Marianela Dufflar - Cuba Debate.- Como parte de la Jornada en conmemoración por el Día de la Cultura Nacional, la Asociación Hermanos Saíz, desde el 16 al 20 de octubre, ha conformado una atractiva programación en el Pabellón Cuba, en la que varias manifestaciones del arte  contarán con importantes espacios. Dentro de las propuestas se reinició el espacio Encuentro con personalidades de la Cultura.



El sábado 16 de octubre, el protagonista fue el maestro Adalberto Álvarez, quien en franco diálogo mostró todas las cualidades que le acompañan y por las que es catalogado como “El Caballero del Son” en Cuba y en varios países del mundo.

Este encuentro fue oportuno para conocer más de cerca al maestro sonero, quien compartió con el público varias de sus anécdotas.

En su infancia “lo peor” que recuerda haberle sucedido, fue tener en la misma cuadra donde vivía, en Camagüey, un bar con una vitrola, la cual no dejaba de sonar. De aquella época rememora que, apenas con cinco años, la madre lo iba a buscar a ese lugar y siempre lo encontraba sobre una mesa, cantando “Siguaraya” para todos los allí reunidos.

Provocan risas sus memorias cuando relata que en sus años de infancia y sin pedir permiso a su adorada Rosa Zayas, decidió participar en el programa de televisión, llamado “Club infantil” donde ganó el Gran Premio: un “Pan de Caracas”, panetela conocida con el nombre de Gaceñiga. Para la participación en aquel programa contó con la complicidad de una amiga de su madre. Cuando los vecinos le dijeron a Rosa Zayas que su hijo Adalberto estaba cantando en la televisión, ella, sin mucha sorpresa contestó: “espero que traiga la Gaceñiga”.

“El  Caballero del Son” habló de sus experiencias como alfabetizador, de sus sueños con ser piloto, de cuanto le agradecerá siempre a Alicia Perea el haberlo traído a La Habana para estudiar música.

Compartió con todos sus criterios acerca del baile en pareja y la importancia que tiene para el pueblo de Cuba bailar, y la necesidad de crear salones de bailes para el disfrute de la juventud.

En cuanto al Son como género, Adalberto afirma que hay que escuchar a Matamoros, a Benny Moré, Arsenio. Aseguró amar tanto la música de Chopin como la música brasilera y el Jazz, género al cual se hubiera dedicado, de no haber conocido el Son.

Ante una de las preguntas del público sobre la interpretación de géneros como el Reguetón, dijo estar dispuesto a interpretar un reguetón siempre que tenga un buen texto y si resulta tener una buena historia. El problema no es el reguetón como género, sino las letras.

El memorable Encuentro con “El Caballero del Son” permitió conocer no solo al músico, compositor y director de orquesta, que ha hecho bailar a varias generaciones de cubanos, sino también al padre orgulloso de sus hijos, al hombre que habla apasionadamente de su esposa, al ser humano jovial, sencillo y simpático que ante la pregunta acerca de lo que piensa del futuro inmediato, contestó que él no era Orula, y ante la interrogante de qué le gusta más de Cuba aseveró: “Lo que más amo de Cuba es su gente, no nos parecemos a nadie, a veces siento mucha lástima de los que se van de aquí”.

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