Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Usted puede leer en el vocero de la derecha miamense Lo que los cubanos no saben, y no saben que no saben, con ideas como estas: “[…] un canal del gobierno [en la Isla] trasmitió la conferencia de prensa conjunta [de los Presidentes de EEUU y Cuba], pero sin las inconvenientes preguntas que le hicieron a Castro sobre los presos políticos”. “[Unos esposos del patio] se asombraban que un presidente pudiera dar un discurso tan largo sin un texto escrito delante. No tenían idea de lo que es un Teleprompter”.
Otras ¿sabias? percepciones de la persona que escribió para el Herald “Lo que los cubanos…”, pueden ser resumidas como siguen. Una: “Mientras yo esperaba una tarde a la delegación de Philip Levine, alcalde de Miami Beach, su guía cubana me preguntó por qué me había ido de Venezuela, el país donde nací y pasé mi niñez. La delincuencia, le dije. Fue la respuesta mía concisa que pude encontrar. Ella nunca había escuchado del altísimo índice de delincuencia en Caracas”.
Otra: “Yo había estado en Cuba una vez, hace seis meses, para cubrir en Holguín la visita del papa Francisco. Pero pensé que en La Habana, con su gran cantidad de turistas y por ser una ciudad más grande, me sentiría menos aislada. Pero no fue así: aunque hay más establecimiento y conexiones Wi-Fi, esos servicios están dirigidos más a los extranjeros que a los cubanos”. Pero esta es una pequeñez. Fíjese en la tercera que resalto —siempre significando en negritas:
“Esta es la Cuba antes de los cambios: Estudiantes de la Universidad Tufts que viajaban con Levine y se quedaban en apartamentos alquilados a través de Airbnb, se dieron cuenta rápidamente que no hay CVS, ni 7-Eleven, ni siquiera un mercadito donde puedan comprar agua embotellada o algo ligero de comer […].
Y le aseguro que allí no cesaron las sandeces. Mas, resulta suficiente para convocar a la meditación con las preguntas que continúan:
¿Acaso es mentira que en el intercambio con la prensa de Raúl Castro y Barack Obama, el primero dijo “Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos. Menciónala ahora. ¿Qué preso político, dime el nombre, o los nombres?, o cuando concluya la reunión me da una lista con los presos, y si hay esos presos políticos, antes de que llegue la noche van a estar sueltos”, cuando Jim Acosta, de CNN, le sondeó al respecto? ¿No salió en vivo en la Tv cubana?
¿Será representativo del cubano/a promedio los citados esposos que “No tenían idea de lo que es un Teleprompter” o la guía cubana del alcalde de Miami Beach que “nunca había escuchado del altísimo índice de delincuencia en Caracas”? ¿Quién que haya caminado La Habana está dispuesto a consumir el embuste según el cual hechos como las conexiones Wi-Fi pueden considerarse “servicios [que] están dirigidos más a los extranjeros que a los cubanos” o que a lo largo y ancho del archipiélago nacional “ni siquiera [exista] un mercadito donde puedan comprar agua embotellada o algo ligero de comer?
Entonces, ante tan ¿ilustre? trabajo periodístico como “Lo que los cubanos…”, no debo menos que sintetizar para mis lectores/as: Es penoso que a esta altura se publiquen burdas mentiras, al estilo de las aquí reflejadas. Ello, es muestra de carencia de una elemental objetividad y un mínimo de pudor de eso que denominan “prensa libre”. Estamos en presencia, simplemente, de injurias vs. Cuba plasmadas en el Nuevo Herald —¿dónde, si no en ese portavoz de ideas retrógradas?
