Juan Varela Pérez - Granma.- El bajo rendimiento agrícola deviene punto oscuro de la producción cañera. Tal ineficiencia se refleja, en mayor o menor grado, en el azúcar, los derivados, la alimentación animal y en la biomasa utilizada para generar electricidad.

Hay que cuidar más la selección y manipulación de las semillas. No en todas las unidades se le da la atención que ese proceso merece.

Poco duró el alentador despegue en la zafra del 2008 al retroceder ese indicador y tener en el 2009 un saldo muy inferior. Si bien existen colectivos destacados, todavía muchos desaprovechan, sin justificación, las tierras e insumos asignados a ese cultivo.

Las Cooperativas de Producción Agropecuaria Primer Soviet de América, de la provincia de Granma, la Ignacio Agramonte, de Ciego de Ávila y la 28 de Enero, de Matanzas, demuestran que, pese a carencias y dificultades, son capaces de sobreponerse ante cualquier tropiezo material o natural y, al menos, amortiguar el descenso.

Al examinar las razones del bajo rendimiento trabajadores y técnicos coinciden en la influencia de la adversidad climática, reiterados incumplimientos en la siembra, fallas organizativas y la falta de atención a las cepas.

A la mejoría del 2008, cuando el país promedió 41 toneladas por hectárea (tc/ha) —, la mejor de los últimos 16 años—, le siguió una sensible baja al lograrse apenas 35 tc/ha.

En esta caída influyeron 252 unidades que no llegaron siquiera a 30 tc/ha. Para eliminar tal ineficiencia, aseguró José Carlos Santos, viceministro del Azúcar, se desarrolla un programa integral que contempla, entre sus variantes, utilizar más la ciencia y la técnica, y fortalecer la organización y la disciplina.

Contar en la actualidad con 1 100 lotes cañeros diversificados, cifra que debe aumentar, representa una inestimable ayuda en el empeño por abandonar este costoso bache.

El hecho de tener sembradas hasta el cierre de octubre 119 000 hectáreas (5 500 más que en el 2008) el 98% del plan, refleja que las cosas empiezan a mejorar.

Lo fundamental es que las cepas de los campos en fomento germinen, la población agrícola sea elevada, las pérdidas sean mínimas, y se garantice un rendimiento que justifique una inversión nada pequeña.

Son ideas que comparte un productor de triunfo como Ramón Romero Pérez, presidente hace 23 años de la CPA Primer Soviet de América, de la provincia de Granma. En las 634 hectáreas de su entidad obtuvo, en la pasada zafra, un promedio general superior a 74 tc/ha. Y en las 155 beneficiadas con el riego por goteo fue de 140 tc/ha.

En el 2008 los huracanes acostaron o partieron más de 230 000 hectáreas, sometidas algunas a un necesario proceso de demolición. A este inconveniente se unieron dos periodos secos, realidad que se reflejó con mayor crudeza en Holguín, Las Tunas y Guantánamo, territorios hasta entonces vanguardias en ese indicador.

ENTRE ÁREAS VACÍAS Y beneficios DEL RIEGO

El viceministro José Carlos Santos asegura que las áreas vacías constituyen uno de los problemas graves que encara hoy el Ministerio del Azúcar. Los datos más frescos confirman que al terminar el 2008 se disponía de 754 200 hectáreas destinadas a caña y, de esa superficie más de 122 000 estaban sin cepas; la peor situación radica en Camagüey, Villa Clara, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Matanzas y Granma.

Enumeró Santos algunas de las medidas que pueden contribuir a la solución gradual del problema: ganar calidad en la asistencia a los plantíos, fortalecer la asesoría técnica, cumplir la siembra y ser implacables con las malezas.

Actualmente se benefician del riego eléctrico 15 900 hectáreas. Tras finalizar la zafra anterior las plantaciones favorecidas por el riego que fueron a cosecha lograron un rendimiento agrícola muy por encima del resto. Las inversiones en ese frente están dirigidas ahora, como estímulo, a las unidades que en caña de secano tienen buenos rendimientos.

Por lo general, no pocos les atribuyen a los centrales desactivados, la baja en la producción azucarera de los últimos años. A veces se desconoce que la industria posee suficiente capacidad para zafras superiores a las de los dos últimos años. Lo principal es disponer de más caña para moler y eso ha faltado.

Ante esa realidad —añade el viceministro— se labora en perfeccionar la organización de la fuerza de trabajo, en el control del presupuesto de gasto a nivel de bloque y lote cañero, en la aplicación de sistemas de pago por los resultados, la capacitación, el extensionismo agrícola y la siembra intercalada con cultivos para el autoabastecimiento.

Lo fundamental es hacer realidad en la base productiva tales enunciados. Es allí donde se garantizan mejores cañaverales para sacarle el máximo a cada hectárea.