Raúl Antonio Capote.- Según el periódico estadounidense The Wall Street Journal, que tuvo el “merito” de poner en circulación la noticia, existe un acuerdo entre Cuba y China, en materia militar, para la instalación de una supuesta base de espionaje.

Supuesta base de espionaje en Cuba, ¿un nuevo Maine?

La fake news fue propagada de inmediato por otros medios, que como nos tienen acostumbrados, no comprueban la veracidad de la noticia cuando de dañar a Cuba se trata

Raúl Antonio Capote

Granma

Obedeciendo a los intereses más reaccionarios de EE. UU., ha comenzado una nueva campaña contra Cuba. La fábrica, que parece no tener descanso, alimenta al Moloch de la ignominia.

El miembro del Buró Político del Partido y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en una declaración, referida por el sitio web de la Cancillería, expuso el pasado lunes que «Las afirmaciones del Secretario de Estado de los Estados Unidos sobre la presencia de una base de espionaje de China en Cuba constituyen una falsedad».

La respuesta del Canciller cubano estuvo motivada por la intervención reciente del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, durante una rueda de prensa en Washington, donde aseveró que su Gobierno tiene una estrategia para contrarrestar el espionaje chino en Cuba y en otros países, y que está dando buenos resultados.

Días antes, el periódico estadounidense The Wall Street Journal, que tuvo el «crédito» de poner en circulación la mentira, afirmó que existe un acuerdo entre Cuba y China, en materia militar, para la instalación de una supuesta base de espionaje.

La fake news fue propagada de inmediato por otros medios, que como nos tienen acostumbrados, no comprueban la veracidad de la noticia cuando de dañar a Cuba se trata.

Nuestro país es firmante de la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita en La Habana, en enero de 2014. Su posición de rechazo a toda presencia militar foránea en América Latina y el Caribe, es meridiana, la única base militar extranjera en nuestro territorio, es la que ilegalmente ocupa una porción del territorio nacional en la provincia de Guantánamo.

No se trata de una acusación a la ligera, detrás de esa falsa noticia se esconden las intenciones de sectores obcecados y retrógrados de Washington que buscan justificar el recrudecimiento del bloqueo y escalar acciones agresivas contra la Mayor de las Antillas.

Incluir a Cuba en listas negras de toda clase, acusarla de «amenazar la seguridad nacional de EE. UU.», tiene un efecto dañino inmediato sobre sus relaciones económicas con el mundo, busca además justificar sus acciones en caso de que tomen la decisión de usar la fuerza.

Por otro lado, realizar campañas duraderas en el tiempo, causa efectos negativos en la psicología del agredido y condiciona asimismo la visión que el resto del mundo tiene, en este caso, sobre Cuba.

No se trata de algo nuevo, esta operación repite viejos recursos; recordemos la ficción de los «ataques acústicos» contra funcionarios estadounidenses en la embajada de EE. UU. en La Habana, que sirvió de justificación para apretar aún más el cerco contra la Isla o retrocediendo unos años en el tiempo, aquel peligroso invento de las armas biológicas del año 2002.

En aquel momento, el entonces Subsecretario de Estado para el Control de Armas y la Seguridad Internacional, John Bolton, acusó falsamente al Gobierno cubano de poseer un programa para el desarrollo de armas biológicas de destrucción masiva y culpó a la Isla de compartir sus conocimientos con terceros países.

La estratagema de fabricar un Maine contra la Mayor de las Antillas es extremadamente peligrosa, debemos estar preparados, alguna vil acción se gesta contra el pueblo cubano.

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación.