Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Desde hace un par de días, un comunicado sobre Grecia resalta que la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP) expresa su más firme apoyo y solidaridad al pueblo y al gobierno de esa nación, frente al voraz asedio del capitalismo financiero mundial y sus representantes europeos, los que con inescrupulosa y desmedida ambición pretenden doblegar la opción de este país por una vida digna y justa. Sobre el caso, recomiendo ver 25 verdades de Alexis Tsipras sobre el chantaje del lobby financiero internacional. No obstante, propongo meditar sobre otros aspectos.
Ante todo, tengo la impresión de que la canciller alemana, Angela Merkel, advierte el trasfondodel asunto ante la ¿herejía? de Grecia de cara a la Unión Europea (UE). Puntualmente, dijo ella:
“Hay que luchar por esos principios; podríamos tal vez abandonarlos a corto plazo, decir sencillamente 'cedamos', pero a medio y largo plazo nos perjudicaríamos”. “Fracasa el euro, fracasa Europa [porque es una moneda y se basa] en la confianza mutua y en valores comunes”. “Para esa confianza mutua es existencial que, por un lado, seamos solidarios y que, por el otro, cada uno aporte su contribución a la solución del problema; la solidaridad y la responsabilidad propia son dos caras de la misma moneda”. “Debemos seguir promoviendo esa capacidad de compromiso y esos valores comunes una y otra vez”.
En similar dirección, se movió el expresidente francés y líder del partido conservador Los Republicanos, Nicolás Sarkozy, en su crítica a Alexis Tsipras, Premier griego, a quien acusa de haber prometido cosas que “sabía que no podía cumplir” y de liderar un gobierno “irresponsable” que cree que se puede “exonerar de cualquier responsabilidad”. Además, dijo: “Hemos querido una Europa fuerte; no podemos aceptar una Europa débil [y, si no encuentran las soluciones adecuadas] será el caos [pues es] demasiado fácil decir a los demás: 'Yo no respeto las reglas, paguen por mí'”.
Sin embargo, Grecia no está con las manos cruzadas sino que estudia medidas legales contra las instituciones comunitarias para bloquear su salida del euro. Su titular de Finanzas, Yanis Varufakis, expresó:
“El Gobierno griego hará uso de todos nuestros derechos legales”. “Estamos recibiendo asesoramiento y ciertamente vamos a considerar una medida en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE). Los tratados de la UE no hacen provisión para la salida del euro y nosotros nos negamos a aceptarla. Nuestra participación [en la UE] no es negociable [toda vez que] no hay provisiones para abandonar el euro. Una vez dentro, no puedes salir de él. Esto es parte de los tratados de la Unión Europea”.
La fuente, certifica que Varufakis manifestó también que a Grecia se le debe 1,900 millones de euros de los beneficios obtenidos por el Banco Central Europeo (BCE) en 2014, por lo que pidió que ese dinero sea transferido para cubrir los 1,600 millones de euros que su país le debe pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI) —las negritas son mías.
Entretanto, los griegos dan su apoyo masivo al Gobierno izquierdista de Syriza y han dicho claramente “no” a la propuesta de los acreedores para la economía helena, mostrando su respaldo al referéndum del próximo domingo bajo el lema central “No, por la democracia, por la dignidad” y otras expresiones acompañantes como “El pueblo griego no puede ser chantajeado”, “Defendamos la democracia”, “Pueblos de Europa, todos unidos”. O sea, la ciudadanía ha salido a la calle para reclamar el fin de las políticas de austeridad para su país y la independencia de su pueblo.
Así se prevé que sea la respuesta popular a la convocatoria que el pasado 26 del corriente Alexis Tsipras, en su condición de Primer Ministro de Grecia, le hiciera a sus conciudadanos/as para que asistan a un referéndum sobre si quieren aceptar el plan de las instituciones o no. Concretamente, la pregunta es: “¿Debe ser aceptado el plan que fue propuesto por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional?”.
Al respecto, el propio Tsipras dice que respetará el resultado de esa consulta; que “No seré primer ministro por todos los tiempos”; que luchó por lograr un “acuerdo justo”; que “Vamos a sobrevivir y vamos a elegir nuestro futuro [pues] pasado mañana el sol saldrá por el este”; y que la gente seguirá “teniendo oxígeno [por cuanto] los griegos sobrevivirán sin programa [de rescate]”. Además, que el FMI “quiere que le paguen sin pagar” con el argumento de que la deuda griega “no es sostenible”; y que los socios europeos aceptan “a la carta las posiciones del FMI” pero no están de acuerdo en abordar la sostenibilidad de la deuda, como quiere el Fondo.
En lo personal, ante tal escenario no solo ratifico lo que sostuve seis año atrás en Hágase otra arquitectura financiera; no solo tengo claro en la memoria los resultados de múltiples fechorías del tristemente célebre FMI (Ver: diez razones para oponerse a él y otras instituciones); no solo asumo que los datos que he compartido con usted muestran que Grecia No se encamina vs. la Unión Europea (Ver: Joseph E. Siglitz, Premio Nobel de Economía 2001); sino que, más bien, hallo que su pueblo actúa en contra de Merkel, Sarkozy y otros que como ellos aúpan el Capitalismo en versión salvaje para las mayorías.
Entonces, si develo cómo estadistas de la UE han desmontado paulatinamente el Estado de Bienestar Social de otrora —escapó a la casualidad que escribiera Cuba: expertos españoles aclaran a Reuters, a propósito de una suerte de analogía—, la conclusión de mi análisis necesariamente exhibe como núcleo duro que precisamente lo que No desean Tsipras y su Gabinete para sus coterráneos son las desgracias que galopan por el Viejo Continente. ¡Amén!
