Hace unos días se anunciaba el convenio entre el Instituto Roswell Park contra el Cáncer de Nueva York y el Centro de Inmunología Molecular de La Habana (CIM), para realizar los ensayos clínicos en EEUU necesarios para –en el futuro, y si el Departamento del Tesoro y bloqueo de EEUU lo permiten- pacientes de aquel país puedan acceder a una de las dos vacunas terapéuticas contra el cáncer de pulmón avanzado que han sido creadas en Cuba, precisamente en el CIM. Cubainformación TV visitó este centro de referencia de la biotecnología cubana.

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Allí conversó con Grysell Rodríguez, Gerente de Cimavax-EGF y Vaxira, las dos citadas vacunas terapéuticas frente al cáncer, y Pedro Camilo Rodríguez, Jefe de Grupo de Ensayos Clínicos del Centro de Inmunología Molecular de Cuba.

Nos hablan de cómo participaron como trabajadores en las propias labores de construcción del Centro, nacido en los peores momentos del llamado Período Especial. El CIM, de hecho, se inaugura el 5 de diciembre de 1994, a unos meses de la llamada Crisis de los Balseros. Cuando los gobiernos del mundo recetaban a Cuba un plan de ajuste estructural, que privatizara las empresas y laboratorios y eliminara la inversión pública, el Gobierno cubano apostó por la ciencia y creó un Polo Científico, del que el CIM es solo uno de sus centros de referencia.

- Comencemos por hablar de las vacunas terapéuticas que –nos remarcáis– no son “contra el cáncer”, sino frente a algunos tipos específicos de cáncer, ¿verdad?

- Pedro Rodríguez: Estamos trabajando en cuatro tipos de vacunas de cáncer diferentes, cada una en un nivel de desarrollo clínico. Hay dos vacunas que están registradas, tienen registro sanitario en Cuba para el tratamiento del cáncer de pulmón avanzado, siendo un cáncer de pulmón del tipo de células no pequeñas. Una de ellas (la Cimavax EGF) tiene una trayectoria clínica ya muy importante. Es para pacientes que tienen el EGF, que es un factor de crecimiento epidérmico en suero elevado.

La segunda es la Vaxira –también para cáncer de pulmón de células no pequeñas– que tiene también un desarrollo clínico importante pero está aún en un estudio de fase 2 y terminando un estudio de fase 3. Esta vacuna obtuvo un registro sanitario en Cuba y está ahora en fase de consolidar el resultado clínico para obtener su registro fuera de Cuba también. Estas dos vacunas tienen un alto nivel de desarrollo clínico.

Hay dos más que están en estudios incipientes, en estudios más tempranos, que son estudios de fase 1, estudios exploratorios. Una encaminada a tumores de mama y otra a tumores sólidos, fundamentalmente tumores de próstata.

- Cuba es una referencia a nivel internacional, y el CIM no es el único centro que trabaja en este terreno en el país. Cuba está mostrando al mundo que se pueden conseguir grandes avances científicos siendo un país del Sur, del Tercer Mundo, sometido además a un bloqueo económico. ¿Cómo se consigue?

- Grysell Rodríguez: La razón fundamental ha sido la voluntad política que ha tenido la dirección del país. Fidel Castro, en los momentos muy tempranos de la Revolución, tuvo clara la idea de que era necesario desarrollar una importante masa crítica de científicos, de intelectuales, de gente preparada que garantizara el futuro de la nueva sociedad, el futuro de la Revolución, y que permitiera el desarrollo social y económico. Estuvo muy clara para él la necesidad de crear centros e instituciones educativas, para formar los directores de las futuras instituciones científicas, en la biotecnología, en la salud pública, en las esferas técnicas.

La otra pieza es la voluntad política de concentrar los recursos para, a pesar de las limitaciones que vivimos tras la desaparición del campo socialista, fundar un gran polo científico. En aquel momento en el que el país parecía hundirse, Fidel Castro tuvo la clarividencia de apostar por una industria biotecnológica que podía ser no solo importante para el sistema de salud, sino también un factor económico importante para la supervivencia de la nación.

A pesar de las limitaciones económicas por las que atravesaba el país, la alta dirección del país tomó la decisión de garantizar la creación de centros de investigación científica. Mantener la salud pública, la educación e invertir en la biotecnología fueron pilares que la Revolución sostuvo a toda costa.

Eso permitió que, en el peor momento, a principios de los años 90, se fundaran varias instituciones biotecnológicas, el CIM entre ellas. Hay otro importante núcleo que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de obtener biofármacos, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, que se encarga de aquellas producciones que se obtienen a partir de microorganismos, es decir, bacterias.

- Grysell, me comentabas que tomasteis parte en la propia construcción del Centro...

- Grysell Rodríguez: Sí. Eran los años 90, cuando el país vivía las peores condiciones de su historia después de la Revolución, cuando no había casi para comer. Durante más de un año estuvimos a pie de obra junto con los constructores, poniendo ladrillos, pintando paredes, armando los laboratorios. Y tuvimos la oportunidad de estar presentes, muchos de nosotros, el 5 de diciembre de 1994, y compartir con el Comandante la inauguración del Centro.

Las niñas y niños que nos formamos en los primeros años de la Revolución aprendimos a quererla, a luchar por ella, a vivirla y sufrirla junto con la vida del país. Es un compromiso, una pasión con la que defendemos nuestras conquistas, es parte de nuestro compromiso con la nación, es parte de nuestra vida, y uno entiende que, si no lucha por ellas, nadie de afuera va a venir a luchar por ellas. Por tanto, nos entregamos para preservar estas conquistas, para saber que nuestras hijas e hijos tendrán la posibilidad de vivir mejor.

- ¿Cómo influye el bloqueo en el desarrollo de vuestro trabajo, en el desarrollo de la industria biofarmacéutica y biotecnológica?

- Grysell Rodríguez: La industria biofarmacéutica es una industria sujeta a altos estándares regulatorios, bajo normas internacionales que son las establecidas para las grandes industrias biofarmacéuticas. A Cuba, como país bloqueado, le es muy difícil recibir los recursos que se necesitan para poder cumplir con los estándares de las llamadas buenas prácticas de fabricación.

Ha sido una tarea muy dura durante todos estos años, lograr producciones con estos estándares. Son varios los mecanismos por los cuales logramos tener acceso a varios de los reactivos, componentes y equipamientos que son necesarios para obtener de una célula, un fármaco. Porque, sin duda, tantos años de bloqueo han hecho que el pueblo cubano logre con inteligencia y audacia, sortear –al menos parcialmente– esos escollos.

- ¿Estos centros tienen una doble función: cumplir con las necesidades de la población cubana y, a la vez, producir ingresos para el país?

- Pedro Rodríguez: El Centro se mueve en el concepto de ciclo cerrado. La investigación y desarrollo que el Centro genera debe dar lugar a productos que tengan un impacto clínico, que tengan un impacto médico. Y que ese impacto médico, a su vez, sea el que lleve a la posibilidad de ser comercializado e introducido en las comunidades médicas de otros países. Ese contexto permite su realización económica y comercial, y ese dinero que se recupera se reinvierte en investigación y desarrollo, porque este tipo de industrias tiene que generar constantemente nuevos productos y nuevas investigaciones para volver a cerrar el ciclo económico. Para que un producto muestre ventaja que sea válida internacionalmente tiene que tener un grupo de requerimiento de buenas prácticas clínicas en su desarrollo donde el Centro pone todos los recursos humanos y materiales, y todo eso se debe de haber recuperado de alguna forma económicamente para que el país pueda continuar sosteniendo esta industria.

- El personal de este centro está compuesto en su mayoría por mujeres jóvenes, ¿verdad?

- Grisell Rodríguez: Es un indicativo también de los logros de la Revolución, que ubicó a las mujeres en roles importantes en la vida del país, gracias al impulso a la educación.

Una masa crítica de mujeres se formó en los primeros años de la Revolución. Y también hubo un boom de la natalidad en aquellos años, del cual nosotros somos el producto.

Esta es una industria con un alto estándar de desarrollo y conocimiento científico, así que la posibilidad de que una universitaria entre y tenga la posibilidad de hacer su maestría, después de hacer su doctorado aun cuando tenga hijos, tome su licencia de maternidad pero después se reincorpore con normalidad y tenga la posibilidad de seguir trabajando y no se le excluya, también es parte de esa educación que hemos ido recibiendo y que los directores, que sí es cierto que son mayoritariamente hombres todavía, entienden.

- Con el diálogo entre EEUU y Cuba, ¿podrá haber un intercambio más profundo con científicos de EEUU en los próximos años?

- Pedro Rodríguez: El CIM ha tenido muchas oportunidades de intercambio con estudiantes de EEUU y de todo el mundo. Muchos de nuestros colegas de la investigación y desarrollo se han entrenado y formado en Europa, algunos de ellos han tenido la oportunidad de entrenarse en EEUU, es decir, existen precedentes de que cuando los pueblos se entienden, los científicos se entienden. Si los gobiernos entran en posición de tratarse de igual a igual, puede ser un salto cualitativo que nos va a dar muchas más oportunidades. Hay muchos investigadores norteamericanos que han querido venir a Cuba y no han podido. Nosotros nos hemos ganado becas, hemos tenido acceso a entrenamiento en EEUU y se nos ha negado la visa para estar allí, después de tener todos los permisos académicos para ir.

Si bien hemos tenido una experiencia previa positiva de intercambio con investigadores y científicos norteamericanos, sí pensamos que esto pueda tener un nivel de desarrollo cualitativamente superior si el Gobierno de EEUU nos trata de igual a igual, y nos ven como instituciones cubanas a la par que ven el Roswell Park y todas las instituciones científicas de alto nivel que ellos tienen. Porque ambas partes tendrían un beneficio.

- Grisell Rodríguez: La voluntad de entendimiento entre los científicos no tiene fronteras. Se han comunicado siempre y lo seguirán haciendo. Si la voluntad política permite que sea con más fluidez, con menos trabas, con menos obstáculos, pues seguramente será mejor.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción: Natalia CALVO

Hoy, el CIM no solo resuelve problemas de salud, también aporta dividendos al Estado cubano con los que puede financiar su sistema de salud pública. Equipo en Cuba: Patricia Moncada, Javier Garijo, José Manzaneda. Edición: Esti Bonito.

Materiales anteriores sobre el tema producidos por Cubainformación TV:

¿Que la superpotencia que bloquea a la `atrasada´ Cuba se interese por su vacuna contra el cáncer de pulmón... no debe ser noticia? (+Italiano/English/Português)

Cuba crea cuatro vacunas contra el cáncer: una lección a las farmacéuticas que no será noticia

En espera del boom de la industria tecnológica de Cuba

James Barrood - The Star-Ledger - Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal - Tomado de La Joven Cuba.- La semana pasada, el Consejo Tecnológico de Nueva Jersey realizó una misión comercial verdaderamente sorprendente. El destino: Cuba.

Nuestro grupo estaba formado por líderes de negocios provenientes de muchas industrias, incluyendo softwares de móviles/apps, biotecnología, personal de tecnología de la información, banca y otros. Independientemente de nuestras preconcepciones acerca de la Isla, la mayor parte de ellas dieron un vuelco de 180 grados.

Antes de mi primer viaje, se me dijo que no esperara mucho más que una dictadura comunista repleta de gente infeliz y pobre. Yo solo puedo hablar de lo que observé: eso no fue lo que vi en las muchas reuniones que tuve, o en las muchas zonas de Cuba que visité. En su lugar, me encontré con una de las sociedades más instruidas, sanas, educadas, cultivadas, orgullosas, cálidas y felices del planeta.

En esta, mi segunda visita a Cuba en 15 meses, yo no esperaba aprender mucho más –pero ciertamente lo hice. Visitas a dos institutos de biotecnología, la Cámara de Comercio, una compañía de tecnología, funcionarios de turismo, un empresario privado de software y otros me ilustraron acerca del trabajo increíble que están haciendo allí.

Algunos de los primeros y más significativos productos de la industria biotecnológica estuvieron destinados a combatir enfermedades de niños y madres. Los resultados han sido muy impresionantes. Cuba tiene uno de las menores tasas de mortalidad infantil y materna. Poliomielitis, tétanos neonatal, difteria, sarampión, rabia, paperas, tos ferina y rubeola congénita han sido erradicadas; sus tasas de meningitis bacteriana están entre las más bajas del mundo. Un producto sobresaliente es el factor de crecimiento epidérmico recombinante –la vacuna contra la hepatitis B– con la cual está inmunizada toda la población cubana menor de 25 años. (*)

En las investigaciones de cáncer, los cubanos han tenido un éxito considerable con Nimotuzumab, el cual trata tumores avanzados de cuello y cabeza, tumores cerebrales pediátricos, y cáncer de esófago y glioma. También han creado la primera vacuna terapéutica aprobada en el mundo para el tratamiento de cáncer de pulmón.

La industria cubana también ha sido pionera de productos en el sector agrícola, incluyendo una vacuna que reduce las enfermedades bovinas transmitidas por la garrapata, así como un suplemento de alimento para peces que aumenta el crecimiento tanto de peces como del camarón.

A pesar del limitado financiamiento, Cuba ha sido capaz de manejar el crecimiento del turismo mientras resguarda el 22 por ciento del país para la preservación del medio ambiente. Más importante aún, cuando se descubrió que un proyecto había crecido demasiado y se había reconocido el daño medioambiental, Cuba decidió reducir el proyecto y aprender de su error –lo cual, como saben los empresarios norteamericanos es un factor crítico para la innovación exitosa.

Por último, sería injusto no mencionar cómo los cubanos han podido mantener funcionando todos esos hermosos autos norteamericanos antiguos sin tener piezas de repuesto. Durante décadas han torneado piezas a la orden e inventado otras. Estoy ansioso por ver cómo influirá en ellos la tecnología de impresión en 3D en los años venideros.

La inventiva durante  la crisis ha emergido repetidamente a lo largo de la historia. Lo que es increíble es cómo los cubanos han podido soportar tantas crisis y sobrevivir. Por supuesto, no ha sido fácil y la mayoría de la gente lucha a diario. Por otra parte, vivir en una sociedad cálida sin apenas adicción a las drogas tiene sus ventajas. Y los cubanos no tienen que pagar por su vivienda, la educación o la atención médica.

Mientras preparábamos el viaje y oímos la noticia de los avances diplomáticos, yo estaba inseguro de cómo Cuba iba a poder manejar la avalancha de norteamericanos, la explosión turística y las expectativas de la población. Sin embargo, después de este viaje, tengo mucha más confianza de que el liderazgo de Cuba y de los negocios serán capaces de planear una lenta y bien pensada transición en los años venideros –una transición que beneficiará tanto a EE.UU. como a Cuba.

Los norteamericanos tendremos que tener paciencia, tomarnos el tiempo para aprender de la rica cultura cubana, comprender su compleja y fascinante historia política desde una perspectiva de 360 grados y estar abiertos a aprender de algunas de sus brillantes innovaciones. Podemos esperar colaboraciones y oportunidades tanto para los negocios como sin fines de lucro: algunas evidentes, y otras no tan obvias. Será un  proceso a largo plazo, no lucrativo de inmediato.

Debemos olvidar nuestras preconcepciones de que Cuba es una isla de 11 millones de personas, atrasada y pobre del Tercer Mundo. No lo es. Por el contrario, de muchas maneras, es un milagro moderno. Los aliento a visitarla no como aficionado a los habanos y al ron ni como un playista, sino como un estudiante apasionado que desea relacionarse con un pueblo y una cultura, y sencillamente aprender. Una oportunidad histórica tan extraordinaria puede que nunca se vuelva a presentar.

(*) En realidad se trata de dos productos distintos. El factor de crecimiento epidérmico se utiliza como materia prima de varios medicamentos, el más famoso de los cuales es Heberprot-B, único en el mundo, usado en el tratamiento de la úlcera del pie diabético. La vacuna contra la hepatitis B es otro producto de última generación. Ambos se obtienen por métodos de ingeniería genética. (Nota del Traductor.)

(*) James Barrood es el director general del Concejo Tecnológico de Nueva Jersey, una de las mayores asociaciones de comercio de tecnología en el país, cuya misión es ayudar al crecimiento de los negocios, mientras apoya la tecnología, innovación y ecosistemas empresariales de la región. Las opiniones expresadas aquí son las suyas propias y no representan necesariamente las del Concejo Tecnológico de Nueva Jersey.

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