Tatiana Félix - Adital.- Una forma sustentable, económica, saludable y divertida de transporte público en Cuba conduce a los pasajeros hasta el su destino a través del bicitaxi. Una especie de triciclo acoplado con un asiento cubierto con espacio para dos pasajeros está entre las opciones de transporte por la capital de la isla, La Habana.
Con lugar para dos y hasta tres pasajeros, la tarifa del bicitaxi depende del destino y es acordada entre el conductor y el pasajero en el acto de contratación del servicio. A pesar de ser un servicio informal, el bicitaxi tiene éxito en las calles cubanas, atrayendo no sólo a los nativos sino también a los turistas, que aprecian la música, las historias contadas por el conductor, la decoración del vehículo y la belleza de la ciudad.
Otro divertido medio de transporte son los amarillos y llamativos cocotaxis, triciclos con forma de coco que atiende, principalmente, a los turistas que van a conocer la isla caribeña.
El bicitaxi está presente también en otras ciudades del planeta y deriva del japonésjinrikisha, una especie de carruaje con dos ruedas conducida por una persona que va a pie o en bicicleta. En algunas ciudades de Estados Unidos y de Europa, este medio de transporte tiene un motor eléctrico para facilitar al conductor su trabajo, por ejemplo, en lugares de subida.
En general, el sistema de transporte público de Cuba está predominantemente compuesto por ómnibus, trenes y taxis que no son suficientes para atender la demanda de la población. Actualmente, el país cuenta con 7.840 ómnibus para transportar a los cubanos, número que representa poco menos que la mitad de lo que se tenía en la década de los 80. Aún así, el sector automotriz atiende a cerca del 80% del total de pasajeros.
En su mayoría, los servicios de transporte público cubano son administrados por el gobierno, empresas y cooperativas, pero han ampliado la participación a autónomos e informales, donde se encajan los bicitaxistas. Debido a esta expansión y al bajo costo para la población, el sector lucha por alcanzar la formalización y legalización del servicio, y así poder atender al contingente de usuarios con seguridad y mejores condiciones de trabajo.
Al final de la década del 50, antes de la Revolución Cubana, las calles del país estaban tomadas por automóviles oriundos, principalmente, de Estados Unidos. Hoy son una rareza. Durante los primeros años de la Revolución, hubo una fuerte inversión en el sector de transporte colectivo que posibilitó la atención a millones de pasajeros. Sin embargo, después del período áureo, el sistema entró en colapso.
