Cubainformación TV habla, en en el Centro de Prensa Internacional (CPI) de La Habana, con Abel Prieto Jiménez, novelista, Asesor del Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba y quien fuera ministro de Cultura de Cuba durante muchos años. Hablamos sobre la penetración de una cierta subcultura de gusto "yanki" entre algunos sectores de la juventud cubana, asociada a "lo moderno". Sobre manipulación mediática, guerra cultural... Y sobre la necesidad de impulsar Internet en Cuba: `Sobre Internet no podemos ser ni paranoicos ni ingenuos´, nos dice Prieto. Equipo en Cuba: Patricia Moncada, José Manzaneda, Raimundo Pino. Edición: Esti Bonito y Ana Gil.

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- Los pasos dados en las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba ¿significarán a la postre una intensificación de la guerra cultural e ideológica, en una estrategia que muchos definen como de soft power?

– Cuando escuchas a los voceros del Gobierno de EEUU, cuando hablan de ayudar a la sociedad civil cubana, sin tener en cuenta a la sociedad civil revolucionaria, de “empoderar” a los sectores no estatales, es bastante evidente que van a intensificar la guerra cultural. Esa guerra no empieza ahora, ya estábamos sometidos a proyectos específicos y a la oleada general colonizadora de la industria hegemónica del entretenimiento. Estamos ante una doble amenaza, por tanto.

A esa oleada globalizadora Frei Betto la llama “globocolonizadora”, porque la verdadera globalización es que también nuestras ideas y nuestros valores se muevan, crucen fronteras, traspasen barreras. Por contra, se trata de una conquista de nuestros espíritus, modelos de vida, gustos, conductas, tiempo del ocio. Cuando la gente considera que el entretenimiento es algo inocente, es peligrosísimo. Si el momento del ocio, se le concede a la industria de la violencia, de la tontería y de la frivolidad estás influyendo de manera decisiva en lo que será el futuro ciudadano.

Aquí, en Cuba, tenemos gente deslumbrada por las películas, por las series, por el modo de vida estadounidense. Modo de vida que no tiene nada que ver con el capitalismo real sino con el idealizado. Tenemos mucha fuerza para luchar contra eso pero tenemos que trabajar con mayor coherencia y articulación. Me parece que vienen momentos en que va a haber una batalla cultural, una guerra cultural, como la ha llamado Enrique Ubieta.

- Mucho se está escribiendo últimamente sobre cierto culto en la sociedad cubana, o en ciertos sectores de la sociedad cubana, sobre todo en algunos ámbitos de la juventud, a lo norteamericano, incluso un “culto a lo yanqui”, dentro de lo que se podría llamar un consumo de “cultura chatarra”. ¿Usted ve esto como algo preocupante, o considera que existen en la sociedad cubana fuertes nichos de dignidad cultural para combatirlo?

– El Instituto Marinello de Investigaciones, vinculado al Ministerio de Cultura, ha hecho encuestas de las distintas formas de consumo cultural de la población; no te podría hablar en porcentajes pero sí de que es una tendencia. La hemos debatido recientemente en un foro en la UNEAC, donde se habló de las manifestaciones de Halloween, por ejemplo. Y no se trata de personas que puedan ser consideradas ni anexionistas ni enemigos de la Revolución. Es, sencillamente, una especie de confusión, bastante extendida por el mundo, donde lo que tiene atractivo es asociado a lo moderno.

Tenemos que enfrentar el trabajo cultural con mucho cuidado, tratando de no humillar a nadie porque le gusten determinados tipos de videojuegos o de materiales audiovisuales, aunque estas producciones sean mediocres. Tenemos que ir creando un espectador crítico. Hay incluso un programa de Magda Resik con ese nombre. Tenemos que crearlo con la ayuda de los maestros, de las instituciones de cultura, de los 30.000 instructores de arte que tenemos, y con la ayuda de nuestros medios masivos de difusión y las nuevas tecnologías.

No hay que satanizar las nuevas tecnologías; al contrario, tenemos que utilizarlas con fines educativos, humanistas. En el mundo el humanismo se ha ido desmoronando, esa gran riqueza se ha ido deteriorando en favor del culto a los efectos especiales, a la tontería, a la vida privada de los famosos. ¿Te das cuenta?

Tenemos condiciones para el rescate humanístico. Tenemos toda la población escolarizada, fuertes instituciones culturales estatales, una red impresionante de bibliotecas públicas y escolares, instructores de arte que están en las escuelas y las comunidades, maestros cuyo trabajo es decisivo. Debemos trabajar articuladamente por la defensa de nuestras tradiciones dentro del contexto latinoamericano y caribeño. No de manera chovinista, porque la cultura cubana nunca ha sido chovinista ni aldeana. Tenemos que trabajar por el rescate y la defensa de nuestras tradiciones y raíces; contra las visiones coloniales. Que un niño se sienta avergonzado porque no tiene el color o la semblanza del superhéroe es verdaderamente degradante. Tenemos que favorecer que las personas piensen con cabeza propia, a partir de sus propias referencias. Acuérdate aquella idea de Martí que Fidel repetía: «Ser culto es el único modo de ser libre». Tener fuertes referencias culturales es la única manera de no ser manipulable.

– A mucha gente en el mundo le parece increíble que un país en las condiciones económicas de Cuba haya conseguido logros culturales tan importantes, como grandes programas en el ámbito de la cultura masiva. Pero usted escribía recientemente sobre lo que ha podido ser un cierto despilfarro económico en los programas culturales que es necesario corregir, que habría que caminar hacia una sustentabilidad económica sin caer en la hegemonía del mercado. Algo complicado, ¿verdad?

– Los aparatos burocráticos de la cultura, todo ese mundo ajeno al creador, debe ser aligerado. Te lo digo con conocimiento de causa: yo fui Ministro de Cultura 15 años. Realmente crecimos mucho en el presupuesto pero no por hacer más eventos culturales. Tu has visto la Feria Internacional del Libro. Es algo extraordinario. Casi no se puede ni caminar por las áreas de la Cabaña, allí están las familias. ¡Una fiesta extraordinaria!

Los libros están subvencionados, es un esfuerzo tremendo el que hace el Estado cubano. No vemos el libro como una mercancía.

Además, tenemos siete orquestas sinfónicas, más dos compañías de ballet profesionales, todo el movimiento teatral, la enseñanza artística, y todo eso es subvencionado.

Lo que hay que evitar es el despilfarro. Recuerdo que en un momento el Ministerio de Cultura hizo una descentralización de las antiguas direcciones nacionales y se crearon consejos e institutos nacionales, pero se produjo una réplica automática en las provincias y en algunos municipios. Y todo eso significó más jefes, subjefes, almacenes… Todo eso comenzó a crecer y ¿realmente hizo dar un gran salto cualitativo a la cultura cubana? No lo creo.

Por el contrario, en el experimento que estamos haciendo en las dos provincias nuevas de Artemisa y Mayabeque, se preserva al creador, al promotor cultural, a la misión esencial de las instituciones, y todo con menos burocracia. Debemos extender esa experiencia para que las instituciones funcionen mejor, para que lleguen mejor a la población, para que la población participe mejor en los procesos. Nosotros podemos hacer eso pero, por supuesto, como ha dicho Raúl Castro, sin dejar a nadie desamparado, sin aplicar métodos neoliberales que dejan a la gente en la calle. ¡Eso jamás lo vamos a hacer!

Por otra parte está el tema del mercado. El mercado está en nuestros Lineamientos de la Política Económica y Social, es algo que estamos teniendo en cuenta, que está ahí y no podemos negar. En el caso del arte el mercado tiene peculiaridades. El mercado le ha hecho un daño terrible a la cultura en el mundo. Esa es la verdad. Ha mutilado todo lo experimental, ha mutilado todo lo que es peligroso para el sistema capitalista. Mira el caso del rap, que nació en los barrios negros de Nueva York, como un canto antirracista, como un canto por la libertad, la igualdad y la justicia, y ahora, de pronto, el rapero más famoso ni siquiera es negro. Fueron haciendo inofensiva esa expresión mercantilizándola. Eso pasó con la gran canción protesta de los años 60, aquel momento espléndido de Bob Dylan, Joan Báez. ¡Aquel momento extraordinario! A Joan Báez me la encontré en Quito y está llena de deseos de seguir batallando. No la quebraron. Pero cuando la anunciaron en aquel estadio, casi nadie la conocía. La han cubierto con un manto de silencio. Sin embargo, todo el mundo conoce a Shakira, y vimos el ultrasonido del fruto de su amor con Piqué. Lo vio el mundo entero, deslumbrado. ¿Había algo mágico? Es que es el hijo de dos famosos. Imagínate qué clase de culto.

Hablando de mercado, en las artes plásticas es imprescindible que encontremos fórmulas para llevar a nuestros mejores artistas, que los hay de vanguardia, a los grandes circuitos. Nuestras empresas tienen que hacer esa hazaña; es difícil, pero tienen que hacerlo, con todas las desventajas que tienen debido al bloqueo. Porque el bloqueo –aparte de su crueldad con todo nuestro pueblo– ha tenido efectos en la cultura. Cuando va un grupo musical a EEUU no puede hacer un contrato comercial.

Y ustedes. Cubainformación, han sido grandes luchadores contra el bloqueo. Es muy importante el papel que Cubainformación tiene hoy como alternativa contra la manipulación mediática, contra toda la gran mentira que se ha ido tejiendo en torno a Cuba. ¡No podemos desmovilizarnos en la lucha contra el bloqueo! Porque hay fuerzas que van a hacer resistencia, porque han vivido más de 50 años aprovechándose de la confrontación. ¡Hay que seguir luchando contra el bloqueo!

– Internet como oportunidad e Internet también como peligro ideológico. ¿Cómo se afronta desde Cuba este desafío?

– Internet ofrece posibilidades para difundir y defender nuestras ideas, pero al mismo tiempo las ofrece para aquellos que quieren destruirnos, usándola como instrumento de subversión. Posibilidades que ofrecen también las redes sociales.

Hoy, en Cuba, la computación es obligatoria en todas las escuelas primarias. Tú vas a una montaña, a una escuelita aislada, y tiene su computadora y el niño o la niña aprenden computación. Y tenemos una universidad especializada, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).

No hemos enfrentado el desafío de manera conservadora, pero también percibimos los peligros… Acuérdate de Piramideo, acuérdate de Zunzuneo, programas financiados por el Gobierno de EEUU. No podemos ser ingenuos. Creo que, ante las nuevas tecnologías, no podemos ni ser paranoicos ni ingenuos. Tenemos que trabajar con ellas, luchar con ellas, utilizarlas en el combate de las ideas, en la Batalla de Ideas a la que Fidel nos convocó hace años.

En diciembre de 2014, con Los Cinco libres, le dimos una bofetada a la política imperial de acoso y hostigamiento. Fue una victoria de Cuba, porque Cuba no hizo una sola concesión de principio, ¡ni la va a hacer! Los principios no van a estar nunca en la mesa de negociaciones, ni va a estar la soberanía ni el destino que hemos elegido; ni el socialismo al que no renunciaremos. Socialismo que queremos hacer mejor, más eficiente, más próspero, más productivo y sostenible, como dice nuestro Presidente. Pero no vamos a poner en juego lo que ha costado tanta sangre y el esfuerzo de tantas generaciones. ¡Eso no se va a poner en juego!

Tenemos que apropiarnos de esas tecnologías como instrumentos de batalla de nuestras ideas, principios y valores. Y ganar jóvenes, gente de talento. Tenemos mucha gente de talento y mucha gente revolucionaria. He tenido el privilegio de visitar las universidades y he encontrado gente joven comprometida, revolucionaria, dispuesta a seguir adelante con nuestras ideas, con muchos deseos de participar. A veces yo siento que tenemos que convocarlos más. Sé que la juventud está revitalizando sus estilos de trabajo, está haciendo muchas cosas interesantes, que son de contenido, no son de bobería. No es un momento de consignas, ni de retórica, ni de palabrería hueca, es un momento de razonamiento, de análisis. Al igual que tenemos que formar un espectador crítico, tenemos que formar un ciudadano responsable y crítico, patriota, socialista, revolucionario, que crea en lo que hace, que se sienta protagonista de su destino y del destino de su país.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción: Leonardo Antonio MESA

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