Mientras el Congreso investiga los crímenes de Posada

Jean Guy Allard - Granma.- EXACTAMENTE 24 horas después de que el investigador Peter Kornbluh, de los Archivos de Seguridad Nacional, lo señalara como "uno de los más prolíficos proveedores de violencia política de la historia reciente", ante un Subcomité del Congreso, el municipio miamense de Hialeah inauguraba una exposición de las "últimas obras" del "pintor cubano" Luis Posada Carriles.


El Alcalde de este suburbio bajo control mafioso, Julio Robaina, y los miembros de su consejo municipal, invitaban al público a ver, en el Walker Community Center, de 29th Street, unas costras más del susodicho pintor, mejor conocido por su destreza en la manipulación de tubos de explosivos que de pinceles.

No era la primera vez que Luis Posada Carriles, el terrorista que Bush mantiene fuera del alcance de las leyes, presentaba su material gráfico ante su fan club de nostálgicos de la dictadura de Batista compuesto en gran parte de veteranos de la estación CIA JM/WAVE, de matones de bandas mafiosas y de funcionarios federales.

Esta última muestra del terrorista se hizo simultáneamente a otra, en otro sitio de la ciudad, de Orlando Bosch, sur principal rival en el oficio de colorear.

Sin embargo, hace apenas un mes, Posada compartía los salones del Big Five Club con otro asesino, también aficionado, bastante torpe, de las bellas artes: nada menos que José Dionisio "Charco de Sangre" Suárez Esquivel, condenado con su cómplice Paz, por el asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier.

Suárez se hacía el artista famoso. Desde su indulto por George W. Bush, el 14 de agosto del 2001, a unos días del 11 de Septiembre, se recicló con un negocio de pintar… casas, aprovechando la publicidad que le dieron sus crímenes.

El 19 de septiembre de 1976, Suárez acompañaba a su socio Virgilio Paz y al agente de la CIA Michael Townley cuando se colocó la bomba asesina bajo el auto del dirigente chileno perseguido por la policía de Pinochet. El 21 explotaba el artefacto condenando a Letelier y a su joven colaboradora Ronni Moffit a una muerte atroz.

LAS FOTOS QUE LO CUENTAN TODO

Detrás de estas actividades aparentemente inocentes de quien fue jefe de las operaciones represivas más violentas de la policía secreta venezolana, en los años 70, torturando y asesinando a decenas de opositores, se esconde su vieja maquinaria de apoyo que, desde hace décadas, le permitió seguir en sus conspiraciones.

Fotos tomadas en una de estas exposiciones donde no pudo aparecer, confirman que Luis Posada Carriles, con la protección de Bush y la tolerancia ilimitada de los órganos de seguridad federales y locales, mantiene activa en Miami su extensa red terrorista.

En aquellas imágenes se ve la pareja que informaba, día tras día, de los atentados que iba provocando en La Habana en su campaña de terror de 1997: Pedro Morales y Nellie Rojas, viejos cómplices de los casi 20 años que Posada se pasó en Venezuela dirigiendo el equipo de asesinos de la policía secreta.

Morales y Rojas son los mismos individuos cuyas conversaciones telefónicas con Posada fueron publicadas hace unos meses en Cuba por el periodista Reinaldo Taladrid, en un artículo titulado Las Llamadas Fatales.

Con un cómplice, Francisco "Paco" Pimentel no sólo se enteraban con antelación de cada una de las bombas que iban a explotar en centros turísticos de La Habana (incluyendo a la que mató al joven italiano Fabio di Celmo), sino que apoyaron desde Venezuela el fracasado plan de atentado, urdido por la Fundación Nacional Cubano Americana, contra el Presidente cubano durante la celebración de la 7ª Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela.

El complot abortó con el arresto accidental, por la Guardia Costera, de cuatro terroristas cubanoamericanos, todos vinculados a la CIA, a bordo del yate La Esperanza, en las aguas territoriales de Puerto Rico.

EL "COMISARIO BASILIO" SIGUE ACTIVO

Posada tiene en Venezuela, desde los años 70, una red terrorista de apoyo constituida por extremistas de derecha con los cuales se vinculó mientras sembraba el terror en este país, bajo el nombre de "Comisario Basilio".

Posada ha mantenido durante años contactos con individuos sin escrúpulos tales como Salvador Romaní y Ricardo Koesling (representante local de la Fundación Nacional Cubano Americana) que apoyaron al fracasado golpe contra el Presidente Hugo Chávez y participaron en el asalto a la Embajada de Cuba en Caracas, el 12 de abril del 2002.

Siguieron en contacto con él Nelsy Ignacio Castro Matos y antiguos comisarios de la DISIP, como Rafael Rivas Vázquez, José Vázquez Blanco, Reemberto Uzcátegui, Joaquín Chafardet, Arpad Bango, Tomás Colmenares, y muchos otros más.

Como numerosos terroristas cubano-venezolanos, Morales y Rojas han sido acogido en Miami donde radican ahora, bajo la nariz tupida de los servicios migratorios de Bush.

Entre esta horda de conspiradores, se encuentra también su "hermano", el también "activista" de la CIA Joaquín Chaffardet, quien fue su jefe en la sección ‘tortura y desaparición’ de la DISIP y que luego se asoció con él en la agencia de detective, fachada de la CIA, donde se tramó la explosión en vuelo de un avión cubano, en 1976.

En medio de la farsa montada por Bush, Chaffardet testimonió a favor de Posada, en el juicio migratorio ante el juez Abbott, denunciando la "tortura en Venezuela". La Fiscalía nunca lo contrainterrogó. El testimonio fue suficiente para que el magistrado corrupto ordenara que Posada NO fuese extraditado al país bolivariano para responder por sus crímenes.

Entre los albergados miamenses de Bush se encuentran también conspiradores tan fichados como Patricia Poleo, los ex agentes de la DISIP Johan Peña y Pedro Lander, José Antonio Guevara, y hasta Pedro Carmona, máximo cabecilla del fracasado golpe fascista.

MARTIN PEREZ CON SU "CHINO" AQUIT


Fundador del Comité paramilitar de la FNCA, Roberto Martín Pérez también se interesa en el "arte" del viejo asesino.
 
Las fotos también revelan cómo, entre los admiradores incondicionales del "arte" de Posada (apropiadamente calificado de "primitivo" por el Miami New Times), se encuentran otras dos figuras "históricas" de la fauna mafiosa de Miami: Roberto Martín Pérez y Sixto Reinaldo Aquit Manrique.

Martín Pérez, ex directivo de la FNCA, fundador del Cuban Liberty Council, es hijo del connotado esbirro batistiano Lutgardo Martín Pérez, coronel de la sanguinaria policía motorizada. El mismo perteneció a la policía de Batista y obtuvo el rango de Sargento.

Fue arrestado el 13 de agosto de 1959 en el aeropuerto de la ciudad de Trinidad cuando llegaba por avión con una tropa contrarrevolucionaria conformada por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

Dirigió el comité paramilitar de la FNCA y aseguró el financiamiento de acciones de Alpha 66. Participó en la organización de intentos de asesinato del Presidente de Cuba.

Tiene el poco envidiable privilegio de ser el esposo de Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, la voluminosa locutora de Radio Mambí, con la cual creó el Cuban Liberty Council, ala disidente de la FNCA.

A través de su red mafiosa, Martín Pérez y Pérez Castellón mantienen lazos directos con la Casa Blanca de George W. Bush, usando de intermediario diligente al congresista Lincoln Díaz-Balart.

Pero más revelador es el caso del "Chino" Aquit. Fue del Ejército Armado Secreto y de los Comandos L y participó en un ataque contra el buque chipriota "Mikonos", perpetrado el 2 de abril de 1993, con una ametralladora de calibre 50, a sólo 7 millas del puerto de Matanzas.

En el propio territorio norteamericano, ejecutó dos ataques contra el grupo "Pastores por la Paz". En la segunda oportunidad fue sorprendido (Sin dudas por inadvertencia) por la policía local con 10 galones de gasolina, varias mechas y un revólver semiautomático.

Ojo: a inicios de 1999, Aquit participaba en la preparación de un fracasado atentado, fraguado con elementos del grupo terrorista Alpha 66, contra el Presidente cubano en la toma de posesión del Presidente Hugo Chávez Frías.

Posada Carriles, el agente de la CIA que, en Caracas, ordenó la destrucción del avión de Cubana provocando la muerte de 73 personas; que torturó y asesinó jóvenes revolucionarios de Venezuela durante más de una década; que escapó de una cárcel venezolana para traficar armas y drogas en Ilopango, vive hoy en Miami, en un lugar secreto, bajo la protección de su tropa mafiosa. Ahí recibe a su corte de los elementos más recalcitrantes de su fauna asesina.

Protegido por la inercia cómplice del FBI de Miami, el terrorista más peligroso del continente confirma una vez más, al exhibirse en eventos donde su sola presencia es una apología del terror, que no tiene intención alguna de renunciar al terror, burlándose abiertamente del Subcomité del Congreso que investiga los innumerables privilegios de los cuales se beneficia, amparado por el aparato judicial corrupto de Bush.

 

 

Se observan "movimientos" de la "gente de Posada"

Numerosos extremistas venezolanos se han desplazado hacia Miami en los últimos años, después de cometer crímenes en su país. Acogidos por el gobierno de Bush, son protegidos por él y conspiran con la tropa de terroristas cubanoamericanos que mantienen ahí, desde hace casi 50 años, su santuario.

Hace unos días, el presidente Chávez denunciaba nuevos planes para atentar contra su vida, en una entrevista transmitida por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV).

Afirmó que se han detectado "movimientos por parte de gente vinculada al terrorista Luis Posada Carriles" y denunció la existencia de un plan de magnicidio "en complicidad con gente de Miami y Centroamérica".
"Hace unos meses gente de Posada Carriles anda muy activa en Centroamérica y buscando sus contactos en Venezuela, entre otras cosas andan buscando explosivos en grandes cantidades", precisó en otra oportunidad, en entrevista con José Vicente Rangel, en su programa televisivo dominical.

Posada, prófugo de la justicia venezolana, ha sido reclamado por Venezuela desde hace más de dos años.
 

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