Fidel Díaz. director de «El Caimán Barbudo»

Cubainformación TV entrevistó en La Habana a Fidel Díaz, trovador y actual director de El Caimán Barbudo, histórica e iconoclasta revista cultural cubana.

Texto publicado en el nº 18 de Cubainformación papel - Verano 2011

Ver la entrevista íntegra en vídeo


- «El Caimán Barbudo» fue fundada en 1966, casi nació con la Revolución...

- Sí, en aquel tiempo hacía falta cubrir un espacio de polémica intelectual para las nuevas generaciones que surgían al calor de la Revolución, de la que formaban parte poetas como Víctor Casaus, Luis Rogelio Nogueras, Guillermo Rodríguez Rivera, o artistas de la plástica, pensadores como Fernando Martínez Heredia o Aurelio Alonso... El Caimán es una revista de polémica y de cultura en general, muy abierta que, efectivamente, surgió en 1966, siete años después del triunfo de la Revolución.

- En estos años ha cambiado el país y ha cambiado la propia cultura...

- Sí, una revolución no se entiende si no es revolucionando, transformándose constantemente. «El Caimán Barbudo», en estos cuarenta y tantos años, ha logrado renovarse, cambiar enfoques a algunas cosas. Las tendencias cambian de acuerdo al colectivo que esté trabajando en la revista: a veces prima la literatura, a veces los medios audiovisuales, a veces se tira hacia la música.

Pero, amén de las tendencias, «El Caimán Barbudo» siempre ha sido una revista muy polémica, que se mete en la realidad, que cree que el artículo publicado hace que pueda cambiar el país, no ha perdido nunca la utopía, ese sentido transformador, soñador. Y ese vínculo con la trova, con la música y con el arte más nuevo. Esa capacidad de soñar es la característica de «El Caimán Barbudo», y no la ha perdido porque su objetivo editorial es cubrir la zona más joven del arte y del pensamiento. Otras publicaciones cubren firmas más famosas, intelectuales de más peso, y El Caimán siempre se ha dedicado a buscar entre los más jóvenes qué esta pasando en el arte, qué está pasando en el pensamiento, y los más jóvenes son siempre los más iconoclastas, los que están buscando nuevas tendencias, nuevas vertientes de la cultura y del arte, lo que está rompiendo con el canon.

Esto hace que la revista siempre sea muy polémica, muy rica y, aunque algunos de nosotros no somos tan jóvenes, estamos constantemente chocando con ellos, cuestionándonos a nosotros mismos a partir de ellos. Eso hace que la revista se mantenga en su espíritu original, revolucionándose a sí misma y buscando nuevos perfiles, tanto en lo visual, como en los textos y en las ideas que se expresan.

- Las tendencias culturales que en los años sesenta –cuando se fundó la revista- eran vanguardia, hoy se puede decir que son “clásicos” de la cultura cubana.

- Sí. Pensemos en Silvio Rodríguez, por ejemplo. El primer concierto en el que Silvio participó fue organizado por «El Caimán Barbudo», se llamó Teresita y Nosotros, a principios del año 1967. Fue un concierto de Teresita Fernández, una excelente voz de la trova de Cuba, una de las grandes de la trova, y el invitado era Silvio Rodríguez.

Recuerden que los años 60 eran unos años de constantes transformaciones, de mucha polémica intelectual, igual que ahora, pero en aquel momento eran mucho más fuertes las controversias, porque se estaba revolucionando todo, se estaba virando la Tierra, y todo eso creó una cultura de cuestionar todo lo que ocurre. Creo que El Caimán la ha mantenido, y agradecemos a ese espíritu, el de no creer nunca que uno tiene la verdad, sino que tiene que cuestionarse las cosas.

A los nuevos hay que escucharlos, aunque tampoco uno debe ser complaciente. Debemos debatir con los jóvenes y ver hasta qué punto tiene uno la verdad y hasta qué punto los que vienen traen las nuevas verdades, no solo de su tiempo, sino de la propia esencia humana.

- ¿Qué es lo más novedoso en el mundo cultural de Cuba en estos momentos?

- Están pasando muchas cosas. Por ejemplo, la trova cubana es conocida a nivel mundial por Silvio, Pablo, un poco Noel Nicola... Hay generaciones posteriores, los Santiago Feliú, Frank Delgado, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, y otras que han venido detrás, que son maravillosas. En estos momentos, existe una cantidad de trovadores como nunca antes, lo que pasa que mediáticamente no se conocen, porque las cadenas internacionales son cada día más cerradas, cada día la música alternativa pasa más trabajo.

Pero, a la vez, surgen más medios alternativos, a través de Internet y a través de otras vías, por las cuales graban y hacen conocer su música. En estos momentos la trova cubana es maravillosa. Hoy mismo vamos a tener aquí a un muchacho trovador de 17 años, otros de veinte... Lamentablemente, en Cuba no tenemos la infraestructura necesaria para hacer conocer internacionalmente lo que se está haciendo.

Por otro lado, en otros espacios, tenemos hip hop, música clásica, jazzistas... Cuba tiene una fuerza jazzística increíble, se hacen unos festivales que se llaman Jo-jazz, para jóvenes talentos, donde hay músicos increíbles.

Igual en la literatura o las artes plásticas, hay una explosión que tiene que ver con un alto nivel cultural que tiene la población, con grandes escuelas de arte, con las escuelas de instructores de arte que hay en todo el país, que se meten en cada comunidad del país, a pesar de sus dificultades y sus miles de problemas. No vamos a decir que todo es color de rosa, pero hay una fuerza creativa y de pensamiento que está por encima de las condiciones materiales.

La persona que viene a Cuba se encuentra con que no le alcanza el tiempo para ir a tantos eventos culturales que se dan a la vez, me ha pasado con muchos amigos que han venido.Tenemos una vida cultural muy intensa, amén de todas las necesidades materiales y de cosas elementales que nos faltan, dígase por el bloqueo o por los problemas que nosotros mismos nos creamos por nuestras propias ineficiencias. Tenemos problemas, pero también tenemos una vida cultural muy rica, que la puedes conocer en cualquier rincón de los barrios más desfavorecidos o marginales.

- «El Caimán Barbudo» no es solo una revista. Organizáis también, en el patio de los Estudios EGREM, todos los miércoles, conciertos de trova, por ejemplo...

- El Caimán siempre ha sido una institución cultural, no solo una publicación. Los primeros “caimaneros”, en 1997, organizaban conciertos como el que te contaba de Teresita Fernández y del calvito flaquito llamado Silvio Rodríguez. El Caimán era entonces un grupo de poetas soñando y tratando de transformar la realidad, y entonces eso se ha mantenido.

Por ejemplo, cuando llegó lo más crudo del Periodo especial, hubo que cerrar las páginas de la revista, no había papel, y se hacía oralmente, era El Caimán Barbudo oral, se hacían peñas en la calle Paseo, o en un parque, y venían escritores, ensayistas, poetas, músicos, y hacían la revista El Caimán Barbudo sin papel, en vivo, conversando con la gente.

Y se llenaba el parque de gente, y la gente veía a un poeta declamar, era la utopía de pronto, era un sueño que la gente no sabía si era real o no, una especie de performance. Y eso se mantuvo, y ese espíritu de convocar a la gente a disfrutar de la vida desde un prisma cultural-artistico, y de soñar, ese prisma no lo ha perdido la revista, para suerte nuestra. Ese vínculo con las nuevas generaciones, que dicen cosas como les toca decir a todas las nuevas generaciones, cosas muy atrevidas, no lo hemos perdido.

- O sea, que tenemos «El Caimán Barbudo» por lo menos para otros cuarenta y tantos años...

- Creo que sí, mientras los que lo dirigen se fajen y discutan constantemente. A veces nos damos dos tragos de ron y la gente de afuera piensa que nos estamos matando y, al contrario, nos estamos amando, pero discutiendo nuestras verdades. Discutimos mucho, cuestionándonos todo, eso nos permite ir renovando el pensamiento.

- Fidel, para terminar, una curiosidad: ¿de dónde viene el nombre de «El Caimán Barbudo»?

- Mira, eso lo inventó el “gallego” Posada, que fue el primer ilustrador de la revista, uno de los grandes, uno de los más grandes pintores e ilustradores de Cuba. José Luis Posada, que falleció trabajando en El Caimán, inventó el caimancito que sirve de logo a «El Caimán Barbudo». A Cuba siempre le han dicho “el caimán” por la forma de la isla, y los barbudos acababan de bajar de la Sierra Maestra, era un mito ya, dentro de la población, la barba. «El Caimán Barbudo» es como decir la Isla Rebelde, más o menos. Hay que agradecerle al gallego Posada el logotipo de la revista, y ese espíritu, que ya está en el primer número y en un editorial que abre la primera portada de El Caimán, donde dice que estamos aquí para batirnos, por la Revolución, porque somos parte de ella, y vamos a ser críticos, porque ser críticos es ser revolucionarios. Y hemos tratado de mantener ese espíritu con que comenzó la revista en 1966.

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