Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami / Fotografía de Virgilio Ponce - Cubainformaciön.- El caso de las personas que acopiaban información política de Estados Unidos y la pasaban a los rusos, levanta curiosidad cuando la comparamos con los cinco cubanos que fueron acusados y sentenciados a condenas extraordinarias por realizar labores semejantes.

Por razones de conveniencia con los grandes intereses, la prensa llamada “libre”, acostumbra a ser ambiguamente complaciente ante ciertos hechos que pudieran requerir de gran manipulación en determinadas circunstancias. Es como un arsenal que acopian cuando tienen lugar esos acontecimientos. Una manera de acopiarlos, cuando se trata de personas que buscan información en Estados Unidos con propósitos de defender terceros es usar, con aparente ligereza, la palabra “espías”.


En Estados Unidos hay una clara diferenciación entre agentes extranjeros y espías. Los primeros son aquellos contratados por un tercer país para realizar labores de algún tipo relacionadas con sus intereses. Toda persona que viva en Estados Unidos y realice una labor investigativa o recopile información general, no relacionada con asuntos sensibles de estado, es un agente extranjero. No importa si percibe o no salario o comisión alguna. Estas personas por ley, deben registrarse como empleados de un tercer Estado o sea, como agentes extranjeros. Las actividades de los agentes extranjeros están reguladas por una Ley llamada Ley de Registro de Agentes Extranjeros y fue aprobada durante la Guerra Fría. Es un remanente de esa época que se refuerza y mantiene gran vigencia, debido a los ataques a las Torres Gemelas y las amenazas verbales de grupos islámicos radicales. Se agrava también ante la actitud beligerante de Estados Unidos en relación a los estados del Medio Oriente. La unidad de registro pertenece a la Sección de Contraespionaje de la División Nacional de Seguridad del Departamento de Justicia.

Aquellas personas que de igual manera respondan a los intereses de otro Estado pero acopien, intenten o se confabule, para adquirir información sensible que ponga de alguna manera en riesgo la seguridad del país, son considerados espías.

Las personas actuantes dentro de la definición de “agentes extranjeros” que no se registren con el mencionado departamento a cargo de la división de espionaje del Departamento de Justicia, incurren en un delito penado con 10 años de cárcel y varios miles de dólares en multas.

Es importante la aclaración entre espías y agentes, porque la prensa manipula en extremos éste tema, sobre todo en el caso de cinco cubanos, condenados a sentencias que están totalmente divorciadas del delito cometido.

Lo expresado hasta aquí puede variar. Los casos legales en Estados Unidos están bajo el dominio de los jueces mientras no se decida que están bajo el dominio del Ejecutivo. Supuestamente los tres poderes están separados, pero aquellos asuntos considerados de estado, se manipulan bajo consideraciones políticas con poca consideración del Poder Judicial. El caso de los “agentes extranjeros” es uno de ellos.

La mejor y más reciente prueba ha sido el tratamiento de las diez personas detenidas en Estados Unidos y deportadas a Rusia a cambio de agentes o espías retenidos en cárceles de ese país.

Entre estas personas había rusos e incluso una mujer de nacionalidad peruana.

La hipocresía del asunto salta cuando se analiza el caso de cinco cubanos presos por actividades similares en Estados Unidos. La diferencia en relación a este ejemplo es que dichas personas fueron juzgadas en un circo romano montado en Miami, Florida, ciudad donde un pequeño grupo de personas de origen cubano, remanentes de la Guerra Fría, aún mantienen control y dominio sobre los ciudadanos de las diversas nacionalidades que allí viven.

En dichas circunstancias el juicio fue politizado y las personas juzgadas fueron asociadas con actividades de espionaje y conspiración de manera que las sentencias pudieran ser exageradas y quedase complacido ese sector radical asociado precisamente con las actividades terroristas que esas cinco personas estaban encargadas de investigar e informar a las autoridades cubanas.

Las autoridades estadounidenses manejaron el caso de manera poco profesional. Fueron tan inconsecuentes, que la conexión para detectar a los cinco agentes fue obtenida utilizando una información entregada por la inteligencia cubana a las autoridades estadounidenses correspondientes, sobre terroristas que actuaban desde Miami. Estos terroristas habían sido detectados por los diferentes agentes cubanos que operaban en la ciudad buscando ese tipo de información. Claramente, a las autoridades les interesaba más, complacer a los grupos radicales terroristas, que erradicar este tipo de actividades. A partir de dicha información buscaron las conexiones pertinentes y llegaron a la detección de esas cinco personas. En lugar de apresar a los terroristas, apresaron a los agentes cubanos.

En cientos de artículos se han comentado estos hechos, pero nunca será suficiente aún cuando los cinco sean puestos en libertad.

La relación entre Cuba y Estados Unidos tiene que pasar por la enseñanza que se derivan de infamias como estas.

El caso de los agentes rusos y su pronta deportación para preservar la incipiente buena relación alcanzada entre Estados Unidos y Rusia en los últimos tiempos, certifica una vez más, que la liberación de los cinco agentes cubanos en prisión, luchadores antiterroristas, puede resolverse a través del Ejecutivo.

Ha transcurrido más de medio siglo de tensiones entre Estados Unidos y Cuba. En múltiples oportunidades el primero ha atacado al segundo. Sus organismos de inteligencia han dirigido actos terroristas contra instalaciones y la población cubana o han apañado acciones semejantes de fanáticos de origen cubano que viven en su territorio. En medio de esto, Estados Unidos ha espiado a Cuba, utilizando espías o agentes, con el propósito de desestabilizar al Estado cubano. Cuba por su parte, sólo ha procurado utilizar las informaciones sobre las políticas que puedan afectar su territorialidad e independencia, recurriendo esencialmente al uso de agentes y no de espías, aun cuando algunos de ellos han sido funcionarios estadounidenses. En ningún caso las acciones cubanas han sido dirigidas a dañar la integridad del territorio de Estados Unidos.

La diferencia de conductas de ambos países, en medio de un conflicto desatado por la determinación de Estados Unidos de romper relaciones con Cuba y la sutileza y poca importancia concedida al grupo de personas que trabajaban para Rusia buscando información no sensible sobre asuntos de Estado, obliga a insistir en que sean puestos en libertad los cinco agentes a través de la legítima autoridad del Ejecutivo.

El gobierno de Estados Unidos, el Ejecutivo actual, a cuyo frente se encuentra el Presidente Barack Obama, debe proceder, porque tienen todos los poderes para hacerlo en ara de las mejores relaciones con un vecino, cuyos problemas sociales, económicos y políticos deben ser resueltos sin injerencias de terceros.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)

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