Dos nuevas variedades de arroz con mayores contenidos de hierro y zinc, deben entrar en producción hasta el 2010, con el objetivo de alcanzar alimentos fortificados y sanos que contribuyan a mejorar la dieta de los cubanos, anunció Violeta Puldón, especialista del Instituto de Investigaciones del Arroz, durante el IV Encuentro Internacional que sobre este grano se desarrolla en La Habana.
En estos momentos se están probando cuatro variedades, pero solo dos deben generalizarse, explicó la especialista; todas tienen características agronómicas acordes con los requerimientos de la agricultura cubana, como resistencia a plagas y enfermedades durante el cultivo y buenos rendimientos, además de palatabilidad aceptable.
Estas variedades —explicó la ingeniera agrónoma— se obtienen mediante el fitomejoramiento, con una labor de muchos años de aplicación y paciencia que realizan los centros integrados al Instituto de Investigaciones en Cuba.
El denominado proyecto de biofortificación pretende reducir la desnutrición y mejorar la seguridad alimentaria no solo en Cuba, sino también en Latinoamérica y el Caribe, ya que el mismo se extiende a 13 naciones de la región, y además a plantaciones de boniato, frijoles y maíz, pero Cuba solo está participando en arroz y frijoles, explicó Violeta Puldón.
Según la propia fuente, el proyecto es financiado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Agencia de Desarrollo Internacional, de Canadá (CIDA) y está liderado por organizaciones internacionales con sede en Brasil, Colombia, México y Perú.
Contempla investigaciones para lograr que el productor y el consumidor dispongan de semillas y un producto alimenticio con mejor contenido, y estudiar las dimensiones geográficas de la estrategia de biofortificación.
Estas variedades —explicó la ingeniera agrónoma— se obtienen mediante el fitomejoramiento, con una labor de muchos años de aplicación y paciencia que realizan los centros integrados al Instituto de Investigaciones en Cuba.
El denominado proyecto de biofortificación pretende reducir la desnutrición y mejorar la seguridad alimentaria no solo en Cuba, sino también en Latinoamérica y el Caribe, ya que el mismo se extiende a 13 naciones de la región, y además a plantaciones de boniato, frijoles y maíz, pero Cuba solo está participando en arroz y frijoles, explicó Violeta Puldón.
Según la propia fuente, el proyecto es financiado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Agencia de Desarrollo Internacional, de Canadá (CIDA) y está liderado por organizaciones internacionales con sede en Brasil, Colombia, México y Perú.
Contempla investigaciones para lograr que el productor y el consumidor dispongan de semillas y un producto alimenticio con mejor contenido, y estudiar las dimensiones geográficas de la estrategia de biofortificación.
