Joel Mayor Lorán - Granma.- Los institutos preuniversitarios vocacionales de Ciencias Exactas (IPVCE) brindan la posibilidad de una preparación superior a alumnos sobresalientes en el estudio; representan un respaldo en hombres de ciencia para el desarrollo del país.


Pero ese énfasis en el perfil científico de la formación de sus bachilleres cedió terreno a las humanidades; hoy es necesario restaurar el objetivo para el que fueron creados, que es el que expresó el compañero Fidel en la inauguración de la Escuela Lenin el 31 de enero de 1974, cuando dijo: "los egresados de esas escuelas se dedicarán fundamentalmente a carreras científicas y técnicas".

Los IPVCE deben convertirse en la mayor fuente de ingreso a las carreras de Ciencias Exactas y técnicas de la enseñanza superior.

¿De dónde habrían de proceder los hombres de ciencia, la fuerza científica y técnica que requieren los centros de investigación, las industrias y otras instituciones para el desarrollo del país? Por supuesto, principalmente de las universidades. Ahora, ¿quiénes tendrían más condiciones y mejores oportunidades para cursar esos estudios que los bachilleres formados en los institutos preuniversitarios vocacionales de Ciencias Exactas?

Cierto es que un científico puede llegar a serlo también por la menos convencional de las vías; sin embargo, allana el camino matricular en escuelas como la Vladimir Ilich Lenin (en Ciudad de La Habana) o Mártires de Humboldt 7 (en San Antonio de los Baños, provincia de La Habana), por citar dos de las 15 vocacionales con ese perfil en el país.

Esenciales los laboratorios en el aprendizaje de las ciencias. En Mártires de Humboldt 7 han podido usarlos a través de los años, gracias al cuidado y la colaboración de profesores y alumnos.

El objetivo que buscamos, indiscutiblemente, es darles posibilidades de tener una preparación máxima a aquellos alumnos que son destacados en el estudio, expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro en la clausura del Congreso Internacional Peda-gogía’90.

Los programas de las escuelas de Ciencias Exactas y los demás preuniversitarios son iguales, solo que los de Ciencias exactas tienen asignaturas como Física, Química, Matemática, Biología, Electrónica o Computación, en las cuales reciben un número superior de horas de estudio, explicó en aquella ocasión.

El ambiente de estudio, así como la calidad de las clases y la preparación, convierten a estos centros en el anhelo de muchos.

PRINCIPALMENTE, CIENTÍFICOS

Las vocacionales tienen 35 años, con más de dos décadas dedicadas a iniciar la formación de científicos. No obstante, la especialización de los primeros tiempos fue perdiéndose: como al principio, los muchachos continuaron ingresando mediante un proceso selectivo; mas, podían hacerlo igualmente al ganar concursos de Historia o Español.

Los jóvenes ya no solo veían en los IPVCE la posibilidad de profundizar estudios en Matemática, Física, Química o Biología, sino también en las Letras. Aprovechaban el ambiente de estudio, la calidad de las clases y la preparación, para obtener una carrera de Humanidades: Odett Domínguez y Lauren Arcís, de la Humboldt, sueñan con ser periodistas; mientras, Reisel Romero, de la Lenin, quisiera ser diplomático.

La concepción inicial de tales escuelas cedió terreno, incluso circuló el rumor de que los IPVCE desaparecerían. En cambio, en este curso, la idea de retomar su perfil original cobra nuevos bríos, es necesario de inmediato divulgar más el objetivo de estos preuniversitarios, implementar el trabajo y lograr que estudiantes procedentes de las secundarias básicas, conscientes y comprometidos con la idea, matriculen en los mismos.

Estos centros deben convertirse en la mayor fuente de ingreso a las carreras de Ciencias Exactas y técnicas de la enseñanza superior, sostiene Néstor Ruiz, director de Educación Preuniversitaria del Ministerio de Educación.

A propósito, se reactivan los laboratorios; están en marcha convenios de colaboración entre los pre de Ciencias Exactas y los centros científicos de sus territorios; e igualmente recuperan vitalidad los cursos facultativos, a fin de trabajar con mayor intencionalidad en Física, Matemática, Química y Biología, añade Ruiz.

Son precisamente estas especialidades donde tenemos un gran déficit en el país —y no está referido tan solo a la demanda profesoral—, sino a la materia base del desarrollo científico nacional.

Este año ha de aumentar la proporción de quienes optan por carreras de ese grupo. De los más de 5 000 alumnos en duodécimo grado en el país, 2 097 se inclinan por las de ciencias técnicas, 1 822 por las biológicas y 1 230 prefieren humanidades. Algunos ingresarán al Pedagógico; nuestra intención es que ellos regresen a impartir clases en estos planteles, advierte Néstor Ruiz.

YA LOS RECLAMAN

Todavía resuenan los éxitos de los estudiantes cubanos en las olimpiadas de conocimientos, en las cuales siempre ha destacado la emblemática vocacional Lenin. Mu-cho se habló de la medalla de plata de Manuel Candales en la Olimpiada Internacional de Matemática, y la de oro en la Iberoamericana.

¿Cuán útil resultará el talento de estos jóvenes cuando trabajen en un centro de investigación, una industria u otro centro laboral?

Por eso, según Bárbara Arias, jefa del departamento de Formación Vocacional de la escuela, los vínculos con el polo científico son cada día más estrechos. Así consiguen elevar la preparación metodológica de los profesores, y atraer especialistas a explicar el objeto de estudio de las carreras, así como su perfil ocupacional.

La Universidad de La Habana, la UCI, la CUJAE, los institutos de investigaciones del arroz y del tabaco, BIOCEN, CENPALAB¼ se dan a conocer entre los alumnos. Rosa María Rivero, directora del Mártires de Humboldt 7, subraya: "No somos nosotros quienes los convocamos, sino ellos en busca de su futura fuerza de trabajo".

Desde este propio mes, agrega, también los visitaremos. Existe una estrecha relación con el Partido, el Gobierno y el CITMA. De ahí la nueva idea de vincular a los graduados a un centro científico desde cierre de abril hasta julio, en el periodo entre el fin de los exámenes de ingreso y el inicio de las vacaciones.

Comienza a revertirse la disminución en la demanda de especialidades de ciencias técnicas. Semejantes aciertos ayudan. Influye, a la vez, el que muchos ex alumnos de esos pre (involucrados hoy en promisorias investigaciones), vayan donde ellos a alentarles a seguir su camino.

APENAS EL INICIO

Con los primeros pasos surgen criterios diversos: unos opinan que los IPVCE han de hacer el énfasis en su perfil, aunque formen alumnos integrales; otros, como Reisel Romero, de la Lenin, consideran que estos, además pre de Ciencias Exactas, son tradicionales referentes debido a la calidad de la preparación. "De lo contrario, habría que crear institutos preuniversitarios vocacionales de Ciencias Humanísticas".

Yo quiero ser ingeniera, afirma Magda M. Abdorabbo, de la Humboldt, pero añade: "Las Humanidades no pueden descuidarse; si una nación requiere buenos diplomáticos es Cuba, bloqueada y agredida".

En algo todos coinciden: en la ventaja de la especialización, por la base que crea para la universidad; asimismo, en el papel de la formación vocacional y la influencia de concursos y olimpiadas; también, en la importancia del uso de los laboratorios.

Apenas echa a andar este renacer del perfil por el cual surgieron los IPVCE. Queda pendiente que los conferencistas de los centros de investigación no solo acudan en función de orientar, sino de impartir clases y profundizar en los contenidos. Está en juego un crucial respaldo al desarrollo científico del país.

Cuba
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