Juventud Rebelde - Fotos: Cubadebate / Granma / Juventud Rebelde - Video: TV Cubana / CubaHoy.- Pensando en la nueva república que había que fundar, José Martí firmó junto a Máximo Gómez Gómez, el 25 de marzo de 1895, el inolvidable y rotundo Manifiesto de Montecristi, donde no pediría lo imposible, sino alcanzar la libertad y los derechos de Cuba a ser libre, a que sus hijos estudiaran, los hombres trabajaran, las mujeres y los niños se sumaran a la paz de la vida diaria que se merecían y conocieran que éramos diferentes, aunque nada de eso fuera escuchado por España.


El episodio lo recordó el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, durante su intervención en la sesión solemne de la Asamblea Nacional del Poder Popular que honró los hechos gloriosos del 24 de Febrero de 1895, en que se reinicia la gesta independentista cubana dirigida por José Martí, y en la que el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, entregó a los Cinco la orden Playa Girón y el Título de Héroes de la República de Cuba.

«Muchos fuera creían en la causa de Cuba. Había alto desarrollo de la tecnología militar. Las repúblicas sufrían las divisiones, dejando intacto trono y altar luego del esfuerzo de la primera batalla. Y a la vista estaban aquellas palabras de Bolívar de “he arado en el mar”. Y mencionó los ejemplos de los otros próceres de América: O Higgins, Morazán, Miranda, San Martín…, recordó Leal.

Por sobre toda esa historia se levantó Martí —expresó el también miembro del Comité Centra del Partido—, con su vasta cultura, un hombre de mediana estatura, más bien pequeño, débil de cuerpo, aunque subía y bajaba escaleras como si no tuviera pulmones. Su poder de convencimiento era enorme, y luego de sufrir, trabajar sin dormir, apenas comiendo algo, unió las voluntades y organizó una guerra que creyó rápida.

Sus mensajes se transformaron en escritos ininteligibles hasta para los paleógrafos, repartiendo indicaciones, recordatorios, instrucciones, exhortaciones a empezar la lucha inevitable que llamó “necesaria”, abundó Eusebio Leal.

Cuando Martí creyó todo preparado, habló con Mariana Grajales, ya casi ciega, y envió el mensaje de esta mujer heroína cuyo bicentenario se acerca, el abrazo de su hijo Antonio Maceo.

«Lejos su esposa, apartado de su hijo, muertos sus padres, dispersos sus amigos, se le vio pobre en Estados Unidos, fundando una liga para educar a los negros cubanos, bajo la enseñanza de Rafael Serra. Así se resumía su vida, preparando clandestinamente al final el levantamiento que tenía previsto», recalcó Leal en su panegírico emocionado ante un plenario repleto en el Palacio de las Convenciones de La Habana.

«Y se convirtió en Apóstol, el que lleva la palabra, el que lleva un mensaje nuevo. Y ese era su menaje, la lucha armada por la libertad, dirigidos por un Partido único, el Partido Revolucionario Cubano», enfatizó el Historiador de la capital de todos los cubanos.

Explicó que cuando el fracaso de la expedición de Fernandina, corrió hacia Santo Domingo para dialogar urgentemente con Máximo Gómez al respecto de su guerra soñada contra el colonialismo de la España imperial.

Con él, en definitiva, firmó el Manifiesto de Montecristi y llamó ese manifiesto a las armas, aunque después vinieron discordias y malos entendidos, pero ahí estaba en sus manos el telégrafo para seguir su prédica de lucha, evocó Leal.

Era necesario el alzamiento patriota y Martí envió el mensaje en clave que reclamaba la hora exacta: “Giros agotados”, significaba que se había extinguido el tiempo y empezaba ya la lucha con el machete en la manos y algunas armas de fugo, pocas y con reducido número de balas. Pero era la hora del comienzo y había en Cuba mucha gente ya avisada.

El Capitán Peral tenía informes de que se imponía el inicio del levantamiento rebelde y ordenó enfrentarlo a todo costo y riesgo. En Santiago Moncada, enfermo de tisis. En Baire y en Bayate se levantaron otros y así en distintos lugares de Cuba se montaron muchos hombres en sus respectivos caballos. Se había desmentido la propaganda anticubana de que eran sueños disparatados de un profeta enloquecido las acciones que pusieron en pie de guerra a un pueblo cansado de sufrir la ignominia del coloniaje.

Y en presencia de generales juraron Antonio Maceo y Flor Crombet las condiciones del inicio del levantamiento. Y abordaron la goleta Honor y llegaron el primero de abril, nueve días antes del desembarco de Martí Gómez.

«Soy yo Antonio Maceo, y he vuelto», gritaría el hombre santiaguero que se convertiría poco después en el Lugarteniente General del Ejército Libertador de Cuba, encabezado por el Generalísimo. Y el 10 de abril, en la Playita de Cajobabo, desembarcaban Máximo Gómez y José Martí, con otros cuatro valientes.

La Patria presumida y digna que tenemos

Durante la sesión solemne por el aniversario 120 del reinicio de la Guerra de Independencia, donde tuvo lugar la imposición a los Cinco luchadores antiterroristas del título de Héroes de la República de Cuba y la Orden Playa Girón, el historiador de la Ciudad de La Habana, Eucebio Leal Espengler, miembro del Comité Central del Partido, se refirió al arduo proceso de formación de los sentimientos de lucha y patriotismo que han acompañado a la nación.

Ante el Primer Secretario del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, los miembros del Comité Central del Partido, parlamentarios, representantes de diversas instituciones del país, y familiares de los Cinco, dijo que un día como este 24 de Febrero, hace 120 años, comenzó el levantamiento del pueblo cubano para alcanzar su total independencia, la cual había comenzado mucho antes, y su fermentación y solidificación daría lugar a lo que llamamos identidad.

Recordó que los legados de hombres y mujeres venidos, a veces como esclavos y otras por necesidad, todos en trance de extinción, pero sobrevivientes, se unieron para formar el dulcísimo misterio que nos acompaña.

Manifestó que fueron muchos los intentos para borrarnos el sentimiento que nos anima como patriotas, pero que jamás el concepto de ser cubanos pudo ser cambiado; sobrevivió a intentos de cambiarlo, y Cuba aparece con la forma tan hermosa con que se identifica, a las puertas de Golfo de México, presumida y digna.

El Historiador de la ciudad, con su verbo ardoroso, recordó que nunca nos llamamos isleños, a pesar de que muchas ínsulas forman este archipiélago que es nuestra casa querida.

Dijo que en el horizonte de la poesía, del canto de los campesinos, del pensamiento de los más inquietos, de los que empezaron a llamarse criollos, la Patria empezó a ser un derecho y un sueño.

«Allá en su retiro, muy cerca de Cuba, adonde quiso ir a morir Félix Varela, no sin antes enseñarnos que “no hay patria sin virtud, ni virtud en la impiedad, murieron otros amando a su Patria, ansiando verla libre… Ese mismo sentimiento de Varela se sembró en Heredia y eso prendió en los que supieron que contra el cepo y la humillación, surgiría un día de libertad».

Recordó que José Martí en la medida en que desde muy joven fue madurando su pensamiento se fue apegando a todos los que afincaron su pensamiento al cambio que requería la Patria.

Subrayó que faltan muchas biografías, muchos heroísmos, muchas lágrimas que nadie enjugó y que todas configuran la historia de este Isla indomable y libre.

Gratitud y fidelidad a los que han hecho posible que hoy tengamos una Cuba socialista

«El primer pensamiento es de gratitud y fidelidad a los que a lo largo de la historia han hecho posible que hoy tengamos una Cuba socialista, revolucionaria y victoriosa».

Así expresó, emocionado, Gerardo Hernández Nordelo en nombre de Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert, luego de recibir el título de Héroe de la República de Cuba y la orden Playa Girón de manos del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro Ruz.

«Es también para un hombre cuyo liderazgo y visión estratégica fueron decisivos en la batalla que nos condujo a la liberación; un hombre que nos enseñó que el vocablo rendición no existe en el diccionario de un revolucionario y quien aseguró en fecha temprana que regresaríamos. ¡Comandante en Jefe, esta condecoración es también suya!», subrayó Gerardo en el Palacio de Convenciones en sesión solemne que recuerda los 120 años de los hechos heroicos del 24 de Febrero de 1895, cuando se reinicia la contienda independentista dirigida por José Martí.

Hernández Nordelo le dedicó además el reconocimiento al presidente cubano, «quien no descansó hasta cumplir lo que Fidel prometió» y a quienes llevan en sus pechos esta honrosa estrella y que también fueron ejemplo para los Cinco.

La condecoración es también del pueblo cubano que hizo suya la causa de los Cinco y que no deja de alentarnos con muestras de apoyo y cariño, expresó Gerardo. «A los hermanos del mundo que lucharon durante más de 16 años codo a codo; a nuestros familiares que lucharon, sufrieron y resistieron con firmeza, a quienes merecieron ver este día y ya no están entre nosotros, a los héroes y heroínas sin rostro que no recibirán un homenaje público como este pero que dedicaron sus vidas a la defensa de la patria, la condecoración es también de ustedes».

Honrar a las cubanas y cubanos que un día como hoy hace 120 años retomaron las armas para la independencia es la mejor manera de recibir el título honorífico que se nos otorga a Cinco cubanos de estos tiempos que solo tienen el mérito de haber cumplido con el deber, afirmó Hernández Nordelo.

Este honor que recibimos hoy nos impone un reto que nos exige estar a la altura de los nuevos desafíos de la Revolución, aseveró, y significó que la actualización del modelo económico y el reestablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos conforman una coyuntura de cambios que demandan actuar con inteligencia y firmeza para enfrentar lo que se avecina.

«Se nos han acercado compatriotas que quisieron haber tenido la misma oportunidad que tuvimos nosotros de proteger al pueblo. A ellos y a todos los patriotas les decimos que la misión no ha terminado.

«Hay y habrá muchas maneras de defender a Cuba y Cuba necesitará de muchos hijos leales. Nos alienta saber que en el seno del pueblo hay muchos Cinco que sacrificarán todo por la patria si fuese necesario.

«Recibimos este alto honor que la Patria nos confiere. La Patria sabe que puede contar con estos 5 soldados que hoy reafirman su compromiso de servirle siempre, siendo fieles a las ideas de José Martí, Fidel y Raúl».

Raúl Castro otorga a los Cinco el Título de Héroe de la República de Cuba

Ladyrene Pérez - Cubadebate.- Con la entrega de los títulos de Héroes de la República de Cuba a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, René González y Fernando González, se celebró en la capital el 120 del reinicio de la Guerra de Independencia, en ceremonia a la que asistió el Presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz.

En la tarde de este martes, el Palacio de Convenciones de La Habana acoge el solemne acto para reconocer a los antiterroristas cubanos, quienes fueron injustamente condenados en Estados Unidos por monitorear las acciones que amenazaban la seguridad de su país.

El acto abrió con un documental que recordó los más de 15 años de lucha del pueblo cubano y de la solidaridad internacional por el regreso de los Cinco, con la emoción de las palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, cuando aseguró: ¡Volverán!

El Secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta, leyó la decisión de otorgarles como condecoración anexa al Título de Héroe de la República de Cuba, la Orden Playa Girón. “Reciban en nombre de este pueblo las condecoraciones de que se han hecho acreedores por la voluntad y firmeza demostradas durante16 años de injusto y cruel encierro”, enfatizó Acosta.

Acto seguido, Raúl entregó el Título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Playa Girón a -en ese orden- Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René Gonzalez Sehwerert.

Por su fidelidad a las ideas de José Martí, Apóstol de nuestra independencia, les había sido conferida a los Cinco esa condecoración en su ausencia, el 29 de diciembre de 2001, en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Habla Gerardo en nombre de sus hermanos de lucha

Honrar a las cubanas y cubanas que hace 120 años se levantaron en armas por la independencia, “es la mejor manera de recibir el título honorífico de la República de Cuba”, dijo Gerardo Hernández al hablar en nombre de sus compañeros.

“Nuestro mérito no es otro que cumplir con nuestro deber”, aseguró.

El primer pensamiento de los Cinco fue para “un hombre que nos enseñó que la palabra rendición no existe para un revolucionarios”, y añadió: “Comandante en Jefe, esta condecoración que hoy con orgullo recibimos es también suya”.

“Nuestra misión no ha terminado, pueden sumarse”, dijo Gerardo a aquellos compatriotas que han comentado su disposición de hacer el sacrificio de los Cinco. La actualización del modelo socialista cubano exige actuar con compromiso, inteligencia, y dijo: “Hay y habrá muchas maneras de defender a Cuba, y Cuba necesitará muchas maneras leales de defenderla”.

Dedicó el título al pueblo cubano que hizo suya la causa de Los Cinco, y también a quienes en otros países los apoyaron: “Agradecemos a los hermanos del mundo que lucharon estos 16 años y les decimos que la condecoración es también de ustedes”, expresó.

Cuente la patria con estos cinco soldados que ratificamos el compromiso de servirle hasta el último día, subrayó Hernández también en nombre de Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González.

René y Fernando expiraron íntegramente sus sentencias, mientras que Hernández, Labañino y Guerrero fueron liberados el 17 de diciembre pasado como parte del anunciado proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.

Ahora, más que nunca, hace falta la unidad de la nación

Palabras de Eusebio Leal Spengler, miembro del Comité Central y Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular en el Acto por Aniversario 120 del reinicio de las luchas de independencia y de condecoración a los Cinco como Héroes de la República de Cuba

Al hacer uso de las palabras centrales en el acto,Eusebio Leal Spengler, miembro del Comité Central y Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, recordó a los presentes como un 24 de febrero, pero hace 120 años atrás se reinició la lucha del pueblo cubano por alcanzar su definitiva y total independencia.

El también historiador de La Habana, refirió que ese amor por la soberanía nacional, quizás, comenzó a fraguarse mucho tiempo atrás, con la llegada de los primeros españoles y europeos a nuestras costas, de los esclavos africanos arrancados de sus tierras, y con aquellos remanentes de las tribus aborígenes sobrevivientes al exterminio a que fueron sometidos por los conquistadores españoles.

Leal Spengler, destacó que el nombre de nuestra Isla pudo haber sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los años, sin embargo, siempre prevaleció el de Cuba; apelativo originario de nuestras raíces, el cual quedó prendido en el imaginario popular de quienes lo escucharon por vez primera. Seríamos para siempre “cubanos”.

Al pasar el tiempo las características de aquellos que conquistaron la Mayor de las Antillas fueron modificándose paulatinamente. Esos cambios culturales y sociales, dijo, repercutieron en las ideas de los más inquietos, aquellos que se llamaron criollos.

Fueron José María Heredia y el padre Félix Varela de los primeros hombres que alentaron a los cubanos a luchar por su libertad.

El poeta santiaguero le cantó desde el espíritu de su alma a formar un concepto de Patria cubana, para así inspirar a aquellos que se revelaron contra el cepo, la humillación y el látigo del amo cruel en la búsqueda de la libertad a través de la lucha armada. Mientras, el presbítero, desde su lecho de muerte en los Estados Unidos exclamó: “Ofrezco todos mis sufrimientos y sacrificios por Cuba”.

Pero fue el joven José Martí quien a medida que sus ideas y pensamiento sobre nuestros orígenes fueron madurando, la persona que más se acercó a ese amor sufriente de nuestro origen. Él comprendió, como pocos, que todo un día debería ser cambiado.

LA FORJA DE UNA NACIÓN

El historiador de La Habana realizó un recorrido por la formación de la identidad del cubano, el paso por los conceptos de país, nación, patria, a cómo fue naciendo de toda la amalgama entre el conquistador y el conquistado el sentimiento patrio y de criollo y después de cubano.

“Un sentimiento de rebeldía antiguo vino desde abajo, y se fue convirtiendo en más fuerte en la medida que la esperanza de cualquier cambio político fundado en la consideración del conquistador y del conquistado era prácticamente imposible.

A la sublevación de los esclavos que llevaron primero los nombres de sus tierras, de su lugar de origen sucedió el apellido que recibieron de sus amos. Y así de esa gran confusión y amalgama indohispanoafricana fue surgiendo nuestra identidad orgullosamente mestiza de la sangre y la cultura”, expresó Leal.

Esa identidad y autoctonía lo inundó todo, porque la tierra, los árboles, las creencias, lo sagrado era distinto en el pueblo dominador y en el dominado”. Sobre estas diferencias marcadas comentó:

“Se hizo pronto realidad en la música y en la poesía y también en el paisaje, nuestra identidad distinta a las tierras de Castilla y las islas canarias”.

“Y para los propios africanos la tierra tenía sus misterios. Ciertos árboles les recordaban los suyos, que eran sagrados y que aparecían en sus cultos y muy pronto fue naciendo una aspiración que fue convirtiendo al país en el sueño de una patria”.

Esa patria que nació de todas esas raíces y esencias indias, hispanas, africanas y que se consolidó tiene deudas con todos los que se levantaron por ella y con los que creyeron en ella, en ese sentido aludió:

“A los grandes precursores, a los que murieron con la esperanza de construirla se les debe sentido homenaje, y como decía ahorita un juicioso historiador, la historia de nuestras luchas a pesar de lo escrito está por escribir. Faltan muchas biografías, historias, heroísmos, silencios y lágrimas que deben ser enjugadas y cantadas por los poetas”.

EN EL CAMINO DE LA LIBERTAD

Durante su intervención, se acercó también a la figura cimera que constituye en nuestra historia Carlos Manuel de Céspedes, hombre que hizo realidad la liberación de sus esclavos y dio el firme y paradigmático derecho a estos de luchar por su libertad y su patria.

“El concepto de Patria se había unido a la ambición por una nación”, dijo el historiador, quien aludió además a lo acontecido en la ciudad de Bayamo, en la cual el pueblo todo decidió entregar su ciudad a las llamas al creer que estaba definitivamente perdida.

Recordó igualmente a Mariana Grajales, esa mujer insigne de nuestra historia y a quien reconoce como “poderosa madre de una nación”, la cual puso a sus hijos de rodillas y les hizo jurar que todos lucharían hasta morir por su patria; juramento que se cumplió para casi todos sus hijos.

A José Martí dedicó varios minutos de su intervención. Rememoró su nacimiento, su llegada al mundo justo el mismo año en que fallecían otros dos grandes pensadores: Félix Varela y Domingo del Monte, especie de resurgimiento de grandes ideales y principios.

También trajo de la memoria los ideales de ese hombre que leyó con amargura lo acontecido bajo los Mangos de Baraguá, que escribió al general Antonio que tenía ante sí, una de las páginas más hermosas de la Historia, que sintió como propio el dolor de todo el pueblo y sus lágrimas, y que sufrió, en carne propia, la reconvención en su propio hogar.

Entonces recordó en Martí el nacimiento de Patria, el surgimiento de una orientación política y la creación de un partido político para dirigir una guerra de liberación nacional anticipándose al concepto de que era imposible hacer una revolución sin una teoría revolucionaria: “su teoría no era otra que nuestra historia, nuestro sacrificio, nuestro esfuerzo”, dijo.

Resultado también de ese esfuerzo, aludió al 10 de abril, día crítico de nuestra historia y de la gloriosa Asamblea Constituyente de Guáimaro, y donde, explicó, nació la utopía democrática del pueblo cubano y espacio en el que se pensó que era posible hacer una república de leyes cuando no éramos dueños más que del espacio que pisábamos”, agregó.

En medio de esa realidad, refirió, ese 10 de abril de 1892 nace su creación más completa: un partido político y unitario que convocaría al pueblo cubano a una guerra que “él consideró inevitable y después necesaria”.

Eusebio Leal recordó cuáles eran las ideas que defendía Martí, muchas de ellas ya clara en el manifiesto a la República Española donde —desde su íntima y profunda convicción— reclamaba la representación de Cuba, su derecho a estudiar, a conocer. “Nada de esto fue escuchado. Sin embargo, algunos solidarios en España y en otras partes del mundo creían en la causa de Cuba. Eran tiempos difíciles, pero sobre toda esta historia se levantó Martí, con su poder de convencimiento”, afirmó.

El historiador de la ciudad de La Habana relató a los presentes las interioridades del exilio del Apóstol: “Cuando ya separado de todo bien personal, lejos de su esposa, apartado de su hijo, muerto su padre, dispersos su amigos, se le vio pobre en Estados Unidos”.

Asimismo, comentó los preparativos del reinicio de las luchas de independencia: “Era la noche del 24 de febrero. En la capital las autoridades tenían la convicción que se tramaba algún movimiento y algunos dirigentes fueron retenidos en La Habana. En Santiago de Cuba, Guillermo Moncada quiso morir cumpliendo su palabra y en Baire se levantaron. Se había desmentido la propaganda anticubana de que todo eran sueños disparatados de un profeta”.

Mientras que el 11 de abril de 1895 —narró Leal—, día glorioso y memorable, desembarcaron Máximo Gómez y José Martí en Playitas de Cajobabo.

Al final de la intervención Eusebio Leal dijo: “Hace 20 años el líder histórico de la revolución me pidió contar esta historia y con profunda emoción traté de cumplir con mi deber. El hecho importante y trascendental es que entonces concluí mis palabras clamando por los mártires, las heroínas y nuestros muertos ante un enemigo implacable. 20 años después estamos aquí. De pie. En una coyuntura diferente. Nos hemos presentado con hidalguía para enfrentarnos al adversario que ofrece retener, por un tiempo, su mano agresora.

“Ahora, más que nunca, hace falta la unidad de la nación, la fortaleza que nos ha permitido llegar hasta aquí”.

“En el pueblo hay muchos Cinco”

Gerardo dedicó su condecoración a Fidel y Raúl, al pueblo de Cuba, así como a todos los hermanos que lucharon por su regreso…

Granma.- “Honrar a las cubanas y cubanos que un día como hoy hace 120 años decidieron retomar las armas para luchar por la independencia de la patria, es la mejor manera de recibir el título honorífico de Héroes de la República de Cuba, que generosamente se nos otorga a Cinco cubanos de estos tiempos, cuyo mérito no es otro que haber cumplido con nuestro deber”. Así comenzó Gerardo Hernández sus palabras de agradecimiento en el acto solemne donde se les otorgó a los Cinco además la Orden Playa Girón.

Gerardo hizo referencia a José Martí como el alma del levantamiento del 24 de febrero de 1895, y a su sentencia que asegura que la capacidad para ser héroes se mide por el respeto que se tributa a quienes lo han sido.

“Nuestros primer pensamiento es de gratitud y fidelidad hacia todos los que a lo largo de la historia con su sacrificio han hecho posible que vivamos en una Cuba socialista, revolucionaria y victoriosa”, dijo.

“El primer pensamiento de los Cinco en este día ha de ser para un hombre cuyo liderazgo y visión estratégica fueron decisivos en la batalla que condujo a nuestra liberación, y que con su ejemplo nos inculcó siempre el espíritu de lucha, resistencia y sacrificio. Un hombre que nos enseñó que la palabra rendición no existe en el diccionario de un revolucionario y que desde muy temprano aseguró a todos los cubanos que los Cinco regresaríamos a la patria. ¡Comandante en Jefe, esta condecoración que hoy con orgullo recibimos es también suya!”, aseguró.

Asimismo, dedicó la condecoración al General de Ejército Raúl Castro, a otros héroes que fueron ejemplos para ellos, al pueblo cubano, a la dirección del Partido y del gobierno, a las organizaciones de masas, instituciones, abogados, religiosos, personalidades y gobiernos de otros países solidarios con la causa de los Cinco. Además a los hermanos del mundo, a sus familiares y a los “héroes y heroínas sin rostro que nunca podrán recibir un homenaje público como este pero que dedicaron, dedican o dedicarán mañana sus vidas a la defensa de la patria desde amargas trincheras”.

Sostuvo además que este es un reto que exige estar a la altura de los desafíos de la Revolución, e insistió en que la misión de los Cinco no ha terminado y constituye la actualización del modelo económico y el proceso de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos un nuevo escenario donde es preciso “actuar con inteligencia, profesionalismo, compromiso y firmeza”.

“Hay y habrá muchas maneras de defender a Cuba y Cuba necesitará siempre de hijos leales que velen por ella”. Afirmó además que en el pueblo hay muchos Cinco dispuestos a hacerlo todo por su patria.

“Cuente la patria con estos Cinco soldados que hoy ante todo nuestro pueblo reafirmamos el compromiso de servirle hasta el último de nuestros días, y de ser siempre fieles a las ideas de Martí, del Che, de Fidel y de Raúl”, concluyó.

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