La cónsul Laura Urra retomó esta idea para decir que Martí, siendo amante de la paz, la armonía y la unión entre las personas, no dudó en organizar una guerra justa y necesaria contra la esclavitud y la injusticia.El mayor monumento que los cubanos pueden hacer a su memoria es defender la Revolución.
Tras las intervenciones, la joven Tamara recitó un verso del poeta gallego Adolfo Martí:“La tierra en que yo nací/ parece un caimán dormido/ de San Antonio a Emaisí/ Caimán de sangre mambí/ La tierra de mi cariño/ fué ayer la de Fidel niño/ y la del niño Martí”. El acto terminó depositando las jóvenes Tamara y Lya un ramo de flores al pie del monumento, mientras sonaba la Marcha del Antiguo Reino de Galicia.