Lianet Leandro López - Cuba Contemporánea.- Con el interés de compartir ideas y herramientas para un mejor funcionamiento de pequeñas y medianas empresas, o pymes, como se les conoce internacionalmente, llegó a Camagüey el consultor Antonio Hilbert, miembro de la organización sin ánimos de lucro española Seniors para la Cooperación Técnica (SECOT), y compartió dos días de intenso debate con un grupo de emprendedores privados de esta ciudad.
El taller “Consolidando la pequeña y mediana empresa. Emprendimiento privado y cultura organizacional”, acogió en el restaurante particular Mesón del Príncipe, sede del evento, a trabajadores por cuenta propia de la gastronomía y el hospedaje fundamentalmente, quienes encontraron allí una oportunidad de superación. Como sector emergente en Cuba, los privados no cuentan con muchos espacios para elevar sus conocimientos y adquirir el aprendizaje necesario para una dirección empresarial adecuada y con resultados satisfactorios.
Casi medio siglo de experiencia en ese campo, y el prestigio de la institución donde labora actualmente, con 25 años de existencia en España, avalan los criterios del experto, quien centró la esencia del éxito de las pymes en una dupla inseparable: trabajo y formación permanente.
La búsqueda de sistemas cualitativamente superiores, donde las empresas no estén destinadas solamente a la producción de valores sino que además sean entes socialmente responsables, debe caracterizar, según el criterio del profesor Hilbert, a las organizaciones modernas y del futuro, concebidas sobre los cimientos de metas y objetivos claros, definidos y adoptados por todos sus miembros.
El análisis de los riesgos y la higiene laboral, la misión y la visión de la empresa, la innovación, la ética y la cultura de trabajo, la comunicación y la transparencia, y la gestión medioambiental, son algunos de los presupuestos establecidos para una organización sólida, que no fracase ante los primeros embates de contrariedad impuestos por el medio.
Hilbert enfatizó, como prioridad para el éxito, la existencia de una cultura de trabajo adoptada y reconocida por todos los miembros de la pequeña o mediana empresa, donde las normas, los deberes y derechos no se impongan verticalmente a capricho de un propietario, gerente o director, sino aprobadas por un consenso que determinará que todos los trabajadores las reconozcan como suyas y laboren en consecuencia con ellas. Reflexionó que en la medida que se logre esa identificación, mejorarán los flujos, el clima laboral, y los resultados en la producción.
“Es muy común ver, en cualquier lugar del mundo, cómo los dueños se convierten en esclavos del negocio, pues al iniciarlos sin esquemas efectivos de organización, sienten que no pueden delegar responsabilidades y que el mayor peso recae sobre sus hombros, y a la larga los beneficios no son los esperados”, destacó el conferencista y coincidieron con él la mayoría de los asistentes al debate.
Problemas frecuentes como el trabajo bajo presión, la falta de capacitación al personal, las fallas en la comunicación y en la planificación, ignorar la falta de experiencia y de motivación de las personas involucradas en la organización, y la inestabilidad de la contabilidad, fueron señalados como causales directas de los fracasos en los emprendimientos, todos dados por no tener un adecuado mecanismo de gestión.
Para enfrentarlas, las organizaciones deben adquirir conciencia de que “algo ocurre”, o mejor aún, asumir los riesgos como posibles a priori, preverlos y detectarlos, e involucrar a la mayor cantidad posible de individuos en su manejo.
“El mayor grado de sostenibilidad y equilibrio lo hemos encontrado en aquellas en las cuales todas las personas de la organización participan activamente en la construcción de los sistemas de gestión y control para el funcionamiento, en particular basados en el concepto de organizaciones de futuro”, acotó el consultor.
Tres pasos son esenciales para las pequeñas y medianas empresas (pymes) en la gestión de los riesgos. El primero es eliminarlos antes de que surjan, lograr que dejen de ser amenazas para convertirlos en parte componente de las tareas. En segundo lugar está la prevención, o sea, preparar y conocer las acciones a acometer en el momento que surjan. Y por último está la conciencia de que pueden surgir otros no detectados, por lo tanto se debe estar siempre alertas ante ellos.
Una de las mayores responsabilidades que deben asumir las organizaciones de trabajo es la toma de decisiones que en forma continua les exigen sus propios sistemas de gestión y su propia razón de ser. Como todas las acciones están en manos y cabezas de las personas, constituye una parte de la gestión que requiere una búsqueda continua de nuevas formas hacia el mayor equilibrio entre los sentimientos, el pensamiento racional y las presiones sociales.
Resaltó el profesor Hilbert que todos los sistemas tienden a degradarse con el paso del tiempo, por lo tanto se hace necesario llevarlos a un proceso de mejora continua donde ese peligro por sí mismo desaparece, cuando no predomina el voluntarismo sino que la propia organización evoluciona para sobrevivir en el medio.
En las empresas modernas y con visión de futuro, sostenibles en el tiempo, se definen fundamentos sobre los cuales se asienta ese gestionar. Es necesario pensar y aplicar principios que resulten invariables en el tiempo, al menos en el mayor plazo posible, para obtener una garantía de desarrollo para la organización. Hoy en día es necesario gestionar todos los aspectos que tributan al desarrollo de la organización, no solo los entendidos como “situación de la empresa” (ingresos y gastos). Para ello se deben establecer, en el mismo comienzo de las actividades de la organización, los sistemas que más se adapten a la misma.
