Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Como millones y millones de terrícolas, me entusiasmé con el caso Heleno. Por ello, resalté cómo su mayoría poblacional daba apoyo al Gobierno izquierdista de Syriza al manifestar claramente “no” a la propuesta de los acreedores para ahogar su economía, mostrando su respaldo al referéndum que se efectuó el cinco del corriente bajo el lema central “No, por la democracia, por la dignidad” y otras expresiones acompañantes como “El pueblo griego no puede ser chantajeado”, “Defendamos la democracia”, “Pueblos de Europa, todos unidos”. Pero el liderazgo, flaqueo. Siento un trauma, para la reflexión.
Entre las muchas informaciones que rondan al particular, considero clave para entender el asunto la percepción de Paul Krugman, Profesor de Economía en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía de 2008, quien en Matar el proyecto europeo dejó como inscripción “Ser un miembro de la zona euro significa que los acreedores pueden destruir su economía si se sale del redil”; al paso que identifiqué como esclarecedor el título La ley implacable del gran capital que hace constar que cuando Tsipras había ya capitulado comprometiéndose a imponer un nuevo plan de austeridad, los jefes de Estado europeos continuaban su infame chantaje.
No obstante, hallé en Las nueve medidas extra que ha tenido que aceptar Grecia la luz que alumbra hasta qué punto ha sido esta suerte de traición de Alexis Tsipras, Primer Ministro de ese país europeo, al grueso de griegos/as. Me refiero a que al batacazo contra las pensiones; a dar una vuelta de 180 grados al mercado de producción de leche, de panaderías, de farmacias y de alguno servicios regulados, como el transporte en ferry; así como la liberación de los mercados energéticos y privatización del operador de la red de transporte de electricidad.
También, al hecho de reformar la ley de huelga con el objetivo de endurecerla, y legislar con las mejores prácticas de la Unión Europea (UE) en cuanto a los despidos colectivos; a medidas para reforzar la gobernanza y el control de las instituciones financieras con el ánimo de eliminar cualquier interferencia política en su gestión; a traspasar activos disponibles para su venta a un fondo supervisado por autoridades europeas o sea, privatización de bienes que se destinará a pagar el nuevo préstamo; y la exigencia de “modernizar y fortalecer” la administración con el objetivo de reducir el coste de su sector público.
Y como si fuera poco, Grecia además deberá consultar y concertar con las instituciones europeas, con el tiempo suficiente, todos los proyectos de ley relativos a las áreas de reforma, incluso antes de su puesta a consulta pública; y dar marcha atrás a todas las medidas que aprobó el Gobierno de Tsipras tras su llegada al poder como fue volver a hacer universal la asistencia sanitaria, salvo las medidas de asistencia humanitaria.
La moraleja es más que evidente: como hice constar hace más de cinco años respecto a la marcha atrás del milagro capitalista en Japón, en el caso Heleno igualmente se confirma una prueba inequívoca de la fuerza del pensamiento de Karl Marx toda vez que bajo la batuta del régimen capitalista solo momentáneamente tiene lugar la prosperidad relativa para quienes trabajan, aspecto que, paralelamente, es siempre pájaro agorero de tormenta. Se impone, pues, sustituir tal sistema. Es una enseñanza de Grecia a los pueblos del mundo.
