Eurodiputada del PNV Izaskun Bilbao interviene en la Eurocámara. Foto: @IzaskunBilbaoB.
El PNV debería corregir su grave error sobre Cuba en el Parlamento europeo
Junta Directiva de la Asociación de amistad Euskadi-Cuba
La línea tradicional de relación política con Cuba, más constructiva y respetuosa, del Partido Nacionalista Vasco (PNV), saltó por los aires el pasado 29 de febrero, en el Parlamento europeo.
La eurodiputada Izaskun Bilbao se unió al discurso del Departamento de Estado de EEUU y de las derechas y ultraderechas europeas, proponiendo aplicar “sanciones” contra el presidente cubano “Miguel Díaz-Canel, máximo responsable del aparato represivo que persigue a la disidencia”.
Estas palabras van mucho más allá de la intromisión inaceptable de un partido europeo en la política interna de un país soberano, y podrían implicar un punto de quiebre en las relaciones entre la Comunidad Autónoma del País Vasco y Cuba, desarrolladas, durante años, en las esferas del comercio, la inversión (mutua) y la cooperación.
Llama la atención que, en junio de 2022, no solo el lehendakari Iñigo Urkullu, sino también Andoni Ortuzar, presidente del PNV, recibieran con cálido reconocimiento al embajador de Cuba. Por contra, esta propuesta de imposición de “sanciones” contra el presidente cubano lanza un mensaje torpe y mal documentado, muestra de prepotencia neocolonialista: un mal contagioso, al parecer, en el ámbito de la Eurocámara.
La intervención de Izaskun Bilbao fue, exactamente, la de un portavoz de la Casa Blanca o de una de las congresistas de la ultraderecha cubanoamericana de Miami. Sin la menor diferencia.
Sus datos y argumentos sobre “pobreza”, “población reclusa” o “disidentes encarcelados” en Cuba apuntan a fuentes bien conocidas e identificables: las organizaciones que, con sede en Miami y Madrid, trabajan como subcontratas del Gobierno de EEUU en la elaboración de los informes ad hoc que aquél emplea en la justificación de su política criminal de bloqueo a la Isla.
Este bloqueo económico, financiero y comercial, las 243 últimas medidas coercitivas unilaterales y la inclusión de Cuba en la lista de “países patrocinadores del terrorismo” de EEUU han llevado al pueblo cubano a una situación límite de privaciones materiales que empeora por momentos, con un grave desabastecimiento de alimentos y medicinas, o limitaciones drásticas en la electricidad y el transporte.
No mencionar en su intervención, ni una sola vez, la guerra económica contra la Isla impuesta desde Washington, causa esencial de los padecimientos del pueblo cubano, es una forma de colaborar en su legitimación.
Es curioso que la europarlamentaria jeltzale utilizara como fuente argumental el catálogo de mentiras de la organización Prisoners Defenders. Una entidad que no solo pretendió recientemente, sin éxito, llevar a la cárcel a dos miembros de la asociación Euskadi-Cuba por un artículo que denuncia su colaboración con el bloqueo de EEUU a Cuba, sino que, además, en 2021, acusó, en medios como El Correo, ABC o Miami Herald, al propio Gobierno vasco, de entregar subvenciones a Euskadi-Cuba para “desestabilizar España y Europa” o para “labores de inteligencia” cubana. Disparates sobre los que Izaskun Bilbao no ha dicho ni una palabra.
Ojalá este grave error anti-diplomático sea enmendado en las filas del PNV donde, somos conscientes, existen también personas que trabajan por unas cordiales relaciones vasco-cubanas de “ganar-ganar”. Esperamos que el sector más derechista del partido no imponga un relato y sesgo neocolonial sobre Cuba que no tiene el menor futuro.
El mismo día 29 de febrero, en Gaza, el ejército de Israel acometió la enésima masacre contra la población civil palestina, asesinando a más de cien personas que, desesperadas, trataba de acceder a un convoy de alimentos. Pero, horas más tarde de ese mismo día, el Parlamento europeo rechazaba -con el voto de la europarlamentaria Izaskun Bilbao- el embargo de armas al estado genocida de Israel. La Eurocámara prefirió proponer “sanciones” contra Cuba, el país que ha acogido a más de 300 estudiantes de medicina procedentes de Palestina y que, por ser el más solidario del mundo, tiene el reconocimiento de todo el Sur Global y no necesita la palmada arrogante de la clase política europea.