Ronald Suárez Rivas - Granma.- Exceptuando el letrero de la entrada, donde se anuncia que el antiguo taller de electrónica del reparto Hermanos Cruz funciona ahora bajo una nueva forma de gestión económica, nada más parece haber cambiado en el lugar.
Ni los clientes han dejado de acudir a él ni los listados de precios han sufrido grandes alteraciones, como algunos pudieron temer. De hecho, solo en el área dedicada al arreglo de radios y televisores, las tarifas han tenido modificaciones.
En el resto, donde se atienden decenas de miles de equipos entregados en el marco del programa de ahorro de energía (PAE), tanto las piezas como la mano de obra cuestan lo mismo que en cualquier otro taller del país.
Por ello algunos clientes como Orlando Montané, ni siquiera se han percatado de la diferencia, y otros, como Iván Duarte, aseguran que el servicio ha mantenido la calidad.
Para sus trabajadores, en cambio, el tránsito de la unidad (que hasta el mes de octubre último pertenecía a la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar) a cooperativa, ha traído importantes beneficios.
El mayor de todos, el incremento del salario promedio a más del doble de lo que antes, bajo la tutela de la Empresa, se lograba.
CON PIE DERECHO
Tras poco más de nueve meses de labor, Rafael Guerra, mecánico que al mismo tiempo ocupa el cargo de vicepresidente, asegura que la experiencia ha sido positiva.
Al principio, confiesa, hubo preocupación. “Pensamos que tendríamos que asumir, por nuestra cuenta, tareas que antes garantizaba la Empresa, como el suministro y el traslado de las piezas de repuesto, y eso nos inquietaba, porque no existe un mercado donde uno pueda adquirirlas ni contamos con un transporte para cargarlas”.
“Aun así, todos estuvimos de acuerdo en constituir la cooperativa. Y cuando cobramos el primer mes, estuvimos más de acuerdo todavía”, confiesa Rafael, quien ha llegado a ganar más de 1 000 pesos en un mes.
“Hasta ahora, todo ha fluido bien. Aunque tenemos autonomía, la empresa no se ha desentendido de nosotros en cuestiones imprescindibles para poder brindar servicios, como el suministro de piezas para los equipos del PAE”, afirma Rafael.
En el departamento contiguo, Daniel González, técnico de televisión, también reconoce que el nuevo modelo de gestión ha traído importantes ventajas.
“Antes, uno solamente percibía el 30 % de los ingresos de su trabajo. El resto, iba para la Empresa.
“Con el paso a cooperativa, esa proporción se ha invertido. Ahora, nos corresponde el 70 %. Lo demás se utiliza para cubrir los gastos del taller, y las utilidades que quedan se distribuyen entre todos al final del año”, detalla Daniel.
En su caso, ello ha hecho que de un salario de poco más de 300 pesos antes del inicio de esta experiencia, hoy esté promediando (sin contar las utilidades) entre 600 y 800 al mes.
Sin duda un importante incentivo que más allá del plano personal, Daniel asegura que incide también en la calidad del servicio, porque “cuando usted se siente estimulado, se esfuerza más por hacer bien su trabajo”.
“La población está más satisfecha, porque velamos por sus equipos. Si en determinado momento no existe la pieza que alguien necesita, lo anotamos en una lista y tomamos su teléfono para avisarle en cuanto entre.
“Además, hemos incluido el servicio a domicilio para el caso de los refrigeradores, por lo difícil que resulta para las personas trasladarlos hasta acá. Todo esto ha hecho que aumente la productividad y se estén arreglando más equipos que antes”, añade Adrián García, otro de los integrantes de la cooperativa.
DESDE EL OTRO LADO
Camino a la salida, llevando consigo su olla multipropósito recién reparada, Eduardo González se muestra complacido. “Llegó aquí en malas condiciones, pero ha quedado como si la acabara de sacar de la tienda”, dice este cliente al que la reparación de su equipo le ha costado exactamente lo mismo que si hubiera acudido a cualquier otro taller.
A diferencia de lo que ha sucedido con otras cooperativas no agropecuarias dedicadas a distintas actividades como la gastronomía, en el taller de electrónica Hermanos Cruz los resultados económicos no han estado condicionados por la subida de precios a la población.
“Por la importancia que tiene la reparación de los equipos del PAE (entre los que se incluyen ollas y hornillas para la cocción de alimentos, refrigeradores y ventiladores) se siguen respetando las tarifas que existían anteriormente”, reconoce Rafael.
“El beneficio económico para nosotros está en la mano de obra, y en el descuento que se nos hace a las piezas, para que las podamos ofertar sin aumentarles el precio”, añade.
Solo en el arreglo de algunos electrodomésticos como los televisores, radios y DVD, para los cuales no se reciben repuestos, se trabaja bajo el sistema de oferta-demanda.
No obstante, Daniel González asegura que para esos casos se confeccionó un listado de precios que fueran más bajos que los de Copextel o los particulares, a fin de ser competitivos.
“Además, tuvimos en cuenta los equipos que suelen corresponder a las familias de más bajos ingresos. Por ejemplo, el arreglo de los televisores en blanco y negro casi no varió. Anteriormente costaba 19 pesos, y ahora cuesta 20”, señala Daniel.
De esa manera, el pequeño taller pinareño, el primero de su tipo en implementar en el país un nuevo modelo de gestión, ha venido confirmando la utilidad de buscar fórmulas que ayuden a elevar la eficiencia económica.
Así lo cree también su vicepresidente. “Mucha gente temía que el convertirnos en cooperativa los iba a perjudicar, que tendrían que pagar más por los mismos servicios, pero eso no ha pasado. A los efectos de la población, seguimos funcionando igual que antes, con el mismo compromiso y el mismo rigor”.