Presidente cubano interviene en la clausura de la Cumbre de la ALBA-TCP. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.


Oscar Figueredo Reinaldo, Lissett Izquierdo Ferrer, Ismael Francisco - Cubadebate

Las palabras de clausura del acto por el XVII aniversario de la ALBA-TCP, celebrado en el Palacio de Convenciones de La Habana, las ofreció el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien se refirió al principio de integración de la ALBA, evidenciado en los casi dos años de enfrentamiento a la terrible pandemia de la covid-19, cuando la cooperación entre los Estados miembros se hizo sentir con su carga de solidaridad en los momentos más difíciles.

“La Alianza demostró que apoyarnos entre todos no solo es necesario, sino también es posible”, aseguró y señaló que mientras nuestros pueblos sentían los impactos de la paralización económica, Estados Unidos y sus transnacionales no cesaron el saqueo de los recursos naturales de nuestra América. 

En este escenario creció el egoísmo y la ambición promovida por la ideología neoliberal imperante, que ha hecho imposible una solución a los problemas generados por la pandemia de manera inmediata, global y al alcance de todas las economías. 

Díaz-Canel Bermúdez hizo alusión a cómo mientras en algunas naciones ricas amplios segmentos de población deciden no vacunarse y otros se protegen varias veces, hay países y hasta continentes prácticamente vírgenes en esa inmunización contra la pandemia. 

Por otra parte, argumentó, asistimos a una abierta lucha por la hegemonía en la que los Estados Unidos pretende suplantar la labor de los organismos internacionales, ya no les basta con erigirse en jueces globales, elaborando listas y calificaciones sobre libertad, democracia y derechos humanos. 

El presidente cubano hizo referencia a la llamada cumbre de la democracia convocada hace apenas unos días por Estados Unidos, “el país que más procesos políticos ha contribuido a derrocar en todo el mundo”. 

“Si los anfitriones de esa Cumbre imperial consideraron que excluir a algunos de nuestros países de su cita era una sanción más, permítanme decirles que la recibimos como un reconocimiento”. 

“En verdad no nos interesa cumplir los requisitos que exigía el anfitrión, pero hay que tener muy pobre concepto de la democracia para convocar en su nombre a unos y excluir a otros, solo porque esos otros hayamos elegido un modo distinto de gobernarnos”.

Díaz-Canel Bermúdez dijo que los cubanos que sufrimos esa política de bloqueos y sanciones reforzada, se preguntan “¿qué moral tiene Estados Unidos y quién le dio la autoridad para decidir, a nivel planetario, ¿qué es democracia?”.

“En nombre de los cubanos digo que en cada uno de nosotros late la sangre de los caídos por nuestra independencia, heredera del coraje, la valentía, la moral y la convicción de Martí, de Maceo y de Fidel, de las enseñanzas y la guía de Raúl, de todos ellos y  de muchos otros valientes cubanos que harían la lista infinita”.

En esta Alianza, dijo, somos un conjunto de naciones dispuestos a continuar haciendo el máximo de sacrificios por la dignificación y la felicidad posible de nuestros pueblos. 

Díaz-Canel Bermúdez reiteró que la ALBA puede contar con la mano solidaria de Cuba, “para continuar avanzando, dentro de nuestras modestas posibilidades, en los programas de colaboración ya emprendidos y en otros que continuaremos desarrollando”. 

“El logro alcanzado por los científicos cubanos con las vacunas contra la covid-19 y los otros candidatos vacunales que transitan por el proceso de aprobación para su empleo, están al servicio de la humanidad y en particular de nuestros hermanos pueblos de Latinoamérica y el Caribe”, aseguró. 

El encuentro culminó con una estremecedora puesta en escena de una obra de La Colmenita, que evoca momentos significativos de la vida y legado de Fidel y su entrañable amistad con Chávez. 

 

Hermanos del ALBA, cuenten con la mano solidaria de Cuba

Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba, en el acto político-cultural con motivo de la celebración de la XX Cumbre del ALBA-TCP, en el Palacio de Convenciones, el 14 de diciembre de 2021, “Año 63 de la Revolución”.

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Estimados Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP;

Estimados Jefes de delegaciones e invitados;

Compañeras y compañeros:

Nicolás, gracias por tus certeras palabras, tu bondad y tu solidaridad con Cuba, con el ALBA y con el mundo.

Hace 17 años los líderes históricos de los procesos revolucionarios en Venezuela y Cuba, Hugo Rafael Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, fundaron la Alternativa Bolivariana para las Américas, que poco tiempo después devino en Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), una auténtica fortaleza moral, de solidaridad, de unidad compacta, que honra con su ejemplo y dignidad a Nuestra América.

Durante todos estos años de duras pruebas que incluyen la dolorosa desaparición física de sus artífices, la Alianza defendió y mantuvo como principio el espíritu de hermandad y de defensa de la soberanía nacional.

Y en los casi dos años de enfrentamiento a la terrible pandemia de COVID-19, la cooperación entre los Estados miembros se hizo sentir, con su carga de solidaridad, en los momentos más difíciles. Compartiendo lo poco de lo que podía disponer cada uno, la Alianza demostró que apoyarnos entre todos no solo es necesario, sino también es posible.

Mientras nuestros pueblos sentían los impactos de la paralización económica por la pandemia, Estados Unidos y sus transnacionales no cesaron en el saqueo de los recursos naturales de Nuestra América. La economía mundial cayó, los pueblos están sintiendo sus consecuencias, pero las cuentas de los más poderosos crecieron.

El egoísmo y la ambición que promueve la ideología neoliberal imperante han hecho imposible una solución a los problemas generados por la pandemia de manera inmediata, global y al alcance de todas las economías. El injusto orden global no está a la altura de la inteligencia humana, capaz, como se ha visto, de crear vacunas contra el virus en tiempo récord.  Mientras en algunas naciones ricas amplios segmentos de población deciden no vacunarse y otros deciden protegerse varias veces, hay países y hasta continentes prácticamente vírgenes de esa protección.

Asistimos, por otra parte, a una abierta lucha por la hegemonía en la que los Estados Unidos pretenden suplantar la labor de los organismos internacionales.  Ya no les basta con erigirse en jueces globales, elaborando listas y calificaciones sobre grados de libertad, democracia y derechos humanos.

Hace unos días se celebró una llamada Cumbre de la Democracia convocada por Estados Unidos, el país que más procesos políticos ha contribuido a derrocar en todo el mundo.

Qué suerte la de quienes fuimos excluidos de la lista de invitados, como varios de los Estados de Nuestra América y del ALBA-TCP. En verdad no nos interesa cumplir los requisitos que exigía el anfitrión, pero hay que tener muy pobre concepto de la democracia para convocar en su nombre a unos y excluir a otros, solo porque esos otros hayamos elegido un modo distinto de gobernarnos.

Apenas unos días antes de la publicitada Cumbre de la Democracia, en un intercambio telefónico con el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, dicen que Joe Biden le advirtió al líder ruso que una nación no puede decirle a otra que cambie su política, y que las naciones no pueden decirles a otras con quién pueden trabajar.

Evidentemente, el actual inquilino de la Casa Blanca aconseja lo que no cumple.  Por desconocer esos consejos que da, su país lleva años sometiendo a bloqueos y sanciones a millones de seres humanos en el planeta.

Los cubanos, que sufrimos esa política de bloqueos y sanciones reforzada, nos preguntamos: ¿Qué moral tiene Estados Unidos y quién le dio la autoridad para decidir, a nivel planetario, qué es democracia?

¿Puede considerarse democrático su apoyo a gobiernos y a candidatos políticos con posiciones de ultraderecha, filofascistas y de populismo de extrema derecha?

¿Cómo ha explicado Estados Unidos en esa Cumbre su utilización mal intencionada de los sistemas judiciales, el control de los medios de comunicación y las redes digitales para perseguir, encarcelar y debilitar a figuras progresistas y de izquierda?

¿Condenó Estados Unidos en esa Cumbre el asesinato selectivo, las masacres o la brutal represión y proscripción de la protesta social, mediante la cual en países de nuestra región fueron asesinados, mutilados y detenidos jóvenes, ancianos, mujeres e indígenas, hechos gravísimos ante los que se hicieron de la vista gorda el Gobierno de los Estados Unidos y sus instrumentos, como la OEA?

¿Se trataron en esa Cumbre los planes del Gobierno de los Estados Unidos de revertir los progresos sociales alcanzados por gobiernos de izquierda en América Latina que legítimamente ganaron elecciones?

¿Cómo explicó Estados Unidos el golpe de Estado en Bolivia que fomentó y apoyó sin esconderse?

Vale recordar hoy que al consumarse el golpe de Estado, el entonces Secretario de Estado de Donald Trump exclamó: ¡Bravo, Bolivia!   Y dos años después la administración de Joe Biden, que se supone diferente a la de su antecesor, decide no invitar al Gobierno legítimamente electo de Bolivia a la Cumbre de la Democracia.

¿Cómo puede una cumbre de la democracia no condenar, ignorar, callar el creciente número de asesinatos de líderes sociales y periodistas que no responden a los medios de control hegemónico en la región?

¿Por qué no se habló en esa Cumbre de investigar a los políticos que escondieron sus fortunas en paraísos fiscales?

Si los anfitriones de esa Cumbre imperial consideraron que excluir a algunos de nuestros países de su cita era una sanción más, permítanme decirles que la recibimos como un reconocimiento. Ni mil sanciones unilaterales más podrán doblegar la vergüenza y la dignidad de los pueblos venezolano, nicaragüense y cubano (Aplausos), ya demasiado castigados y sancionados por este policía global para asustarnos por una exclusión más.

En nombre de los cubanos digo que en cada uno de nosotros late la sangre de los caídos por nuestra independencia, heredera del coraje, la valentía, la moral y la convicción de Martí, de Maceo y de Fidel, de las enseñanzas y la guía de Raúl.  De todos ellos y de muchos otros valientes cubanos que harían la lista infinita aprendimos a defender la patria o morir por ella.

Como latinoamericanos, nos sentimos herederos de Simón Bolívar, Augusto César Sandino, de todos los próceres de la independencia americana y de Hugo Chávez Frías, quien retomó el legado de tantos y junto a Fidel les dio una dimensión contemporánea a nuestras ansias de independencia y soberanía, pero también de unidad y solidaridad, principios todos que hacen irrompible el lazo de la hermandad del ALBA.

Los hijos de Latinoamérica, como le gustaba declararse al Che Guevara, somos hombres y mujeres libres, que no vacilaremos jamás ante las presiones y los chantajes.

Somos un conjunto de naciones en esta Alianza dispuestos a continuar haciendo el máximo de sacrificios por la dignificación y la felicidad posible de nuestros pueblos.

Como expresara nuestro Héroe Nacional, José Martí: “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

Queridos hermanos del ALBA:

Cuenten con la mano solidaria de Cuba para continuar avanzando, dentro de nuestras modestas posibilidades, en los programas de colaboración ya emprendidos y en otros que continuaremos desarrollando.

El logro alcanzado por los científicos cubanos con las vacunas contra la COVID-19 y los otros candidatos vacunales que transitan por el proceso de aprobación para su empleo, están al servicio de la humanidad y en particular de nuestros hermanos pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

¡Viva el diecisiete aniversario de la Alianza Bolivariana!

¡Vivan Chávez y Fidel!

¡Hasta la victoria siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!  Exclamaciones de: “ ¡Venceremos!”

(Ovación.)

 

Tenemos el deber y el honor de impulsar y fortalecer la ALBA

Miguel Díaz-Canel Bermúdez

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Estimados jefes de Estado y de Gobierno, jefes de delegaciones que nos acompañan;

Compañero Sacha Llorenti Soliz, secretario ejecutivo del ALBA-TCP:

Sean todos bienvenidos y reciban un caluroso y afectuoso abrazo del General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Es realmente estimulante volver a verlos personalmente. Retomar nuestros encuentros presenciales en La Habana es doblemente inspirador. No solo porque nuestra cercanía es señal de que vamos superando una crisis sanitaria sin precedentes, sino por la feliz circunstancia de que lo hacemos para celebrar la XX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) y conmemorar el decimoséptimo aniversario de su fundación por los líderes históricos de las revoluciones Cubana y Bolivariana, Fidel Castro Ruz y Hugo Rafael Chávez Frías.

Hoy damos una cálida y afectuosa bienvenida a Santa Lucía, nuevamente sentada en torno a esta mesa de hermanos de la que nos enorgullece ser anfitriones (Aplausos).

Nos congratulamos de modo especial con la victoria lograda por el Partido Socialista Unido de Venezuela y el Gran Polo Patriótico en las recientes elecciones regionales (Aplausos).  Los resultados de esos comicios fueron un contundente mentís a todas las campañas que el imperio lleva años levantando contra la noble Patria de Bolívar y Chávez. La Revolución Bolivariana no solo ha resistido todos los embates: ¡Ha vencido!

De manera certera, bajo la eficaz conducción de Nicolás Maduro y gracias a la unidad cívico militar, las fuerzas revolucionarias y chavistas demostraron que la razón y la verdad están de su lado, y que el destino de Venezuela lo decide el pueblo venezolano y no los intereses y aspiraciones de dominación que se tratan de imponer desde el extranjero.

Hermano Nicolás, una vez más, te ratificamos nuestro apoyo, solidaridad y el firme compromiso de lealtad con tu pueblo y Gobierno.

Igualmente, extendemos una especial felicitación al Comandante Presidente Daniel Ortega Saavedra por la victoria alcanzada en las más recientes elecciones (Aplausos). Una vez más y a pesar de las fuertes campañas de descrédito el pueblo nicaragüense cerró filas al lado del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.

A ese valiente pueblo nicaragüense y a sus líderes, que desafían juntos la política injerencista y amenazadora del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados, les reafirmamos permanente respaldo y la mayor solidaridad.

El reciente intento de desestabilización en el Estado Plurinacional de Bolivia recibió la firme respuesta del pueblo boliviano en cerrada unidad junto al hermano presidente Luis Arce Catacora, a quien le reiteramos nuestro más firme acompañamiento y compromiso. ¡Estamos contigo, hermano Lucho! (Aplausos.)

Estamos también con los hermanos del Caribe, apoyando su derecho a recibir un trato justo, especial y diferenciado, tan necesario para enfrentar los retos derivados del cambio climático, los desastres naturales, el injusto sistema financiero internacional y las nuevas y difíciles condiciones que nos impone la pandemia de la COVID-19.

Estimados hermanos:

Con la pandemia crecieron los índices de pobreza, desempleo y desigualdad en América Latina y el Caribe. El injusto orden económico internacional y el papel secundario reservado dentro del mismo para la región han agravado este panorama para nuestros pueblos.

Lo más terrible es que la emergencia global de salud no impidió que se continuaran tomando decisiones neoliberales que favorecen el saqueo de recursos de las empobrecidas naciones del Sur.

La cooperación internacional quedó relegada y fueron privilegiados los intereses nacionales en aquellos países que disponían de mayores recursos para enfrentar la pandemia.

De modo criminal se aplican medidas proteccionistas que obstaculizan e incluso impiden a los más necesitados el acceso urgente a insumos médicos, respiradores artificiales, vacunas, medicinas, personal de Salud y pruebas de diagnóstico.

Por puro egoísmo político y frío cálculo económico se desaprovechó la velocidad con la que los científicos encontraron vacunas para inmunizarnos contra el virus Sars CoV-2. Bajo esas condiciones resultan lógicamente insuficientes los planes globales para enfrentar la COVID-19 y la crisis económica y social que la pandemia provoca. Los objetivos trazados no han podido cumplirse.

Consciente de la dramática situación generada por la confluencia de esos factores, el imperialismo estadounidense no solo no detuvo, sino que reforzó sus planes de dominación y hegemonía sobre nuestra región.

Pero también las fuerzas progresistas y los movimientos sociales y populares respondieron con una mejor articulación para resistir la arremetida.

Varios de los miembros de este mecanismo de integración que tanto nos enorgullece somos víctimas de la aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales, que se recrudecieron en los peores momentos de la pandemia apelando a maniobras políticas y operaciones mediáticas apoyadas en la mentira y en poderosos resortes tecnológicos que el imperialismo no ha dudado en utilizar sin sombra de pudor.

Como enemigo más antiguo del imperio en la región, Cuba sigue siendo el principal objetivo de la obsesiva política de persecución por parte del Gobierno de los Estados Unidos que, de forma oportunista y vil, utilizó la pandemia como aliada en los intentos, jamás abandonados, por derrocar a la Revolución Cubana.

Atacó y dañó, con falaces campañas y presiones de todo tipo, la cooperación que prestamos a decenas de países, incluidos los de esta Alianza, aunque no logró mucho con esas viles maniobras. Hoy quiero agradecer las reiteradas muestras de solidaridad y la oportuna ayuda recibidas, especialmente de muchos de ustedes, durante los momentos más duros de la pandemia en nuestro país, justo cuando más se recrudeció la hostil política estadounidense contra Cuba.

Por esos y otros motivos, resulta un acto profundamente hipócrita la convocatoria de la actual administración estadounidense a una mal llamada Cumbre de la Democracia, de la que han sido excluidos varios de los Estados representados aquí.  Increíble democracia que excluye y niega otros modelos de desarrollo socioeconómico. Para no faltar a la verdad, debería llamarse la Cumbre de la No democracia.

Nuestras democracias no basan sus fuerzas en el poder del dinero o las armas.  Quienes hemos nucleado nuestras energías y potencialidades en torno al ALBA-TCP no cabemos en los moldes diseñados por el imperio para sus súbditos o sus cómplices.

El ALBA-TCP nació de la unidad, se alimenta de solidaridad y cooperación y se afirma en el poder de los pueblos para transformar la historia.

En medio del peor vendaval que haya enfrentado el mundo, el ALBA-TCP no perdió el rumbo. Ajustó la práctica de la solidaridad, principio fundacional de la Alianza, a las condiciones y posibilidades de cada parte y la cooperación mutua no se hizo esperar.

El volcán que, coincidiendo con el peor momento epidemiológico, afectó a San Vicente y las Granadinas nos dio también la oportunidad de mostrar el poder de esa solidaridad dentro del ALBA.

Venezuela lo ha probado. Bajo el rigor de la guerra económica que enfrenta estuvo lista para compartir todo lo que podía y así lo hizo con otros Estados miembros de la Alianza, particularmente con Cuba.

Nicaragua, Bolivia, San Vicente y las Granadinas, Granada, San Cristóbal y Nieves, en circunstancias difíciles, enviaron donativos al pueblo cubano que les agradecemos profundamente.

Las vacunas que nuestros abnegados científicos crearon se comparten con otras naciones de la Alianza, al tiempo que destacados profesionales y técnicos cubanos de la Salud cooperan en la asistencia sanitaria.

Esta Cumbre es el colofón de un año de arduo trabajo de la Alianza y de su revitalización. Una decena de reuniones realizadas en el año 2021, así como la celebración de la decimonovena Cumbre de nuestro mecanismo el pasado 25 de junio, en la hermana República Bolivariana de Venezuela, sirvieron para impulsar múltiples acciones.

Queda mucho por hacer y somos conscientes de ello, por eso el llamado a seguir fortaleciendo la Alianza.

En ese camino, ahora los animo a compartir ideas.

Les ratifico el compromiso de Cuba con la unidad y la promoción de la cooperación y la integración regional, con el desarrollo de la CELAC y la aplicación de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Frente a los desafíos que enfrentamos, Cuba no cesará en su afán de construir una sociedad socialista cada vez más justa y humana, más solidaria y más internacionalista.

Y hacia ese horizonte solo podemos marchar “en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”, según frase muy gráfica de José Martí en su magistral ensayo Nuestra América.

Fidel y Chávez avanzaron más que nadie en ese camino de integración. Sus humildes seguidores, sus leales discípulos tenemos el deber y el honor de impulsar y fortalecer esa obra magnífica.

Muchas gracias (Aplausos).

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