Cubainformación.- La entrevista al galerista y ex-activista político se produjo el martes 13 de Octubre en el programa de radio "La Tarde se Mueve". Este programa se puede escuchar a través de internet en la dirección electrónica www.lanochesemueve.us.


EG: Hoy en La Tarde se Mueve, está pautada una entrevista con un hombre que ha sido protagonista en esta ciudad, conocido, que ha despertado a veces pasiones y que ha jugado un papel en dos terrenos a veces distantes, como es la cultura y la vida política. Me refiero al galerista Ramón Cernuda. Buenas tardes Cernuda, y gracias por acceder a una entrevista con la Tarde se Mueve.

RC: Muy buenas tardes Edmundo. Estoy encantado de estar aquí contigo.

EG: Cernuda, alguien me ha dicho que alguna vez usted quiso pasar por la vida como cantante.

RC: No, eso no es cierto.

EG: ¿Nunca?

RC: Jamás.

EG: ¿Nunca cantó? ¿Nunca tuvo la intención de cantar?

RC: _ Nada, en la ducha sí de vez en cuando.

EG: No, yo lo decía por lo del pelo blanco y lo muy elegante que usted está siempre.

RC: Ah, muchas gracias, muchas gracias.

EG: La elegancia es siempre como una distinción en usted.

RC: Bueno, quizá sea más bien una manera formal de vestirse que una manera elegante ¿No? La corbata es un instrumento que es bonito, ¿no?

EG: ¿Y usted piensa mucho todas las mañanas en que me voy a poner hoy?

RC: No, tú puedes creer que no. Llego allí y recojo lo primero que encuentro y me lo pongo.

EG: Ramón Cernuda, ¿Cuándo llega usted a los Estados Unidos________?

RC: El 5 de octubre de 1960.

EG: Hizo ahora 49 años. ¿Y usted era muy pequeño cuando vino?

RC: Trece años de edad.

EG: O sea, a los trece años lo trajeron sus padres.

RC: Sí claro, me trajeron mis padres, pero consciente yo del paso que la familia tomaba y de la decisión que ese momento compartíamos todos, de salir del país.

EG: Usted me dice que a los 13 años se quería ir de Cuba.

RC: No me quería ir de Cuba. Entendí en ese momento, al igual que mi familia, que por el bienestar de la familia y para garantizar la integridad de la familia debíamos irnos de Cuba.

EG: ¿Por qué? ¿Porque era una familia que pertenecía a alguna clase acomodada, fueron afectados por el proceso revolucionario cubano?

RC: Mi familia participó en un proceso de apoyo, mi padre concretamente, a la insurrección antibatistiana, dentro de un sector moderado, que estaba muy cerca de Manolo Ray, el grupo que después se conoció como el JURE, la revolución traicionada, y que poco tiempo después de los primeros cambios, que tomaron lugar en el año 1959, y 1960, se volcaron en una gestión de oposición al gobierno cubano.

EG: O sea, ¿usted me dice que a los 13 años ya usted tenía una conciencia política?

RC: Yo creo que sí. Yo estaba consciente de los problemas que se presentaban. Estábamos evidentemente viviendo una etapa de radicalización de la revolución cubana, y eso nos llegaba al hogar. Era palpable.

EG: ¿Y las medidas que tomaba la Revolución en esa época en alguna forma afectaron a su familia? ¿Usted venía de una familia de clase alta?

RC: Nuestra familia era una familia de comerciantes, una familia de clase media acomodada.

EG: ¿Fueron afectados?

RC: No, en el momento que se toma la decisión de la emigración no había habido, de manera directa, ningún efecto de estas políticas revolucionarias, gubernamentales, hacia los intereses económicos de la familia. Era más bien una cuestión de discrepancia política.

EG: ¿Y la familia salió entera o hubo una  parte que permaneció en Cuba?

RC: Prácticamente el núcleo familiar salió completo. Mi padre, mi madre, mis hermanos.

EG: ¿Sus padres aún viven?

RC: Sí, viven mis padres.

EG: ¿Han regresado sus padres a Cuba?

RC: Mi madre sí, ha viajado varias veces a Cuba. Desde que se abrió el contacto con la comunidad, ella empezó a viajar a Cuba y ha estado en contacto con la parte de la familia que quedó allá, mis tíos y la parte materna.

EG: ¿De qué parte de Cuba son ustedes?

RC: De La Habana, de la ciudad de La Habana.

EG: ¿Y a cuál actividad comercial se dedicaba su familia?

RC: Negocios de muebles.

EG: ¿Y aquí no se dedicaron al negocio de las mueblerías?

RC: No, mi padre trabajó varios años como ejecutivo de Sears. Sus primeras posiciones en la empresa fuera precisamente en los departamentos de muebles._ Pero después continuó ascendiendo dentro de la empresa, y ya no tenía que ver directamente con ese renglón.

EG: ¿Su formación en Estados Unidos es anglófila? O sea, usted es un hombre criado dentro del mundo norteamericano. O educado quiero decir.

RC: Bueno, la familia llegó en octubre de 1960 a Miami y enero de 1962 emigramos a Puerto Rico, y vivimos en Puerto Rico durante 12 años. Y allí fue que estudié y asistí a los colegios preuniversitarios, y también a la Universidad de Puerto Rico. Después fue que regresé a Miami, en la década del 70.

EG: ¿Y cómo_ vivió usted la década del 60, sobre todo a finales, con la obligatoriedad de tener que inscribirse en el Ejército, de tener que ir a la Guerra de Vietnam? ¿Cómo vivió toda esa etapa? Me refiero a los procesos políticos que afectaron a los jóvenes, porque hay jóvenes de su época, de su generación, que tuvieron actitudes políticas en la comunidad cubana. ¿Cómo fue ese proceso en usted?

RC: Bueno, yo participé, en el campo de la política cubana, con el Movimiento Demócrata Cristiano, durante la década del 60. Después, dentro del propio Movimiento Demócrata Cristiano surgió una corriente progresista que postuló la necesidad de promover o tratar de abrir caminos de diálogo con las autoridades cubanas. Hay que recordar que en aquella época en América Latina estaba muy activa la izquierda cristiana, y también desde El Vaticano había un movimiento de revisión de las relaciones con  las autoridades cubanas y con el gobierno de la Revolución. Y entonces, dentro del Movimiento Demócrata Cristiano surge una corriente progresista, en la que yo estuve muy involucrado, ganamos algunas elecciones en el sector juvenil, y fuimos expulsados del Movimiento Demócrata Cristiano, junto con otros dirigentes del ala juvenil, por postular posiciones en favor del levantamiento del embargo y diálogo con las autoridades, las posiciones que la Iglesia Católica en Cuba estaba abogando por ellas en la década del 60. Eso es el campo del escenario cubano. En el escenario internacional, nuestra posición fue de oposición a la Guerra de Vietnam.

EG: ¿Usted evadió ir a Vietnam?

RC: Yo no lo evadí. Yo me negué. Una cosa es evadir y otra cosa es enfrentarse de una manera activa.

EG: ¿Y eso le ha traído consecuencias?

RC: Sí, que el gobierno norteamericano ha insistido mucho en que esa decisión nuestra —y digo nuestra porque no fue mía solamente. Fue mía a título personal, pero un grupo de amigos que participábamos en todas estas gestiones nos negamos a seguir en el Ejército, y hasta ahora, pues ninguno ha podido lograr la ciudadanía norteamericana, de hecho casi todos ni siquiera la residencia permanente. Se mantiene en un estado de limbo.

EG: ¿Cuál es el estatus migratorio que usted tiene en Estados Unidos?

RC: __Yo logré la residencia permanente en la década del 80, después de varios procesos judiciales y con representación de abogados. La residencia sí. La ciudadanía norteamericana no.

EG: ¿No se la han dado?

RC: Ah, no, no. Ha sido denegada varias veces, Incluso en apelaciones.

EG: Cernuda, Esta época política suya, con respecto a Cuba, en Puerto Rico, ¿estamos hablando de la década del 70?

RC: Estamos hablando de finales de la década del 60. Finalizamos nuestra permanencia dentro de la Democracia Cristiana a finales de los 60, en 1967. Después fundamos Vanguardia Social Cristiana, con un grupo de amigos, exiliados cubanos en Puerto Rico, y desde allí postulamos de manera más enérgica estas posiciones

EG: El grupo que se crea en Puerto Rico, que favorece los viajes a Cuba, que al final desemboca con otras organizaciones de jóvenes inmigrantes, y en la reunión de la Nación y la Emigración de finales de los 70. ¿En ese grupo usted no llega a estar?

RC: Teníamos muy buena relaciones con muchos de ellos. Pero no estábamos directamente relacionados. Teníamos relaciones de amistad. Pero nosotros manteníamos, desde la década del 60, una actitud crítica hacia el gobierno revolucionario cubano. Entendíamos que si bien había que ir a un proceso de diálogo, de acercamiento, que si bien las políticas norteamericanas de un embargo y una disposición a favorecer gestiones agresivas, militares hacia Cuba, no eran conducentes, tampoco estábamos en la disposición de un apoyo incondicional a las políticas gubernamentales cubanas. Manteníamos una posición de oposición constructiva.

EG: ¿Usted no ha regresado nunca a Cuba?

RC: Yo no he regresado a Cuba, entre otras cosas porque el gobierno cubano no me ha permitido regresar.

EG: ¿Usted conoció a Carlos Muñiz Varela?

RC: Sí lo conocí, cómo no.

EG: La muerte, el asesinato de Carlos Muñiz Varela, ¿usted cómo lo recibió?

RC: Imagínese, fue una noticia espantosa. Porque fue un vil asesinato. Tuvimos relaciones de amistad con él, y con algunos de los otros amigos que colaboraban con él, en las gestiones de los viajes a Cuba. Nos pareció una cosa horripilante. Pero le recuerdo que en aquella época la violencia y el terror fueron utilizados de manera frecuente por ciertos grupos opositores al gobierno cubano. No solamente aplicada esa violencia, y esas gestiones de terror hacia figuras del gobierno cubano, dentro del mundo diplomático y demás, sino también hacia figuras de los cubanos en el extranjero que no coincidían con las líneas más radicales, más extremistas de derecha de estos factores del exilio.

EG: Ese crimen nunca ha quedado aclarado. Incluso su hijo, que tiene ahora más edad, que la que tenía Carlos al morir, intenta que el gobierno federal entregue a las autoridades puertorriqueñas toda la documentación que tiene. Algunos de los posibles implicados pueden haber muerto, pero otros pueden estar vivos, incluso viviendo aquí en Miami. ¿Tiene usted fe en la justicia norteamericana, cree que esos crímenes que se cometieron algún día se esclarecerán?

RC: Chico, cuesta mucho trabajo contestarte la pregunta, porque la justicia norteamericana, que ciertamente tiene mucho de positivo, en su comportamiento y en las oportunidades que le da al individuo, yo gané un caso federal que todo el mundo pensaba que no tenía la más remota posibilidad de ganar, cuando el gobierno norteamericano trató de procesarme de manera criminal, por mi actividad en el coleccionismo de pintura cubana, y fui al tribunal federal, demandé yo a las autoridades norteamericanas, un mero extranjero, y en un tribunal federal logré un fallo contundente, categórico, a favor mío y de mi familia, la devolución de nuestras colecciones de arte, y también quedó eliminado todo un proceso de investigación criminal que tenía el objetivo de meterme en la cárcel.
Así que por un lado he visto como la justicia en un momento determinado pudiera favorecer al más débil. Por otro lado, también hemos visto como en los últimos años la administración concretamente de Bush ha ido colocando en cargos importantes de jueces federales a personas que algunos de ellos realmente no deberían estar ahí. Y que ahora incluso hay todo un proceso internacional, donde se está hablando de que a Rumsfeld habrá que procesarlo o por lo menos investigarlo, y si se investiga a Rumsfeld, surgirán o pudieran surgir, a partir de esa propia investigación, informaciones muy comprometedoras para otros miembros del Ministerio de Justicia norteamericano. Inclusive figuras que han estado activamente determinando quiénes van a ser los jueces.

EG: Alberto González, que fue secretario de Justicia.

RC: Alberto González, claro. O sea, que la respuesta es muy difícil, porque también a veces depende mucho de en qué momento es que te toca llegar a un tribunal norteamericano y cuál es el clima que existe en ese momento.

EG: ¿Tiene usted, si es que tiene información, si es que está al tanto, sobre el caso de Los Cinco?

RC: No, yo no tengo mucha información sobre el caso de Los Cinco, tengo alguna idea en general de este caso. Yo todavía no entiendo bien las acusaciones y la condena de espionaje en todos los casos, no tengo los detalles. Pero más bien me parece que algunas de las actividades que estas personas desempeñaron no caen categóricamente dentro de la definición específica de espionaje. Me parece que ha sido quizás en algún caso, o en todos quizás, un poco una exageración.

EG: Usted se sintió en algún momento de su vida perseguido por un sistema de Justicia  que lo trató de llevar a la cárcel, y le confiscaron su colección de arte. ¿Jorge Mas Canosa, que entonces era un poderosísimo e influyente hombre de la comunidad cubanoamericana tuvo que ver con la persecución de la cual usted fue víctima?

RC: Sí Edmundo, pero mira. No era solamente la colección de arte. Es que el gobierno norteamericano dirigido por quien entonces desempeñaba las funciones de fiscal general aquí, Dexter Lehtinen, el esposo de Ileana Ros-Lehtinen, impulsado por la presión y las peticiones de la Fundación Nacional Cubano-Americana, inició un proceso con un gran jurado, que estaba preparando un caso criminal,  en donde se me podía llegar a pedir, por el delito de comerciar con el enemigo, y violar leyes federales en ese sentido, hasta 10 años de cárcel por cada pintura y la colección estaba compuesta por 134 pinturas.

EG: Mil trescientos cuarenta años.

RC: Mil trescientos cuarenta años.

EG: ¿Y Mas Canosa estaba detrás de esto?

RC: Absolutamente, y además lo admitió. Mas Canosa, en un momento de sinceridad, en un programa radial, con [Armando] Pérez Roura lo admitió abiertamente. Y nosotros inmediatamente solicitamos la cinta. Era la época en que las estaciones tenían que conservar las cintas de los programas durante un tiempo prudencial, creo que un par de semanas, y cualquiera que pidiera una copia de las cintas había que dárselas, había que pagar algo pero te las daban. O sea, que yo tengo la cinta oficial, entregada por la estación de radio, en donde Jorge Mas Canosa admite que él fue la persona que impulsó esta investigación, justo al día siguiente de la redada de 14 agentes del Tesoro y del FBI a mi casa, y a nuestra empresa editorial, para la confiscación de la colección de arte. Y además, la Fundación Nacional Cubano-Americana de aquella época —ahora ha evolucionado mucho— intentó establecer un clima autoritario en Miami. Una especie de dictadura tropical, una cosa realmente espantosa. Porque aquí se persiguió a gente como Hubert Matos, aquí se persiguió a gente como Alberto González, el de “La Mogolla”. Te estoy hablando de gente de la derecha. Uno porque rivalizaba con Mas Canosa en la gestión política opositora y otro porque se burlaba de éste en la radio. No se trata solamente de los elementos más a la izquierda del centro o aquellos que abogábamos por el levantamiento del embargo, las relaciones culturales con Cuba, sino todo aquel que de una manera o de otra pudiera poner en peligro los intereses de la Fundación era agredido y perseguido por esta organización, lamentablemente.

EG: Incluyendo periodistas.

RC: Incluyendo periodistas.

EG: Ramón Cernuda, finalmente ese caso termina en la Corte Suprema, que falla a favor suyo.

RC: No llega a la Corte Suprema. En la primera instancia de la Corte Federal, el juez Kenneth Ryskamp, conservador, un hombre de derecha, pero que vio claramente la patraña y que emitió un fallo de 94 páginas que nosotros, con la autorización de la corte, mandamos a hacer mil copias y las repartimos entre amigos y algunos que no lo eran tanto, porque el fallo fue categórico. Fue un abuso de autoridad, fue una violación de derechos constitucionales. Bueno, en todos los aspectos, en las 94 páginas, el juez nos dio la razón en todo, e inclusive planteando que el arte no podía ser sometido a la ley del embargo.

EG: Ese es el punto. O sea, ese caso abre el precedente del levantamiento de restricciones a la compra de obras de arte o al comercio de arte cubano, abre la posibilidad de que éste no pueda ser sometido a las leyes establecidas por el embargo. Antes de ese caso no existía esa distinción.

RC: Correcto. Lo que hay es lo siguiente. Se entendía que los materiales informativos estaban protegidos por la Constitución, la Primera Enmienda, el derecho a la libertad de expresión. Para tú poderte expresar libremente tú tienes que tener libre acceso a la información. Este es el corolario del concepto de la libertad de expresión. La libertad de expresión presupone libre acceso a la información. Como es un derecho constitucional, protegido por la Constitución, ninguna ley subalterna, leyes congresionales, pueden violentar ese derecho. Entonces, la prensa no puede estar bloqueada por el embargo, ni el acceso a libros y a revistas, y ya el Congreso había determinado que la música y el cine también eran materiales informativos. El arte no se había definido como tal, y lo que hace nuestro caso, gracias a dos figuras que lo definen, una de ellas es un profesor universitario ilustre, Juan Martínez de aquí de la Universidad Internacional de la Florida, que prepara un estudio de cómo el arte, desde la época de la caverna hasta la actualidad, ha sido un instrumento que ha comunicado y transmitido información que nos ha hecho a todos, a la Humanidad, mucho más rica. Y que por lo tanto debía ser también el arte incluido como material informativo. Y ese es el fallo del tribunal federal. Además en el momento en que nosotros llevamos el caso, no solamente terminó el embargo a lo que se refiere al arte cubano, sino también en aquella época había un embargo al arte vietnamita y al arte que venía de Libia. Se trataba de cuatro o cinco países. Entonces todo eso quedó resuelto.

EG: Ramón, en Miami, entre las muchas cosas que se dicen en Miami, aparecen figuras, algunos que han vivido en Cuba hasta ayer, otros que desde aquí pontifican sobre Cuba desde centros universitarios, que dicen que Cuba ha destruido, ha vendido y ha acabado con el patrimonio cultural, y se refieren básicamente a la pintura y la escultura cubana, al mundo de las artes plásticas. Usted es un hombre que aunque no ha estado en la isla tiene muchas referencias y muy buenas. ¿Qué opinión le merece a usted el tratamiento que le otorgan las autoridades de la isla al patrimonio nacional de Cuba?

RC: Edmundo, sobre este tema estoy muy bien enterado, porque es lo que hago a diario, y vengo realizando una labor en el campo del coleccionismo, y dentro del Museo Cubano de Arte y Cultura fui miembro de la junta de directores durante 15 años, fui vicepresidente del Museo Cubano. Como coleccionista de arte cubano llevo 35 años, mi señora y yo, coleccionando pintura cubana, y ahora 10 años de una galería de arte cubano abierta y activa. Y te puedo asegurar, porque yo pudiera criticar al gobierno cubano en muchos aspectos, pero te puedo asegurar que la política más estricta de protección al patrimonio nacional, de un país de América Latina, la tiene el actual gobierno cubano. Mucho más estricta que la mexicana, que es conocida porque protege a los principales pintores de México, sobre obras que no pueden exportarse. Además es más estricta inclusive que la peruana, que también tiene ciertas medidas para proteger el arte precolombino, y que la de otros países como Guatemala y demás. La política cubana es estricta en cuanto a control de las exportaciones. No siempre es uniforme en su aplicación, pero es estricta. Y se trata al máximo de conservar el arte cubano dentro de Cuba. El Museo Nacional está repleto de obras que nunca exhibe, porque tiene tanta obra cubana que lamentablemente hay obras que llevan décadas en las bóvedas y no salen a exhibirse.

EG: ¿Usted tiene información de que ha habido una inversión para conservar ese patrimonio, de cuidarlo, de mantenerlo para las futuras generaciones en estado óptimo?

RC: Sí, yo sé que en el Museo Nacional se cuida y se trata de salvar ciertas obras del deterioro mediante un proceso de conservación.

EG: En su criterio, ¿ha habido una política responsable por parte del gobierno de Cuba, para proteger el patrimonio nacional?

RC: Sí, a veces hasta excesiva en esa dirección.

EG: Entonces eso que dicen aquí algunas personas es falso.

RC: Es que el afán de realizar una labor opositora a veces nubla la crítica. La crítica, en el sector de la cultura, no puede ir por ese camino porque esa vía no es transitable desde un punto de vista sensato. Ese no es el camino de la crítica.

EG: Usted habla de labor opositora. Usted en un momento estuvo vinculado a los procesos disidentes dentro de Cuba. Específicamente tengo entendido que al grupo de Elizardo Sánchez Santacruz.

RC: Correcto.

EG: ¿Qué vínculo tuvo usted con Elizardo y con la oposición interna dentro de Cuba?

RC: Bueno, yo me sumé inmediatamente que empezó a surgir este movimiento de la disidencia dentro de Cuba. Muchos de los líderes de la primera etapa, o casi todos venían precisamente del Partido Comunista o de la Juventud Comunista. Personas que creían que dentro de Cuba debía irse hacia una sociedad más tolerante, con relación a aquellos que discrepaban, que no estaban totalmente de acuerdo, que querían ver cambios. La institucionalización del proceso revolucionario por la vía de la formalización de una Constitución, leyes, etc. A la vez, la personalización de un proceso. Y después toda una serie de otros factores por los que luchaba y abogaba ese movimiento disidente de derechos humanos principalmente dentro de Cuba. Era la época en que ese movimiento, en el exilio cubano y por las autoridades norteamericanas, era percibido como una quinta columna del gobierno cubano. O sea, lo que era el Departamento de Estado, lo que era la administración norteamericana, y las organizaciones del exilio, consideraban a la disidencia como un factor fabricado por el gobierno cubano para dar la impresión de que había un mínimo de tolerancia dentro de Cuba hacia ciertas gestiones discrepantes u opositoras. Y entonces era la época en que aquí —te estoy hablando del año 1987, 1988 y 1989— identificarse con estos factores te traía todo el ataque y la crítica de las fuerzas políticas del exilio cubano, y también del gobierno norteamericano, que te marcaba como un elemento sospechoso, porque estabas apoyando a gente que dentro de Cuba estaban “muy raras”.

EG: Y usted se vincula a esos grupos viviendo aquí, sin visitar Cuba. ¿Cómo sucede eso? ¿Por obra y magia? (risas de Cernuda)

RC: Bueno, las cosas no suceden por obra y magia. Si tú eres una persona que está al tanto, deseosa de mantenerte activa en un campo específico, tú buscas las vías y las maneras. Y además te enteras. El movimiento de la disidencia en Cuba logró algunos viajes por razones humanitarias. Uno de los primeros que viajó fue Lino Sánchez, el hermano de Elizardo, con quien establecimos la primera relación ya formal de trabajo. Posteriormente Elizardo Sánchez también viajó, y vino a Estados Unidos. Yo viajé con él a España, nos reunimos allí con Felipe González y con un grupo de las figuras más importantes del gobierno español. En Francia también, con la gente de Mitterrand y del partido socialista. En Suecia con el partido socialista sueco.

EG: ¿Entonces usted estaba vinculado con esos gobiernos europeos en apoyo de la disidencia interna dentro de Cuba?

RC: Efectivamente. Esa fue la posición original de la disidencia de izquierda.

EG: ¿Se consideraba una disidencia de izquierda en esos momentos?

RC: Se consideraba una disidencia de izquierda en el sentido de que criticaba el embargo norteamericano.

EG: Dice el gobierno cubano que Elizardo Sánchez Santacruz es un “camaján”. ¿Qué opinión tiene al respecto?

RC: Elizardo Sánchez Santacruz es mi amigo, y es una persona a la cual yo respecto. No estoy de acuerdo con decisiones que tomó en un momento determinado, y que tomó un sector de la disidencia con el cual yo trabajé, y por eso me retiré. Pero me retiré en los términos más respetuosos, y además yo abogo por un nuevo lenguaje, un lenguaje más respetuoso, incluso hacia aquellos con los que no estamos de acuerdo. No me gusta eso de estar ofendiendo a la gente.

EG: Pero, ¿por qué usted se separa de Elizardo Sánchez Santacruz y de la disidencia interna?

RC: Te voy a decir porque, y esto no lo he querido decir públicamente mucho. Lo he quizás insinuado en algunas ocasiones, pero no lo he dicho públicamente quizás con todos los detalles que te voy a decir. En un momento determinado, gente dentro del movimiento pensó que había que ir a un acercamiento con factores de la derecha del exilio cubano y con el gobierno norteamericano, concretamente también buscando apoyo financiero para la disidencia. Desde que me sumé al movimiento, yo planteé, y en eso coincidíamos en las primeras etapas, que era necesario mantenernos independientes del gobierno norteamericano y de las ayudas económicas del gobierno norteamericano.

EG: ¿Pero usted aceptaba ayuda económica de España, Francia y Suecia?

RC: Sí.

EG: ¿Por qué de esos tres sí y de los Estados Unidos no?

RC: España, Francia y Suecia estaban gobernadas por partidos socialistas que no estaban a favor del embargo norteamericano, y que querían ver un proceso gradual, evolutivo, de cambio dentro de Cuba, que aspiraban a que los procesos dentro de Cuba no fuesen violentos y que estaban en la mejor disposición de tendernos la mano. Yo participé de manera muy activa en estructurar esas ayudas, incluso tuvimos ayudas hasta de miembros de partidos comunistas europeos, que nos ayudaban con las entregas de los fondos en Cuba. Porque a estos partidos socialistas, de España, de Francia, de Suecia, de Alemania, no tenían la entrada tan fácil al país, como a veces se suponía en aquella época. Y miembros de partidos comunistas europeos sí nos ayudaron llevando la ayuda material a los disidentes en Cuba.

EG: ¿Y qué pasó entonces? ¿En dónde usted no estuvo de acuerdo, en que un sector de la oposición interna trató de buscar una mayor cantidad de dinero de organizaciones del exilio o del propio gobierno norteamericano articulado con elementos de la derecha de Miami?

RC: Sí, se pudiera decir de otra manera eso mismo. Hubo, en un momento determinado se llegó a pensar que el nivel de activismo dentro de Cuba requería más fondos, pero que además requería un acercamiento hacia las posiciones norteamericanas. Se llegó a pensar que había que tener acceso frecuente a Radio Martí, cosa con lo que yo no estaba de acuerdo.

EG: ¿Usted nunca estuvo de acuerdo con Radio Martí?

RC: No, ni con TV Martí tampoco. En alguna ocasión participamos en entrevistas en Radio Martí y demás, pero precisamente para desarrollar estas críticas a lo que estaba pasando con una política norteamericana que entendíamos que era nociva inclusive al movimiento de la disidencia.

EG: ¿Le parece que esas políticas y esas emisoras son un acto de injerencia en la soberanía de Cuba?

RC: Yo no estoy seguro que lo definiría como un acto de injerencia. Yo pienso que, desde la posición norteamericana, de un embargo y de una política de tanta agresividad hacia Cuba, no era políticamente correcto, no era estratégicamente válido, estar participando tan cerca de los intereses norteamericanos e ir con la ayuda económica del gobierno norteamericano. Este gobierno postulaba políticas agresivas hacia Cuba, y eso no era lo que debía ser la disidencia y como debía identificarse la disidencia cubana dentro de la isla. En otras palabras, si tú tienes un gobierno en los Estados Unidos que plantea e insiste en un embargo, ¿cómo algunos disidentes van a estar recibiendo dinero de ese gobierno?

EG: Se les pudiera calificar de agentes extranjeros.

RC: Bueno, ya eso les correspondería a abogados y a personas que conocieran mejor los detalles de las leyes. Pero realmente, a mí políticamente no me parecía inteligente.

EG: ¿Ya usted se separó de ese tipo de inclinación de tener contactos con esa disidencia política dentro de Cuba? ¿Usted está lejos de eso o todavía le queda algún bichito por dentro encendido? (risas de ambos)

RC: No, no, ya yo no tengo actividad política ninguna. Eso no quiere decir que no tenga ideas y criterios y opiniones. Pero actividad política directa ninguna después que me separé del grupo con el que trabajé durante varios años. Además esta separación se llevó a cabo con todo respeto. Discrepamos, y lo expresé, se sabía cual era mi posición.

EG: ¿Pero no pretende volver a ese tipo de actividad?

RC: No pretendo volver a ese tipo de actividad con esa gente.

EG: ¿Qué opinión tiene usted de Fidel Castro?

RC: Chico, la figura de Fidel Castro es una figura histórica, una figura que durante 50 años, de una manera casi monopolizadora, ha definido el destino de la nación cubana. Habrá que ver históricamente cómo esa figura evoluciona ante los ojos de aquellos que viven en el pasado y no tanto observan el presente. Una pregunta, una interrogante es si habrá continuidad después de la generación que hizo la Revolución, si habrá un relevo generacional que le dará continuidad a ese proceso. ¿Será ese proceso capaz de continuar manifestando una flexibilidad, una capacidad de adaptación a nuevas realidades? Estamos en un momento muy interesante, y queremos ver también. Todos estamos queriendo ver como el gobierno cubano, con la figura de Fidel Castro jugando un papel importante en la dirección de ese gobierno, aunque no ocupe en estos momentos un cargo oficial dentro del gobierno, va a ir respondiendo a estas situaciones tan cambiantes en el escenario internacional, y también en el escenario nacional.

EG: ¿Qué papel cree usted que debe jugar o que papel, de forma legítima, le concede usted a la comunidad cubanoamerica, a los emigrados cubanos, en relación a su país de origen. O sea, cuál cree usted que debe ser el papel o el lugar que debe aspirar, con legitimidad, una comunidad en el exterior con respecto a su país de origen, en este caso Cuba?

RC: Mira, hay muchos papeles. Y muchos de esos papeles son legítimos. Cada quien tiene que determinar lo que a nivel personal quiere y puede ser, y ciertamente habrá consideraciones morales y éticas, y también consideraciones políticas válidas, que hagan válidos o no esos papeles y esas contribuciones. Habrá personas que sencillamente ya han perdido todo interés en este tema, y yo puedo entender eso. No es mi posición, pero lo entiendo y lo respeto. Me refiero al tema cubano. Es lamentable, porque el recurso más importante que tiene una nación es sus recursos humanos. Debemos tratar de hacer lo más posible, todos los cubanos, por evitar esa pérdida. Por evitar ese abandono del interés en los asuntos cubanos. Hay muchos papeles. Habrá papeles de apoyo humano, apoyo económico, de cercanía desde el punto de vista familiar.

EG: Pero dentro de esa visión de la integración con Cuba, ¿usted cree que los postulados de la extrema derecha tienen algún lugar en la isla? Eso que dice la extrema derecha en Miami, de procesos judiciales, de implosión. Ese lenguaje y esa pasión de arrinconar a Cuba. ¿Dónde coloca usted eso?

RC: Bueno, realmente todo eso pertenece a un género de política-ficción. O sea, yo eso lo veo un poco como cuando de muchacho leía a Flash Gordon. Yo creo que esas cosas no tienen sentido dentro de las posibilidades reales, aparte de que pueden o no tener validez moral y ética. Pero desde el punto de vista práctico, nada de eso es posible, nada de eso ha sucedido en sociedades que han evolucionado, de modelos más cerrados hacia un modelo más abierto. Yo creo que lo que estamos presenciando son fenómenos distintos, en los países donde se han dado estas transiciones, estas evoluciones no se ven esos revanchismos, no se ven esas vueltas al pasado, no se ven esos pases de cuenta. Yo creo también que cada vez queda menos gente que piensa así.

EG: ¿Eso lo lleva a pensar que ha habido un cambio en la comunidad cubanoamericana, digamos con los emigrados de las últimas generaciones? Me gustaría una reflexión de Ramón Cernuda sobre cómo ve la nueva emigración cubana en los Estados Unidos.

RC: La nueva emigración cubana. Bueno, volvemos a lo mismo. Hay muchas, hay distintas. Es variopinta la emigración cubana. Hay gente que emigra estrictamente por razones económicas, hay otros que realmente salen del país y todavía conservan un afán de regresar. Entonces, ya no son únicamente emigrantes, quizás son cubanos que viven en el exterior, pero aspiran a mantener un vínculo, una relación con su país. Yo pienso que sí, que hay elementos generacionales que hay que tomar muy en cuenta en el proceso político y social de Cuba. Lo estamos viendo en la Plaza Cívica, ahora llamada Plaza de la Revolución, y lo estamos viendo en el Versailles. Estamos viendo como se está presentando un fenómeno generacional, dentro de todo este proceso que ha tenido tantas etapas. Hay un elemento generacional que se está manifestando, y me parece que de alguna manera las nuevas oleadas de cubanos, que llegan al extranjero, que llegan aquí a Miami y a otros lugares, también se perfilan muy a menudo con características generacionales. Mucha gente más joven, mucha gente con una visión más dinámica, más actual de la realidad cubana, y con la disposición a priorizar otros asuntos, no los tradicionales.

EG: ¿Usted cree que estas oleadas de cubanos, como grupo humano, son exiliados políticos o son emigrantes?

RC: Volvemos al detalle de no generalizar. Creo que dentro de ese grupo humano hay muchos factores distintos. Yo creo que el componente de la emigración por razones económicas es en estos momentos muy importante. Y que efectivamente alguna gente llega ya saturada de toda una imposibilidad de canalizar expectativas dentro de la sociedad cubana, y por lo tanto se desconecta y aspira a buscar la manera de canalizar esas aspiraciones fuera de Cuba.

EG: Pero eso también le pasa a un argentino o a un mexicano.

RC: Claro, yo no estoy diciendo que no. Y le pasa a un norteamericano que decide irse a Canadá, porque los medicamentos son más baratos. Pero eso no quiere decir que esas personas son estrictamente emigrantes económicos. Cuando tú ves a un mexicano que viene a los Estados Unidos, a trabajar unos meses para reunir dinero para mandarle a la familia, para ver si logra ahorrar un poquito y con ese poquito que ahorra hacerse de un pequeño negocio. ¿Ese es un emigrante económico o esa es una persona que está aquí durante un tiempo, queriendo lograr un resultado a partir de su trabajo para regresar a su país? Es una pregunta. Cuando tú ves a un cubano que viene de la isla, joven, porque no ve dentro de Cuba posibilidades de canalizar sus inquietudes de mejoría de vida, de establecer una familia con un mínimo de confort, de tener una motocicleta. Esa persona que llega aquí, ¿ya se desconectó para siempre, ya es un emigrante para siempre o eventualmente, el día que en Cuba se produzcan los cambios y que se permita que una juventud se desarrolle económicamente, entonces regresará o no? Yo quiero pensar que sí, yo quiero pensar que no son personas que ya han emigrado para siempre, que hay mucha gente todavía que está aquí, y quizá aún no se han dado cuenta, pero que en un momento determinado, cuando veamos la evolución y los cambios, esas personas decidirán regresar a Cuba.

EG: Cernuda, ¿usted ha intentado regresar a Cuba?

RC: Correcto.

EG: ¿Se lo han negado las autoridades cubanas?

RC: El silencio es la respuesta. Ha sido en seis o siete ocasiones.

EG: ¿Usted tiene una explicación? ¿Trata de buscar una respuesta sobre el porqué no se le ha permitido regresar? Se le ha permitido a Menoyo. Está viviendo en Cuba Menoyo. ¿Por qué a usted no le han dejado visitar Cuba, no le han dado la autorización para visitar Cuba?

RC: Yo quisiera poderte responder esa pregunta. Pero quizá sea la única pregunta que no te pueda responder en esta entrevista. Yo no sé porque. Sería interesante enterarse, pero como no ha habido respuesta pues no se sabe.

EG: ¿Usted continúa insistiendo en visitar Cuba?

RC: Bueno, ya después de seis o siete gestiones yo me he planteado un compás de espera, hasta que alguna señal llegue que efectivamente hay una disposición favorable.

EG: Usted tiene magníficas relaciones, usted presenta artistas que son considerados en Cuba figuras de primer nivel. Estoy pensando en Flora Font, en Alfredo Sosabravo, la lista es más amplia, algunos premios nacionales de artes plásticas. ¿Usted nunca ha atentado contra el patrimonio cubano?

RC: No, claro que no.

EG: ¿Nunca ha sido receptor de obras del patrimonio o sea nunca ha tenido un problema legal por su trabajo artístico con la pintura cubana, con respecto al gobierno cubano?

RC: Nunca he recibido ninguna acusación en ese sentido.

EG: O sea, es un poco un misterio.

RC: Bueno, está bien, pero hay muchos misterios. Vivimos en un mundo misterioso.

EG: Y su relación con los artistas que viven dentro de Cuba, ¿es fructífera para esos artistas?

RC: Sí, claro.

EG: ¿Y para usted?

RC: También. Porque mira, es importante que en todas estas cosas se entienda que los recursos económicos las hacen posible. Si no tienes que recurrir a los estados, y entonces ya entras en otro proceso, en otras complejidades. Es preferible que estos proyectos culturales tengan su propia autofinanciación.

EG: Pero usted estaría dispuesto, en una relación de confianza, de respeto mutuo y de ética, establecer un trabajo con los que atienden las artes plásticas cubanas en el Ministerio de Cultura. Digamos, con la parte institucional cubana, en favor del impulso, la promoción y la comercialización mejor para el arte cubano. ¿Esa es su disponibilidad, eso es lo que usted busca?

RC: Mi disponibilidad es hacer todas nuestras contribuciones en la dirección de la promoción de la cultura cubana, y en el campo específico de las artes plásticas, en cumplimiento de todas las leyes de todos los países en donde estamos. Cumplimos con las leyes de Cuba, como tú sabes mi familia viaja a Cuba. Va mi hijo en representación de la galería. Ha ido mi esposa varias veces, mi nuera, Mi tío y mi prima nos representan en La Habana y nos ayudan con muchas cosas relacionadas con los artistas.

EG: ¿Y esto está en conocimiento de las autoridades cubanas?

RC: Claro que sí.

EG: Aquí la única persona que está vetada ha sido usted.

RC: Hasta ahora sí, y yo espero que eso se resuelva también. Pero lo que te quiero decir es que nosotros estamos por una gestión autónoma en el sector de la cultura. Hemos visto, por ejemplo, la experiencia china y vietnamita. Han sido experiencias reveladoras. El arte chino, el arte vietnamita, han ganado muchísimo terreno en el escenario internacional. Mucho reconocimiento, mucha promoción, mucha valoración. Se han convertido en elementos de gran prestigio para esas culturas y esas naciones. Y eso ha sido producto, en alguna manera, de unas políticas mucho más abiertas, en lo que respecta no sólo a la creación artística, que hoy día en Cuba es independiente: el pintor pinta y vende su obra a quien el quiera, incluyendo galerías en el extranjero. Sino también a la gestión de la promoción y la comercialización del arte. Y allí es donde China y Vietnam han avanzado muchísimo, cuando aceptaron la actividad privada de entidades, que venían algunas del extranjero, empresas neoyorquinas, de Inglaterra, francesas, galerías que establecieron sucursales en estos países, y que han ayudado de manera muy importante a promover las artes. Claro que queremos trabajar con todas las figuras y con todos los factores que quieran promover las artes, en un clima y en un ambiente autónomo, no necesariamente dirigido por ninguna entidad gubernamental.

EG: Ramón Cernuda, los males que aquejaron o que aquejan, dígame usted si todavía está en ese mismo grado, al mercado del arte cubano. Sobre todo estoy hablando de falsificaciones. ¿Eso ha parado, eso ha cambiado?

RC: No, no, para nada. El arte cubano sigue siendo acosado por los falsificadores y por los estafadores, y en una época una parte importante de estas falsificaciones surgían desde dentro mismo de Cuba. Y hoy día te tengo que decir que no. Hoy día la mayor parte de las falsificaciones se están fabricando fuera de Cuba.

EG: ¿Aquí en Miami?

RC: No, yo no creo que ni en Miami. Aquí en Miami hay gente que las procura, hay gente que pudiera hasta ordenarlas.

EG: ¿A Colombia?

RC: Hay países donde hay muy buenos falsificadores. En Colombia, en México, en Europa. En España, concretamente, hay muy buenos copistas y falsificadores. Y en definitiva pudiera haberlos en cualquier lugar del mundo. Esto no quiere decir nada en contra de esos países.

EG: Cernuda, la comunidad cubanoamericana, ¿qué puede hacer para que quienes la representan? Esas nuevas generaciones, esas nuevas visiones sobre la relación con su país de origen, ¿qué pueden hacer ellos para sentirse bien representados o usted cree que la actual representación política de la comunidad cubanoamericana, estoy pensando en Lincoln, en Mario, en Ileana, cumplen las expectativas de ésta?

RC: No, no. En lo que respecta a los funcionarios electos hay mucho que hacer. Y lo primero que hay que hacer es cambiar a los que tenemos. Esa gente realmente pertenece al pasado, a una visión ya superada de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y hasta de los intereses del propio sector cubanoamericano, aquí en Miami y en general en los Estados Unidos. Es muy interesante, por ejemplo, ver la evolución de Bob Menéndez, que nos gustaría que eso se estudie un poco más, y que nos llegue un poco más de información. Porque en un momento determinado se hablaba de los “Cuatro jinetes del Apocalipsis”, y el cuarto jinete era Bob Menéndez. Ahora ya no se habla tanto de eso, debido a la rivalidad partidista, republicana y demócrata.

EG: Pero actualmente se habla de que Bob Menéndez es quien paraliza cualquier proceso que tenga que ver con Cuba, y que incluso, en este programa yo lo dije, que juega a veces con su voto en el tema de la reforma de salud, para presionar sus puntos de vista respecto a Cuba, que son los mismos de Lincoln, Mario e Ileana.

RC: Correcto. Bueno, no son exactamente los mismos, porque hasta ahora no ha manifestado una crítica a las medidas —tímidas medidas— que ha determinado la administración de Obama en sus cambios de la política hacia Cuba.

EG: ¿Usted es amigo de Bob Menéndez?

RC: No, no soy amigo de Bob Menéndez (risa de Cernuda).

EG: ¿Y usted ve mucha diferencia entre Bob Menéndez y los Díaz-Balart?

RC: Sí, cómo no. Claro que sí. Y además, según se vaya definiendo, de manera más clara, la nueva política de esta administración hacia Cuba, yo pienso que Bob Menéndez se va a ir ubicando en una línea cada vez más razonable.

EG: Yo quisiera tener ese optimismo.

RC: Bueno, es que lo que pasa es que al final Bob Menéndez es una figura que aspira a tener una posición muy importante dentro del Partido Demócrata.

EG: Pero está jugando con eso para impedir acercamientos.

RC: No sé si para impedirlos del todo o para posponerlos un poco.

EG: Dígame algo, ¿extraña a Miguel Saavedra? ¿Extraña a Vigilia Mambisa y los piquetes que formaba frente a la galería? (risas de ambos) ¿Es verdad que usted les mandaba pastelitos? (risa de Cernuda). A mí una vez alguien me dijo: “A Cernuda le conviene Vigilia Mambisa porque le trae la televisión a la galería” ¿Eso es verdad?

RC: Chico, mira. Realmente, la época ya de la Vigilia Mambisa eso era casi una broma. Pero hubo una época aquí en que las “vigilias mambisas” mataban gente y ponían bombas. Te recuerdo las dos bombas que nos pusieron en el Museo Cubano de Arte y Cultura. Una de ellas debajo de un automóvil, que por poco, por muy poco, no nos montamos en él.

EG: ¿Lo iban a matar a usted?

RC: No sé a quién iban a matar. La bomba fue puesta debajo del automóvil de un gran amigo. Y otra vez pusieron una en el Museo Cubano y volaron el frontispicio del edificio y destruyeron cuarenta y tantas obras. O sea, que hoy Saavedra es un chiste de mal gusto. En una época esos “Saavedras” eran de temer.

EG: ¿Usted vivió con miedo?

RC: No necesariamente con miedo. Con muchas precauciones sí. Además, mira. A mí me dice una vez Cesar Odio, entonces administrador de la ciudad de Miami, amigo personal. Me llama y me dice: Ramón, te van a matar y yo no te puedo proteger.

EG: El administrador de la ciudad le dijo eso.

RC: El administrador de la ciudad en un barbecue en Key Byscaine me dice: Te van a matar, y yo no te puedo proteger. Vete de Miami porque te va a matar. Y yo le dije: Cesar, si me quieren matar no importa dónde me vaya. Me van a encontrar. Así que mejor me quedo aquí que estoy más cómodo. Para que veas la época que se vivió aquí en Miami. Una época dura. La década de los 80 y los principios de los 90.

EG: Ramón Cernuda, muchas gracias por esta comparecencia.

RC: Gracias a ti.

 

Contra Cuba
USA golpea a Cuba al cerrarse a europeos con viajes previos a la isla R. R. - Reportur - Miami 29 de abril de 2024 Estados Unidos ha restringido la entrada con el programa ESTA a 300 mil europeos que han visitado Cuba, esto como consecuencia a que la...
La Habana, 26 abr (Prensa Latina) Representantes de Cuba y la Unión Europea (UE) acordaron acciones prácticas ante la aplicación extraterritorial del bloqueo impuesto por Estados Unidos, informó hoy el Ministerio de Relaci...
Lo último
La Columna
Palabras de Fidel
Gerardo Moyá Noguera*.- El invicto comandante Fidel Castro a su llegada a Caracas, el 23 de  enero habló a los ciudadanos congregados en la plaza aérea "El silencio" y nos dejó estás palabras: "n...
Viva el Primero de Mayo, siempre!
Gerardo Moyá Noguera*.- Qué gran hombre el "titán de bronce", Antonio Maceo Grajales. Cubano y luchador por la independencia cubana. Al final somos libres, sí, libres  del capitalismo-neoliberal impuesto por...
La Revista