Con la puesta en funcionamiento de OxiCuba, capaz de entregar diariamente 70 000 metros cúbicos de oxígeno líquido, poco a poco las reservas irán cubriéndose nuevamente. Foto: Ariel Cecilio Lemus.


Yaditza del Sol González - Granma - Video: Canal Caribe / TV Cubana

Con la puesta en funcionamiento de OxiCuba, capaz de entregar diariamente 70 000 metros cúbicos de oxígeno líquido, poco a poco las reservas irán cubriéndose nuevamente.

Luego de una avería que por alrededor de cien días obligó a poner en pausa la principal línea de producción de oxígeno medicinal que tiene el país, el pasado sábado 4 de septiembre, a las cuatro de la mañana, la planta de gases industriales OxiCuba s.a. reanudó su puesta en marcha.

Fueron más de dos meses de espera, de tensiones, hasta que finalmente se pudo acceder a la compra de piezas en el extranjero, con la presión que siempre implica el cerco económico, comercial  y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos al país; porque el bloqueo es real y no una frase hecha, y en contextos tan complejos, como el vivido, se llega a palpar el alcance de esa vil política anticubana.

La situación, por otra parte, no podía ser más complicada ante el alza de los casos positivos de la COVID-19 en la Isla y la demanda de oxígeno que precisaban los pacientes en hospitales, policlínicos y otros centros asistenciales y, sin embargo, no se dejó de entregar o distribuir, ni siquiera por un día, los cilindros con el preciado gas.

Ello no fue fortuito, ni mucho menos arte de magia, y las casualidades tampoco salvan vidas.

Tal y como explicó Yamilet Fuentes Pardiñas, directora general de la empresa nacional de Gases Industriales, a partir de la avería que sufrió OxiCuba, se adoptaron medidas correctivas con el fin de afectar lo menos posible la entrega de oxígeno, teniendo en cuenta el escenario que estaba viviendo la nación, desde el punto de vista sanitario y epidemiológico.

Una de esas soluciones, precisó, fue trabajar con los niveles de inventarios que había en existencia, además de incrementar la producción de aire comprimido medicinal y continuar con la producción de la planta de oxígeno de Santiago de Cuba que, aun cuando satisface una demanda mucho menor, fue capaz durante este tiempo de cubrir las necesidades más inmediatas de la región oriental.

Asimismo, dijo, otros actores de la industria y grupos empresariales sumaron esfuerzos, en tanto, las plantas de otros organismos se pusieron a disposición de este noble empeño, entre ella, las de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Todo el que podía producir oxígeno, lo hizo, como cuando se necesitó la «y» para acoplar dos personas a un solo balón de oxígeno, y en pocas horas ya se tenían varios prototipos de la pieza, gracias al ingenio y el humanismo de tecnólogos, ingenieros y trabajadores por cuenta propia que, sin pedir nada a cambio, apostaron por la solución rápida a un problema común.

«Han sido varias semanas de turnos de 24 horas, de un trabajo coordinado, sin descanso pudiera decirse, de llenar y distribuir cilindros a toda Cuba, lo mismo a las dos de la tarde, que a las cinco de la mañana».

Pero si bien continuamos con la entrega, lo cierto es que las capacidades que podían aportarse estaban lejos de la demanda real, puntualizó.

En tal sentido, comentó, el mes de agosto fue el más crítico. Por una parte, la demanda que estaba precisando el Ministerio de Salud Pública –cerca de 40 000 metros cúbicos diarios–, superaba cualquier media histórica y, por otra parte, luego de dos meses de la avería, comenzaron a disminuir los inventarios acumulados y había que priorizar entonces al territorio que presentaba el panorama más desfavorable, señaló.

Con la puesta en funcionamiento de OxiCuba, capaz de entregar diariamente 70 000 metros cúbicos de oxígeno líquido, poco a poco las reservas irán cubriéndose nuevamente, aseguró la directiva.

Sin embargo, detalló Fuentes Pardiñas, este proceso es imposible que ocurra de la noche a la mañana. «Los inventarios que teníamos prácticamente se agotaron y ahora hay que volver a llegar a esos números».

Todavía nos quedarán algunos días difíciles por delante, afirmó, «hay que llegarle a todo el país, ir levantando los niveles de producción y, a partir de ahí, estaremos casi dos meses hasta lograr estabilizar por completo la entrega de oxígeno».

Por su parte, José Manuel Gámez Álvarez, gerente general de la OxiCuba s.a., precisó a nuestro diario que se concluyó exitosamente la reparación de la planta, asumida por técnicos cubanos y extranjeros, y que, desde su recuperación, ya se han entregado –hace apenas unos días– al sistema de Salud, 220 000 litros de oxígeno y «continuaremos entregando».

Destacó, además, que el proceso de montaje e instalación de las piezas no llegó a la semana, luego de su arribo a la Mayor de las Antillas, y que se trabaja las 24 horas del día «en función de ajustar todos los parámetros y dejar una puesta en marcha satisfactoria».

Al referirse a la calidad del oxígeno medicinal, que debe cumplir con un porcentaje de pureza igual o superior al 93 %, Gámez Álvarez señaló que en la planta hay habilitado un cuarto de control, con equipos de alta tecnología, que analizan los productos en línea contra gases patrón, y que certifica la calidad de la producción, la cual, afirmó, cumple todos los parámetros.

La necesidad de oxígeno, expresó, es actualmente una realidad a nivel mundial, y no solo de Cuba, como consecuencia de la pandemia de la COVID-19. No obstante, acotó, nuestro país –desde finales de la década de los 90– creó sus propias capacidades de producción y por eso hoy contamos con estas plantas que, por más de 20 años, han logrado cubrir la demanda nacional.

En el caso de la rotura puntual que sufrió OxiCuba, que garantiza el mayor porciento del oxígeno medicinal usado en la Isla, sí hubo que realizar acciones de importación, pues, aunque continuamos entregando ciertas cantidades al sistema de Salud, ello no era suficiente, argumentó. «No obstante, la proyección es recuperar las capacidades».

CUANDO NO HAY TIEMPO NI PARA EL CANSANCIO

En la línea de llenado y distribución de oxígeno de la empresa nacional de Gases Industriales, desde hace varias semanas no hay tiempo para el reposo.

Los ojos del jefe de taller, José Tamayo Cardet, lo transmiten sin que medie palabra alguna; también lo denota su andar constante de un lado para otro, revisando, hablando con los operarios y estibadores, al pendiente de cada cilindro, de su manipulación. Porque aquí una fuga, un roce indebido, una válvula mal cerrada puede causar una explosión, costar una vida.

Ellos lo saben bien, como igual comprenden –aunque quizá no del todo, en su magna dimensión– la importante labor que realizan.

Tamayo Cardet, en sus 34 años como trabajador de la empresa, no recuerda otra ocasión en que se haya vivido una situación tan tensa. Sin embargo, manifestó, ello también «nos ha dado la oportunidad de demostrar lo que somos: cubanos fieles a la Revolución».

Los turnos son de 12 horas cada uno y tenemos dos grupos; aquí el movimiento no se detiene, enfatizó.

«Una vez llegan los carros cisternas –más conocidos como “pailas”– enseguida los conectamos a nuestros tanques y comenzamos el proceso de descarga. Normalmente, le damos una hora de reposo al tanque y, luego, a gasificar y llenar cilindros».

Cuando le preguntamos en qué turno trabaja, dice con una sonrisa jovial que él está «a pie de obra» a veces 18, otras 20 horas diarias.

Hay días que ni siquiera llega a dormir en casa y confesó que ha habilitado un pequeño colchón en su oficinita. Sin llegar a decirlo, nos refiere jornadas agotadoras, la presión de hacer un trabajo lo más rápido posible, pero bien, sin fisuras. Mas, cuando le preguntamos por el cansancio, asegura que cuando uno está haciendo algo que se sabe importante, que salva vidas, esa palabra sencillamente no existe.

Porque cuando se hable de la COVID-19, de los hombres y mujeres que se han vestido de superhéroes para enfrentar un virus microscópico, no solo habrá que hablar de los profesionales de la Salud que, en zona roja o desde cualquier otro lugar, batallan por la vida de un paciente; o de nuestros científicos, que han hecho posible que Cuba cuente con tres vacunas anti-SARS-COV-2.

También habrá que mencionar a esos tantos trabajadores anónimos, que han aportado su granito de arena en el enfrentamiento a la pandemia, como el ambulanciero Rafael David, que varias veces al día viene a cargar cilindros para distribuir a los otros carros de su base y, con ello, asegurar que no falte el oxígeno ante una llamada de emergencia.

O el chofer de «pailas», Aramís Veliz Martínez, que el martes hizo un recorrido de ida y regreso hasta Cienfuegos, y ya ayer estaba de nuevo en la «pelea», en la carretera, transportando oxígeno, o lo que es muy parecido en estos momentos, vida.

 

¿Cómo Cuba recupera gradualmente su producción de oxígeno?

Dinella García Acosta, Abel Padrón Padilla

Cubadebate

Cada día, más de medio millón de personas en el mundo necesitan oxígeno medicinal. En la India, la demanda llegó a alcanzar los 11,8 millones de metros cúbicos cuando vivieron su peor rebrote de covid-19. En Brasil hicieron falta hasta tres millones a principios de marzo. Los pedidos crecen y los enfermos esperan.

A nivel global solo tres fabricantes concentran el 69% del mercado de gas industrial (el cual incluye el oxígeno médico) y en tiempos de pandemia un cilindro de oxígeno ha llegado a costar entre  330 y 2 500 dólares, dependiendo del continente y la situación del país.

Hace poco más de 100 días la planta de gases industriales que concentra el 95% de la producción de oxígeno líquido de Cuba sufrió una avería. El 26 de mayo OxiCuba S.A. detuvo sus producciones y comenzó a distribuir a partir de inventarios y una pequeña planta que quedó funcionando.

“Los primeros meses había altos niveles de inventario en el país, por tanto, no se sintió. No obstante, con el alza de los casos de covid-19, el último mes de la avería fue muy duro para este país”, cuenta su gerente general, José Manuel Gámez Álvarez, desde el centro de control de la planta que desde el 4 de septiembre ya se encuentra “en el ajuste, puesta en marcha y logrando producciones importantes”. 

OxiCuba es capaz de producir 70 000 metros cúbicos de oxígeno líquido diariamente, por encima de la demanda del sistema de salud que actualmente es de 40 000. Dice José Tamayo Cardet, uno de los hombres que no ha vuelto a casa y no ha dormido prácticamente en su cama en las últimas semanas, trasladando y coordinando todo el llenado de los cilindros, que “ya lo dijo el Comandante: ´los gases deben ir por delante del desarrollo del país, sino lo frenan´. Hoy está demostrado así. Si no tenemos gases no hay nada”.

En abril de 2021 la Organización Mundial de la Salud nombró al oxígeno medicinal como “un medicamento esencial” para el tratamiento de la covid-19 y recomendó a los países aumentar su inversión en estas infraestructuras si querían fortalecer sus sistemas sanitarios. Cuando un paciente entra en estado grave, las células no tienen suficiente oxígeno para realizar su función normal dentro del cuerpo, y este requiere una inyección extra de oxígeno para estabilizarse.

Según Gámez Álvarez, “Cuba trabajó desde 1997 y 1998 en crear sus propias capacidades productoras de oxígeno”. OxiCuba y una planta en Santiago de Cuba que produce el 5% de la producción del país, “han logrado en más de 20 años satisfacer las demandas”.

Cuando arrancó…

El 15 de agosto el ministro de Salud Pública informó que, debido a una avería en la principal planta productora de oxígeno del país, se estaban presentando limitaciones para la cobertura con el líquido para la atención a los pacientes. Mientras lo hacía, el gobierno ponía en funcionamiento un Puesto de Dirección nacional que velaría 24 horas para intentar mitigar la escasa cobertura.

El 27 de agosto se conoció que la pieza que necesitaba OxiCuba llegaría en las próximas horas. El 1ro de septiembre se supo que se encontraban en el proceso de montaje. La frase “próximos días” se sentía ya más cercana. Mientras todo esto ocurría llegaban alternativas: pequeñas fábricas, donaciones, importaciones, aviones de las FAR, unas “Y” que salían de impresoras 3D y hasta un granmense que creó un concentrador de oxígeno portátil para salvar a su esposa.

Finalmente, el 4 de septiembre, se conocía que la reparación había “concluido exitosamente”. Según el gerente general de OxiCuba S.A., “el proceso de montaje no llegó a una semana. Se trabajó entre 10 y 14 horas todos los días”.

La directora general de la empresa nacional de Gases Industriales, Yamilé Fuentes Castillo, recuerda cuando uno de sus obreros le dijo: “Yo espero. Yo no me voy para mi casa. Yo espero a ver si arranca”. Y arrancó.

“El mantenimiento capital ―detalló Gámez Álvarez― se realizó con asistencia técnica extranjera y los técnicos cubanos de la empresa. Pero ahora toca recuperar los inventarios. La demanda sigue alta”. La planta de OxiCuba, que trabaja normalmente las 24 horas, se encuentra en estos momentos en proceso de alcanzar sus capacidades nominales de producción.

De acuerdo a Fuentes Castillo, “con la planta funcionando, lo que queda es ir restableciendo los inventarios, un proceso que no ocurre en tres días. Necesitamos al menos dos meses para llenarlos. Hay tanques que están vacíos y hay que enfriarlos, es parte del proceso tecnológico.

“La idea es ir restableciendo primero las gasificadoras, para garantizar que siempre tengamos cilindros disponibles. De este modo, en caso de emergencia, si no hay líquido para echarle a un tanque de un hospital, hay cilindros para cubrirlo. Si hay que llevar 200 cilindros, eso es un camión, un hombre con un cilindro al hombro y por ahí para arriba hasta la última sala”.

A más de 90 km/h se puede vivir

En la producción de oxígeno el aire se congela a 186 grados celsius bajo cero. El gas se condensa y, ya licuado, se transporta en camiones cisterna, por ejemplo, a los hospitales, donde se introduce en un tanque que lo devuelve al estado gaseoso para ser administrado a los pacientes.

Detrás de esos camiones se encuentran los “paileros”, como les llaman en la empresa de Gases Industriales. Uno de ellos es Aramis Veliz Martínez. Lleva más de 22 años detrás del timón de una “paila” de oxígeno líquido, pero “estos tres meses son los más difíciles que he vivido. Ya no veo ni a mi esposa. Vivo en el camión”.

Veliz Martínez entra a OxiCuba. Pesa la paila. Se coloca en la línea de llenado. Llega a donde está el tanque. Instala. Enfría la bomba y empieza a llenar. ¿Turnos? “Todo el tiempo. Vine anoche de Cienfuegos y ya mírame aquí de nuevo. Fui y viré. Vine de Santiago y vine para acá y así. En estos momentos trabajamos más de 24 horas seguidas”.

Cuando la paila está llena se vuelve a pesar. Te informan cuánto líquido cargaste y para dónde vas. “Lo mismo para Guanabacoa que para los tanques de los hospitales”.

Manejar un camión con 14 300 metros cúbicos de oxígeno líquido es peligroso. Normalmente deben ir a no más de 90km/h, pero en estos tiempos se permiten ir un poco más rápido. Hay que apurarse. “Cuando llegamos, nos dicen ‘ya llegó la vida de los seres humanos´”. 

Cargar un cilindro hasta con los ojos cerrados

Si los hospitales no disponen de los tanques, el oxígeno también puede colocarse en cilindros de gas presurizado. Detrás de ese ese cilindro verde, verde y no amarillo, amarillo es cloro, verde y no violeta, violeta es argón, están hombres como José Tamayo Cardet, jefe de taller de Gases Habana, en Guanabacoa.

Hace semanas que no pasa por casa. Duerme, cuando duerme, en un puesto de mando que se ha hecho en su “oficinita. Cuando haces algo tan importante el cansancio no se siente”.

Pero “los suyos”, como llama a sus operarios, tampoco lo sienten. “No tienen hora para trabajar, es cuando tú los llames. Hace falta quedarse para bajar un contenedor y se quedan. Yo con esas 14 gente hago lo que haya que hacer y vamos para donde tengamos que ir”.

Turnos de 12 horas. De siete a siete. 14 operarios y siete en cada turno. “Pero yo estoy 18 o 20 horas. No se puede dejar la tarea en estos momentos”. Todo comienza cuando llega la paila. Se conecta al tanque y empieza la descarga. Una vez terminada, se le da presión al tanque y se comienza a gasificar rápidamente. Los hospitales y centros asistenciales apuran. Hay pacientes esperando.

“Normalmente ―explica el santiaguero― se le da una hora de reposo al tanque. En estos tiempos se le está dando 45 minutos. No hay espacio para más. Estamos apurados”. Hay que gasificar el oxígeno con inmediatez.

Luego del envase se van cubriendo necesidades por territorio. “Lo mismo tienes que llevar de Matanzas para Cienfuegos, que de Sancti Spíritus para Villa Clara, que de Camagüey para Las Tunas”, precisó la directora general de Gases Industriales.

¿Es peligroso manejar los cilindros? “Para quien no sabe. Para mí es una bicoca. Algo fácil. Lo puedo hacer hasta con los ojos cerrados”. La manipulación de un cilindro debe hacerse de forma muy cuidadosa. No puede estar en contacto con la grasa o en fricción. Hay que tener especial cuidado con las válvulas. Siempre se deben manipular en posición vertical y mantener en jaulas para que no se muevan. En un cilindro viajan 6.5 metros cúbicos de oxígeno.

Tamayo lleva trabajando aquí 34 años “y esta ha sido la situación más crítica de mi carrera. Está la pandemia que ha venido a acabar con los seres humanos y la manera de combatirla es con el oxígeno a tiempo”.

En su taller no hay nada que se desperdicie. “Todo lo que llega se aprovecha. Hasta se recoge lo que queda en la línea y así un botellón ya va teniendo un poquito”.

Luego de 100 días de heroicidades y angustias, Cuba se encuentra terminando el ajuste y la puesta en marcha, logrando ya producciones importantes para el sistema de salud, de la planta de gases industriales OxiCuba S.A., que concentra el 95% de la producción de oxígeno líquido en el país y es capaz de producir por encima de la demanda diaria.

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