Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Existe un bochinche alrededor del regreso a Caracas de Guaidó, el títere, (1) sin que la prensa promotora de ello se dé por enterada de que el susodicho, refiriéndose a las vidas que se han perdido en su país, dijo: “Para nosotros no es costo, para nosotros resulta inversión a futuro” (2); como tampoco se resalta que el segundo de la Casa “Oscura” le reprochó recientemente por incumplir su promesa al gobierno gringo, a saber: si la mayoría de los líderes del mundo lo reconocían como presidente interino de Venezuela, al menos la mitad de los oficiales iban a desertar (3). En tal escenario, sugiero el análisis de otras aristas de la problemática en la nación sudamericana.
A propósito del bochinche de marras, no obvio que un funcionario yanqui en condición de anonimato amenazó a la Hermana Venezuela y ello me condujo a meditar a través de las siguientes interrogantes: ¿He aquí una charlatanería? ¿Cómo amparar el orden legal en una nación, si se permite que uno de sus ciudadanos convoque a una intervención militar en su país y luego salga ilegalmente y después intente regresar como si no hubiera sucedido nada? ¿Las autoridades de Miraflores tendrán que cruzarse de brazos ante ese desparpajo? (4).
Al respecto, pienso que en cualquier hipótesis el Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros (5) sabrá decidir lo que mejor sea para el pueblo bolivariano y chavista —como ha demostrado (6).
No obstante, considero que la mejor salida a la situación venezolana debe girar alrededor de la plática. Así lo confirma el estudio más reciente de la consultora Hinterlaces: la mayoría del pueblo está de acuerdo con un eventual proceso de diálogo entre el Gobierno nacional y la oposición o sea, el 81% de venezolanos/as apoya la realización de conversaciones entre las partes opuestas (7).
De cara a esta eventualidad, tengo presente que el Titular de Comunicación e Información del país sudamericano, Jorge Rodríguez, aseguró recientemente:
“Nosotros veremos qué trae la oposición en su propuesta, nosotros llevaremos: uno, respeto a la soberanía de Venezuela; dos, respeto al derecho a la paz que tiene Venezuela; tres, levantamiento de las sanciones (…); cuatro, que se establezca un mecanismo para dirimir por vías pacíficas las diferencias que haya entre el Gobierno y la oposición; cinco, que haya un respeto a la no injerencia por parte de otros países y de otros gobiernos a los asuntos internos de Venezuela” (8).
Así, exclamo a los cuatro vientos: ¡Ojalá que más temprano que tarde se concrete esta plática!
Concluyo: al tiempo que insisto en repudiar la jugarreta yanqui de última hora consistente en transitar de la ¿ayuda? humanitaria a la ¿protección? migratoria que planea Trump vs. Maduro (9); estoy convencido de que es más importante conversar en aras de la Paz y la Prosperidad del pueblo, en vez de seguir atendiendo las maniobras de Guaidó —el abominable ¿mimado? por los yanquis. Apuesto, pues, al diálogo nacional como solución del conflicto en Venezuela —arropado por la Solidaridad internacional (10). ¡Amén!
Referencias:
1.- https://elpais.com/internacional/2019/03/03/actualidad/1551614014_217874.html.
