Cubainformación.- Es sin duda un evento importante para la solidaridad con Cuba en Italia: la proyección del documental "Cuba Libre: Historia de Gino Donè, partisano italiano y revolucionario cubano". Será en la sede del club de Roma de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba, el 22 de marzo de 2024, a las 18.30 horas, en la Piazzale degli Eroi, 9. (metro A Cipro). La entrada se realizará mediante suscripción, seguida de aperitivo.


Gino Doné: de partisano italiano a expedicionario del yate Granma

Granma

Cuando el yate Granma zarpó, una fría madrugada, del puerto mexicano de Tuxpan rumbo a Cuba, con 82 hombres a bordo, al mando de Fidel Castro Ruz, para iniciar la lucha armada contra la tiranía batistiana, uno de aquellos jóvenes que se apretujaban en el poco espacio disponible era italiano.

No por casualidad estaba allí, sino por su pensamiento antifascista, y como revolucionario internacionalista, con experiencia militar adquirida cuando integró los grupos de combatientes «partisanos» (guerrilleros) italianos que operaban contra las tropas alemanas en la zona donde residía.

Gino Doné Paro era el nombre de este joven nacido el 18 de mayo de 1924, en la Comuna de San Biagio di Callalta, en la provincia de Treviso, cerca de Venecia; y llegó a Cuba en la década de 1950.

Su hoja de servicio militar muestra que se alistó en septiembre de 1943, en la región de Véneto, en plena ocupación alemana. Recibió entrenamiento combativo en el uso de armamentos, manejo de explosivos, y en la conducción de equipos pesados, entre otros.

En cierta ocasión, en 1945, cuando cumplía una misión anglo-americana con un grupo de partisanos militares en una embarcación, fue capturado y enviado a un campo de concentración, del cual, meses después, logró fugarse.

Una vez terminada la guerra, en 1946, su condición de expartisano y antifascista, como la de otros jóvenes, ya no era bien vista por las autoridades de Véneto, que los consideraban delincuentes.

Además, por mucho que lo había buscado, no había trabajo en la Europa devastada por la guerra, por lo que decidió marcharse a buscar oportunidades en países de América Latina.

LA LLEGADA A CUBA

Gino arribó en un barco al puerto cubano de Manzanillo, en la actual provincia de Granma, en 1951, y se trasladó a La Habana. Tiempo después, por medio de un amigo ingeniero, fue contratado como operador de equipos pesados, para trabajar en la construcción de la autopista del Circuito Sur, Cienfuegos-Trinidad, y fijó su residencia en esta última ciudad. Allí conoció a la joven Norma Turiño, quien militaba en el Partido Ortodoxo, con quien contrae matrimonio en 1953, y se vinculó a las tareas revolucionarias en la provincia de Las Villas.

Ese mismo año se trasladó para La Habana, y comenzó a trabajar en las obras de construcción de la Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución José Martí). Su residencia estuvo ubicada en los altos del Liceo Ortodoxo, en Prado 109.

En una visita que realizó en 1956 a Trinidad el moncadista Gustavo Arcos Bergnes, su amigo Carlos Turiño le presentó a su hermana Norma, esposa de un italiano, y por medio de ella conoció que estaba involucrado en las actividades revolucionarias que se realizaban en la región, así como de su experiencia militar como «partisano», y la confianza que le tenían, por lo que les dio la dirección para que lo localizaran en La Habana.

ENLACE CON FIDEL

Esta información se le trasladó a Fidel en México, quien valoró utilizar a Gino como mensajero de confianza –para trasladar dinero y documentos–, dada su condición de extranjero, y porque no estaba fichado por las fuerzas de la tiranía batistiana.

A principios de 1956, el italiano se incorporó oficialmente al Movimiento 26 de Julio, y realizó dos viajes a México, llevando las encomiendas ocultas en el forro de su abrigo, sin que las autoridades sospecharan de él como revolucionario.

En el mes de mayo Fidel solicita la presencia de Gino en México, para incorporarlo a los preparativos de la expedición. Llevó dinero, cartas para los compañeros, y otros documentos ocultos en sus ropas.

Apenas aterrizó la nave de Cubana de Aviación en la capital azteca, el joven italiano tomó un taxi y se dirigió al apartamento de Emparan 49, como le habían indicado en La Habana, y en el cual fue recibido por una joven. Al poco rato llegó Raúl, y luego Fidel, a quienes no conocía; les entregó las encomiendas que llevaba y comenzaron una larga y animada conversación.     

Alojaron a Gino en el apartamento de Insurgentes 5, y lo integraron a los entrenamientos que se realizaban en el gimnasio Bucareli, y en el campo de tiro Los Gamitos, durante su breve permanencia en México.

A los pocos días, el italiano debió trasladarse a la Isla para llevar, de forma segura, importantes documentos que le entregó Fidel en un grueso sobre, para varias personas. La dirección de destino debió memorizarla, por motivos de seguridad.

Cuando llegó a La Habana, un agente de Inmigración le informó que no tenía permiso de entrada al país. Aunque alegó ser un turista despistado, las autoridades lo enviaron para el campamento de Tiscornia, en Casablanca, donde retenían a los extranjeros indocumentados. Preocupado por el sobre que le entregó Fidel, y que conservaba celosamente, logró hacer una llamada a Trinidad, se comunicó con sus familiares, y los puso al corriente de la arriesgada situación en que se encontraba.

A las pocas horas, su cuñado se presentó con un certificado de matrimonio para acreditar su residencia permanente en el país y lograr su liberación. En un aparte, Gino le entregó a su hermano político el sobre que le dio Fidel, le dijo la dirección y la importancia de que lo entregara urgentemente. Días después, Inmigración puso en libertad a Gino.  

ACTIVIDADES EN MÉXICO

A principios del mes de septiembre, Faustino Pérez se trasladó a Trinidad para informarle al futuro expedicionario que, por orden de Fidel, debía regresar lo antes posible a México. Le entregó dinero y documentos para que los llevara, los que ocultó en el forro de su saco.

Esta vez entró al país azteca en un vuelo directo a Mérida, Yucatán, y de allí se trasladó en ómnibus hasta el Distrito Federal. Localizó, en el centro de la ciudad, la casa que le habían indicado, y tiempo después apareció Fidel, a quien le entregó la encomienda que traía.

Luego Fidel lo llevó al hotel Fornos, en la calle Revillagigedo, donde le presentó al dominicano Ramón Mejías del Castillo (Pichirilo) y al cubano Rolando Moya, quienes se hospedaban allí.

Los periódicos mexicanos informaron, el 23 de noviembre, que la policía ocupó armas, documentos y otros pertrechos de guerra en lo que parecía ser una conspiración. Había sido una delación y, de inmediato, Fidel ordenó evacuar y trasladar a lugar seguro algunos depósitos de armas. La partida de la expedición se adelantó. No es seguro permanecer más tiempo en territorio mexicano.

En un auto, partieron rumbo a la ciudad de Poza Rica –punto de concentración de los combatientes–, el dominicano Ramón Mejías del Castillo (Pichirilo) y el italiano Gino Doné. Al atardecer de ese lluvioso sábado, 24 de noviembre, poco a poco, y en pequeños grupos, los hombres caminaron por un fangoso camino, en la margen del río, hasta llegar a la casa de Santiago de la Peña, donde está atracado el yate Granma.

Ocho días después, luego de una difícil navegación por el mal tiempo, los fuertes vientos y la mar gruesa, los expedicionarios desembarcan en la costa sur cubana, por un inhóspito lugar llamado Los Cayuelos, a dos kilómetros de Las Coloradas.

El 5 de diciembre, los combatientes –entre ellos Gino Doné–, fueron sorprendidos y se dispersaron en los cañaverales de Alegría de Pío. El ejército batistiano mantuvo cercada la zona y los buscó, afanosamente.

El italiano logró romper el cerco y, con ayuda de los campesinos, viajó hasta la ciudad de Santa Clara, donde se incorporó a las actividades revolucionarias. En enero de 1957 se le ordenó partir al extranjero, para cumplir otras tareas.

Varias veces viajó a Cuba. En el año 2005, en ocasión de celebrarse el aniversario 52 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, sostuvo un fraternal encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Gino Doné Paro falleció en Italia, el 22 de marzo de 2008 y, cumpliendo su última voluntad, sus cenizas, desde el pasado 2 de diciembre, reposan en Cuba.

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