Sara Más - Revista Mujeres.- Se trata de un servicio individualizado que ofrece un equipo multidisciplinario en el Centro Oscar Arnulfo Romero, en articulación con varias instituciones sociales, comunitarias y de salud.

Más de un centenar de mujeres que viven situaciones de violencia han acudido a la Consejería del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), creado hace dos años, donde reciben atención individualizada y orientación.

La psiquiatra Ivón Ernand, quien coordina este servicio, informó que desde 2016 hasta septiembre de 2018 se habían acercado a estos servicios 125 mujeres. Pocas por ahora, precisó, pues la principal vía de conocimiento y acceso a la consejería es a través de otras personas que la van conociendo.

Desde que fue concebido, este servicio cuenta con un equipo multidisciplinario que integran profesionales de salud mental, una jurista y algunos centros que apoyan su labor desde la comunidad, como la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia de la Federación de Mujeres Cubanas y el centro de salud mental del municipio.

Ubicada en la sede de OAR (Calle Vista Alegre 66 entre Párraga y Poey, La Víbora, La Habana), la consejería recibe público los miércoles y jueves, entre las 9:00 de la mañana y las cuatro de la tarde.

Casi la totalidad de las mujeres que acuden necesitan acompañamiento legal, no solo teórico, sino activo, de gestiones, y otras veces precisan conocer acerca de sus derechos. “No trabajamos con un esquema, atendemos sus necesidades, respetamos sus tiempos, la situación que están viviendo”, acotó.

Más de la mitad de las mujeres recibidas en la consejería son de edad mediana, entre 40 y 59 años. “Se trata de un grupo vulnerable, que tiene sobre sí la sobrecarga por lo cuidados familiares, las tareas del hogar y no siempre percibe esa violencia que están viviendo”,

Entre ellas predomina el nivel profesional y técnico, pero muchas veces no están ejerciendo su profesión, se mantienen sin ocupación laboral remunerada o como cuentapropistas.

“El tipo de violencia que perciben más es la psicológica, pero no es poca la física, hemos recibido casos de múltiples intensidades”, refiere la psiquiatra.

La mayoría lleva entre cinco y 10 años sometida a violencia psicológica, muchas veces cotidiana, la que no se identifica fácil, además de otras expresiones como la violencia patrimonial, la económica y la sexual. Esta última no siempre la identifican, al considerar que es parte de un deber que deben cumplir, el ceder a los deseos y demandas sexuales de sus esposos.

La mayoría, además, tiene hijos menores de 18 años, de los cuales muchos tienen menos de 15. “Se trata de hijos e hijas que han estado presentes en los actos de violencia, están afectados por ello, por lo que incorporamos a la consejería una especialista en salud mental infantil para atenderlos como víctimas secundarias de esa violencia que no va dirigida a ellos en particular, pero también la reciben, a vivencian y la sufren”.

La consejería no debe exceder 12 sesiones, entre 45 minutos y una hora, sostiene Ernand, aunque hay flexibilidad de acuerdo con cada caso.

Además de atender al público y brindar información, el equipo trabaja con las mujeres para ayudarlas a crear capacidades de actuación, respuesta y acompañarlas en sus decisiones.

De las 125 mujeres atendidas, 85 han necesitado asesoría jurídica y solo 25 han establecido denuncia.

Ernand adelantó que en la actualidad organizan la creación de grupos psioeducativos de mujeres en situaciones de violencia, con vistas a emplear el trabajo grupal para mejorar su estado emocional, entrenarlas en técnicas de auto control, respiración, relajación y otros recursos que luego les permitan manejar por sí mismas diversas situaciones.

Además de la información y acompañamiento que brinda, la consejería es un espacio para formar consejeros y consejeras que luego puedan replicar estas experiencias en las comunidades, señaló Ernand. “Prevenir, atender y multiplicar las opciones de atención es el objetivo fundamental”.