Académicas, periodistas, profesoras y psicólogas conforman el grupo que inauguró el espacio de encuentro feminista Aire en la Universidad de La Habana. Foto SEMlac Cuba

Lirians Gordillo Piña - Red Semlac.- Feministas cubanas cuentan con un nuevo espacio para conversar e intercambiar herramientas desde sus profesiones y experiencias personales.


“La idea es que podamos compartir herramientas que nos permitan crecer, empoderarnos, conocernos mejor, fijar metas, estimarnos más. Este será un tiempo para nos, donde podremos dialogar sobre estrategias para nuestro empoderamiento personal”, así presentó el espacio la socióloga Magela Romero Almodóvar. La primera cita fue el 20 de marzo, en la Universidad de La Habana.

 

“Aire: un espacio para el autocrecimiento de líderes feministas cubanas” es un sueño que la socióloga emprende con colegas y amigas.

La invitación, que circuló de manera electrónica, adelantaba algunas características de lo que fue el encuentro, un espacio que renuncia a la formalidad de las conferencias para abrazar técnicas menos formales y modos innovadores de compartir información.

A los usos del tiempo estuvo dedicada la primera sesión. La dificultad en el manejo de este recurso es una realidad para la mayoría de las asistentes, quienes refirieron sobrecarga de trabajo, acumulación de pendientes y el uso del tiempo de descanso y fines de semana para tareas laborales e intelectuales.

“¿Hasta qué punto la organización social del trabajo afecta nuestros tiempos, relaciones y afectos?”, preguntó Zaida Capote Cruz.

Para la ensayista e investigadora feminista, las complicaciones con el uso del tiempo no tienen una explicación biológica o individual; también influyen las estructuras, que en este caso responden a una sociedad patriarcal.

Al respecto, la socióloga Teresa Muñoz Gutiérrez advirtió que cuando se habla del tiempo es evidente que vivimos en una sociedad “pensada para y por los hombres”.

“Este es un tema que sería bueno también trabajarlo con ellos, pues afecta a todas las personas y principalmente a la familia. En nuestro contexto, un ejemplo son las reuniones extensas que comienzan casi siempre luego de la jornada laboral”, expuso Muñoz Gutiérrez.

Para la académica y profesora universitaria, se trata muchas veces de defender espacios y vínculos que sufren por la “falta de tiempo”. Una opción es tomar decisiones informadas y conscientes.

“En este tema, el primer paso es reconocer que tenemos un problema”, dijo Romero Almodóvar.

Frente a las circunstancias, tiempos vitales y la organización social patriarcal, las feministas compartieron voluntades y herramientas para poner en el centro prioridades esenciales para ellas.

La joven Danay Martínez Puentes siempre lo ha tenido muy claro. “Hay renuncias que no son válidas para mí y, por tanto, cuestiones y ritos que no se negocian”, afirma la psicóloga.

Martínez Puentes es celosa del tiempo personal desde su etapa de estudiante y como profesional en el Instituto de Neurología. No contamina jornada laboral con tiempo de descanso y esparcimiento, ritualiza actividades de la vida cotidiana y revisa de manera sistemática cómo marcha el equilibrio entre las cosas y personas importantes en su vida. Para ella, la voluntad lo es todo.

“Una tiene que respetar su tiempo. Comienza por nosotras y por enseñarles a los demás que el tiempo de todos es válido y útil, porque no tenemos más”, compartió la psicóloga de 32 años.

Más allá de la voluntad personal y las posibilidades reales de mujeres profesionales, que asumen una doble y triple jornada, se pueden aprovechar recursos que muchas veces se comparten con otras personas como parte de la rutina de trabajo.

Dayma Echevarría ha estudiado el uso del tiempo, ha impartido talleres para su aprovechamiento en espacios laborales y, sin embargo, reconoce que no siempre aplica todo lo que sabe.

Asumir ese reto con conciencia feminista permitió a las asistentes ponerles nombre a experiencias y limitaciones, estrategias y recursos cotidianos.

Muchas se auxilian en aplicaciones móviles para organizar el trabajo, algunas realizan listas de prioridades y luchan por cerrar todos los procesos, las más experimentadas han logrado establecer reglas y pautas para respetar su tiempo personal y otras ubican a la familia y la gestión de la vida doméstica como ladrones de tiempo.

“La diversidad de mujeres reunidas es un aporte para el espacio. Me parece muy bueno, porque además de compartir complicidad para identificar problemas comunes, también estamos compartiendo saberes profesionales y humanos, en el sentido de cómo ha sido nuestra experiencia de ser mujer en Cuba hoy”, comenta Zaida Capote Cruz a SEMlac.

Con una frecuencia bimensual, Aire abordará diversos temas como la autoestima, la conciliación, la autosostenibilidad económica, la sexualidad, entre otros

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