Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- “La mortalidad infantil en Cuba: Un mito bajo la lupa”, responsabilidad de Nora Gámez Torres, es la más reciente entrega que desde El Nuevo Herald ¿actualiza? la realidad de la Mayor de las Antillas en tal orden de ideas toda vez que “un investigador de la Universidad de Carolina del Norte concluye en un nuevo reporte que el número de bebés muertos pudiera ser casi el doble y hasta el triple de las cifras oficiales” y, por tanto, esa mortalidad “no parece muy confiable”.

De cara a este ¿descubrimiento?, deseo recordarles a mis lectores/as que en Cuba: nueva de una piraña en su contra, un par de meses atrás, dejé constancia de que esa autora es “la más reciente adquisición” del mismo Herald que desde Miami funge como portavoz  de ideas reaccionarias ante la Revolución Cubana; quien “hasta el otro día fue una profesora de la Universidad de la Habana”; y también, es la propia persona que no vaciló en colocar en tela de juicio el acierto en el rumbo de nuestra economía, a pesar del certificado acerca de que la Isla puede convertirse en la Singapur del Caribe.

No obstante, en este momento deseo llamar su atención hacia algunos datos que sitúan en entredicho al mencionado investigador de la Universidad de Carolina del Norte, teniendo en cuenta que en Abril de 2014, a propósito de que La Habana estaba destinada a presidir la Asamblea Mundial de la Salud en su 67 edición que se desarrolló del 19 al 24 del Mayo siguiente en Ginebra, Suiza, la dinámica cubana en ese sector estuvo enaltecida por la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Puedo obviar que a nivel internacional es reconocido que la Malaria o Paludismo fue erradicado en mi país desde los años sesenta del siglo XX; que hoy día está controlada la epidemia de SIDA y Tuberculosis; y que en el particular de la primera, a contrapelo de lo que existe en otros muchas naciones, asistimos a una enfermedad alejada de ser un problema sanitario y las personas necesitadas reciben gratis medicamentos antirretrovirales genéricos fabricados en el terruño.

Igualmente, consigo soslayar que en las estadísticas de la OMS aparece que las campañas de vacunación que realizamos desde la clarinada de Enero de 1959 han traído consigo la erradicación  de sufrimientos trasmisibles como la Poliomielitis, la Difteria, la Tosferina, el Tétanos neonatal y la Rubeola gracias a un programa de vacunación a través del cual nuestra infancia queda protegida de 13 enfermedades —todo, al margen de la meritoria labor que en este sentido materializa nuestro Ejército de Batas Blanca a escala mundial.

Significo, en contrapartida, que mi Caimán Verde exhibe que prácticamente ha cumplido todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluyendo el hecho que mantuvimos en 4,2 por mil nacidos vivos la tasa de mortalidad infantil al cierre del año pasado; que el “2014 fue un año en el que se trabajó para reducir los efectos de la prematuridad, se generalizó el uso de la progesterona a todas las gestantes con riesgo de parto pretérmino, se hizo un uso más eficiente de las camas de hogares maternos disponibles, se perfeccionaron los protocolos de manejo perinatológico y se incrementó la supervivencia de los recién nacidos con menos de 1 500 gramos en los servicios de neonatología”; y que para Junio del corriente mi Camagüey resultó la provincia con más baja tasa: hasta ese entonces, se reportaron 3 400 nacimientos —71 más que en igual etapa del año anterior— y la tasa se mantuvo en 1,9 fallecidos por cada mil nacidos vivos. Todo ello, ajustado al sistema de registro que en tal sentido tiene las Naciones Unidas.

Si a mí examen incorporo el Comunicado de prensa OPS/OMS y UNICEF/ 30.06.2015/ “LA HABANA, Cuba. Hoy, Cuba se está convirtiendo en el primer país del mundo que recibe la validación de la eliminación de la transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis congénita, después de una revisión rigurosa liderada por el Comité Regional de Validación, junto a OPS, UNICEF y ONUSIDA, que abarcó desde la atención médica hasta aspectos de derechos humanos. Es un día histórico para la prevención del VIH y Sida y el progreso hacia una generación libre de esta carga al nivel nacional y global”; entonces, se podrá comprender mejor el porqué asumí “La mortalidad infantil en Cuba: Un mito bajo la lupa” como otra mala entraña en contra de la obra que construimos la mayoría de cubanas y cubanos.