojó la encuesta ejecutada entre 1956 y 1957, por la Agrupación Católica Universitaria cubana.

En su escrito, el terrorista se cuestiona ¿cómo llegamos a donde estamos, al colapso del aparato productivo cubano?

Según él, Cuba era un país próspero en 1959 y a partir de ese año todo ha ido mal, y hace referencia a Manuel Artime, quien escribió un libro titulado “Traición, Gritan 20,000 tumbas cubanas”, ex líder estudiantil en la Universidad Católica de Villanueva en La Habana, vinculado inicialmente al Movimiento 26 de Julio y después captado por la CIA. Fue sacado de Cuba en un barco hacia Guatemala y de ahí a Miami, donde lo atendió el oficial CIA Howard Hunt, quien años más tarde participó en el escándalo conocido como Watergate.

La CIA le orientó organizar una oposición política contra la Revolución en el extranjero y para ello creó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR), donde reclutó y entrenó a mercenarios cubanos para ejecutar actos terroristas dentro de Cuba.

A fines de 1960 la CIA lo designó como Jefe Civil de la Brigada mercenaria 2506, derrocada en su intento de invadir a Cuba en 1961 por Bahía de Cochinos, siendo capturado por las milicias revolucionarias.

La CIA tenía muchas expectativas con Artime y bajo el seudónimo de AM/Biddy le orientó varias misiones, entre ellas el asesinato de Fidel Castro.

En 1963, durante su estancia en campamentos en Nicaragua para entrenar mercenarios para acciones contra el gobierno cubano, se relacionó con el dictador Somoza en el tráfico de plasma sanguíneo y drogas hacia Miami. En esos campamentos recibió a varios cubanos involucrados posteriormente en el asesinato a John F. Kennedy.

Evidentemente Gutiérrez Boronat nunca se ha leído los resultados de la encuesta de la Agrupación Católica Universitaria, que puso al descubierto las verdaderas penurias que sufrían en Cuba los campesinos, bien distintas a la vida que disfrutaban las clases altas y los yanquis dueños de las mejores tierras, industrias y empresas de servicios de la Isla, los casinos de juego, hoteles, prostíbulos y el tráfico de drogas.

Antes de 1959 la economía cubana dependía del capital de Estados Unidos y de acuerdo con los estudios publicados por el académico Jorge I. Domínguez, profesor de Universidades estadounidenses, la corrupción estaba institucionalizada mediante negocios privados de la clase dominante, entre ellos el dictador Fulgencio Batista, quien de simple hijo de una campesina lavandera llegó a ser el hombre más rico del país.

La banca en Cuba estaba controlada por instituciones yanquis, y en el Banco Nacional, uno de los cinco miembros de su equipo de dirección era un norteamericano.

Por qué en vez de mencionar el libro de Artime, no expone lo que dijo el Dr. José Ignacio Lasaga, respecto a la encuesta de los jóvenes católicos en 1957, quien apuntó:

“La ciudad de La Habana está viviendo una época de extraordinaria prosperidad, mientras en el campo y especialmente los trabajadores agrícolas, viven en condiciones de estancamiento, miseria y desesperación difíciles de creer. En todos mis recorridos por Europa, América y África, pocas veces encontré campesinos que vivieran más miserablemente que los trabajadores agrícolas cubanos”.

Para Artime, y para Boronat, “el comunismo es el único responsable de lo que sufren hoy los cubanos, por la combinación de doctrinas “malévolas y fallidas y hombres ineptos”, la que ha causado y causa el hambre en Cuba, por ser “un sistema anti natura”.

Sin embargo, omite lo que escribió Lester Mallory en abril de 1960, cuando era subsecretario de Estado:

“…el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Eso sí es una acción criminal y anti natura, pero no la menciona porque expone claramente quien es el responsable principal.

En 1957 la población agrícola, a pesar de constituir el 34 % de los cubanos, solo tenía el 10 % de los ingresos nacionales. Los resultados de la mencionada encuesta apuntaron:

“El trabajador agrícola cubano, engañado por los gobiernos y olvidado por los dirigentes de todos los sectores nacionales, se mantiene asombrosamente honesto, moral y humano, esperando con tristeza, pero con dignidad, que los más preparados y mejor dotados vengan a abrirle el camino y enseñarle a marchar hacia el desarrollo y el progreso.”

La educación en Cuba antes de 1959 era realmente preocupante. En las escuelas públicas, de cada 100 niños que ingresaban solo 6 llegaban al sexto grado y la enseñanza media y superior era para la minoría de la población. El 23,6 % de los mayores de 10 años no sabían leer ni escribir y el 45% de los niños de 6 a 14 años no asistían a la escuela. Había más de medio millón de niños sin escuelas y decenas de miles estaban obligados a trabajar para paliar el hambre en sus casas.

Por supuesto, a Artime, miembro de la burguesía cubana que le podían pagar las escuelas católicas privadas, incluida su carrera de medicina, no le importaba cómo vivía la mayoría del pueblo. Tampoco supo que, según la citada encuesta católica, solo el 4 % de los entrevistados consumía algún tipo de carne y menos del 1 % pescado. El 2,12 % de los trabajadores agrícolas podía comer huevos, y solo tomaba leche el 11,22 %, el pan solo lo comía el 3,36 %.

Entonces, ¿era el comunismo el que generaba hambre, el analfabetismo y las enfermedades en los 2, 500, 000 que habitaban los de campos cubanos antes de 1959?

Esa era la causa por la cual la talla promedio del trabajador agrícola cubano antes de la Revolución, era de 5 pies y 4 pulgadas los hombres y 5 pies 3 pulgadas las mujeres. El índice de desnutrición era del 91%.

Gutiérrez Boronat borró las leyes que conforman la guerra económica, comercial y financiera impuestas por Estados Unidos desde hace 65, que solo persiguen estrangular la economía y asfixiar al pueblo, unido a la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, la que aplica más medidas represivas para causar hambre.

Tampoco habla en su artículo sobre las acciones terroristas que la CIA ejecutó a lo largo de estos 65 años, como si las mismas no atacaban directamente al corazón de la economía de la Isla.

Un documento preparado por la CIA el 8 de junio de 1963, para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, expone sin tapujos los objetivos a alcanzar:

Solamente después que los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, se sientan profundamente en la población y en los grupos de élite, puede uno esperar convertir la desafección en las fuerzas armadas y otros centros de poder del régimen, en revueltas activas contra el séquito Castro-comunista” […] “Para un impacto máximo en la economía cubana, este esfuerzo debe ser coordinado con las operaciones de sabotaje. Nosotros proponemos continuar e intensificar las operaciones de represalias económicas, las cuales serían grandemente mejoradas por un comité Interagencias, con un estatuto que las capacite para demandar de las agencias miembros una rápida acción”.

Antes de 1959, según la Agrupación Católica Universitaria, el 14 % de los campesinos entrevistados padecía o había padecido de tuberculosis. El país solo contaba con 98 hospitales ubicados en las capitales de provincias y uno solo era rural.

Lo que no soportan los yanquis y sus mercenarios es que la Revolución, el mismo año 1959, aprobó una ley para prohibir la mendicidad infantil (limpiabotas, vendedores ambulantes, limosneros).

Para eso, se crearon inicialmente 3 mil escuelas y los 69 cuarteles se convirtieron en centros escolares para recibir 40 mil niños. Se alfabetizó en solo un año a la casi totalidad de los cubanos. Estudiar hoy es un derecho de todos y totalmente gratuito hasta la Universidad.  La Revolución abrió centros de altos estudios en cada provincia del país.

Se creó el servicio médico rural y por eso todas las madres paren en un hospital y se eliminó la alta tasa de mortalidad infantil que antes de 1959 era de 60 por 1000 nacidos vivos. Solo en los primeros 10 años se construyeron 47 hospitales rurales y 56 dispensarios médicos, ampliados exponencialmente con la apertura del programa del médico de las familias en cada barrio, incluso en las montañas.

La cultura y el deporte llegaron a todos los cubanos, incluso el ballet, antes solo para la burguesía, es hoy tan popular como cualquiera de las manifestaciones artísticas. Se conformó el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos y la Universidad de las Artes. En cada municipio de la Isla existe una casa de la cultura. El deporte alcanzó lugares cimeros del primer mundo, hoy afectado por el robo de talentos, el tráfico de personas y la escasez de recursos que impone la guerra económica.

La lectura se introdujo para formar un hábito en la población, cuando en marzo de 1959 fue creada la Imprenta Nacional y más tarde las Ferias Internacionales del Libro.

La escasez de alimentos que sufren hoy los cubanos no es culpa del comunismo, como quieren hacer ver los mercenarios al servicio del gobierno yanqui con el despliegue de su guerra psicológica, la estrategia plasmada en sus planes desclasificados afirma:

“…las operaciones de propaganda están calculadas para crear una atmósfera psicológica dentro de Cuba”.

¿Por qué Boronat no explica la persecución a las transacciones bancarias cubanas y las sanciones impuestas a los bancos extranjeros, empresas de seguro, proveedores de servicios submarinos en la industria de petróleo y gas, plataforma de reservas turísticas y compañías especializadas en la gestión de patrimonios, entre muchas más?

Lo que buscan es impedir la compra de las mercancías necesarias para el pueblo, claramente explicado por altos funcionarios yanquis al afirmar: “El Departamento del Tesoro está negando el acceso de Cuba a las divisas y estamos frenando el mal comportamiento del gobierno cubano mientras continuamos apoyando al sufrido pueblo de Cuba”.

Basta de engañar a la opinión pública y hacerse los buenos de la historia. Quién tenga dudas puede preguntarle a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), para que conozca a los verdaderos responsables de la actual situación económica de Cuba.

Vista larga la de José Martí cuando apuntó:

“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”

 

 

 

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación

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