Perfil de Fidel Castro con un cartel con la imagen de Vladimir Ilich Lenin al fondo, 1963. Foto: Alberto Korda.


Canal Caribe Cuba.- Hoy se cumplen 100 años de la desaparición física del líder de Vladimir Ilich Lenin. El miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Ulises Guilarte de Nacimiento, y el miembro del Secretariado del Comité Central y jefe de su Departamento Económico Productivo, Yoel Queipo Ruiz, presidieron el acto en ocasión de la efeméride.

 

Colectivos culturales reconocidos en La Habana por aporte social

La Habana, 21 ene (Prensa Latina) Un acto de conmemoración del centenario de la desaparición física del líder del proletariado mundial, Vladimir Ilich Lenin, se efectuó hoy en esta capital, donde también fueron reconocidos colectivos culturales por sus aportes a la sociedad.

En la colina Vladimir Ilich Lenin, en el municipio de Regla, se recordó la efeméride, y fueron reconocidos con la bandera 85 Aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba un total de 29 colectivos laborales, entre estos el Ballet Nacional de Cuba y Artex, Promociones Artísticas y Literarias, según trascendió.

Participaron en el acto el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, Ulises Guillarte; el Primer Secretario del Comité Provincial del Partido en la Habana, Luis Antonio Torres Iribar, y la Gobernadora, Yanet Hernández.

Allí también Torres Iribar y la gobernadora Hernández, entregaron al primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la capital, Raúl Alejandro Palmero, la bandera que acompañará la delegación de La Habana a su asamblea provincial XII Congreso de la UJC los días 15 y 16 de febrero próximo.

Palmero posteó en su perfil de Facebook: “Abanderada nuestra Delegación a la Asamblea #12CongresoUJC en #LaHabanaDeTodos, de manos del Secretario Luis Antonio Torres. Desde la Sierra Chiquita, Colina Lenin, el día en que se cumplen 100 años del paso a la inmortalidad del gran referente comunista. ¡Vamos pa’ allá!

Vladimir Ilich Lenin fue el fundador del partido Bolchevique, principal impulsor e inspirador de la Internacional Comunista y el dirigente supremo del gobierno soviético hasta su muerte en la localidad de Gorki, cerca de Moscú, el 21 de enero de 1924.

Sus ideales socialistas siguen siendo referencia de las transformaciones sociales y procesos de cambio en los pueblos del mundo.

 

¿Cuándo Fidel Castro se identifica con el pensamiento de Lenin?

Equipo Editorial Sitio Fidel Soldado de las Ideas

En varias intervenciones, Fidel Castro manifestó interés, admiración y reconocimiento hacia el pensamiento y la obra de Vladimir Ilich Lenin.

A través de las palabras del Comandante, podemos obtener respuestas a varias interrogantes que ayudan a comprender por qué surge esa simpatía: ¿Cuándo Fidel Castro se identifica con el pensamiento de Lenin?, ¿Hasta qué punto influyó el pensamiento de Lenin en la Revolución cubana?, ¿Considera Fidel Castro el estudio de la obra de Lenin como algo necesario?, ¿Cuál es la valoración que hace Fidel Castro sobre Lenin?

En ocasión del centenario de su fallecimiento, y como un homenaje a su figura, estas respuestas ayudan a obtener una perspectiva más completa de la relación entre Fidel y Lenin, así como de la influencia que el pensamiento y la obra de Lenin tuvieron en la ideología y la Revolución cubana.

¿Cuándo Fidel Castro se identifica con el pensamiento de Lenin?

En la universidad, en mis contactos con la literatura revolucionaria.

Pero cosa curiosa, fíjate: antes de encontrarme con la literatura marxista, en realidad, y sólo estudiando la economía política capitalista, empiezo a sacar conclusiones socialistas y a imaginarme una sociedad cuya economía funcionara de forma más racional. Empiezo por ser un comunista utópico. Viene a ser en el tercer año de mi carrera cuando yo tengo realmente contacto ya con las ideas revolucionarias, con las teorías revolucionarias, con el Manifiesto Comunista, con las primeras obras de Marx, de Engels, de Lenin. Sobre todo, te digo la verdad, tal vez sea la sencillez, la claridad, la forma directa con que se plantea la explicación de nuestro mundo y de nuestra sociedad en el Manifiesto Comunista, lo que hizo en mí un impacto tremendo. (1)

¿El pensamiento de Lenin influyó en la Revolución cubana?

Hay que decir que el pensamiento de Lenin ha tenido una gran influencia en el proceso revolucionario cubano. Que las ideas de Lenin, a raíz de la Revolución de Octubre, se divulgaron ampliamente por el mundo, y que en nuestro país encontraron una tierra fecunda, encontraron seguidores que se inspiraron en ese pensamiento. Y que ya en el proceso revolucionario de lucha de 1930, 1933, los revolucionarios cubanos estuvieron profundamente influidos por el pensamiento de Lenin.

Y algunas de sus obras fueron para algunos de nosotros guía, doctrina, medio de comprensión, sin los cuales habríamos estado desprovistos de verdades absolutamente esenciales en un proceso revolucionario”. (2)

¿Considera Fidel Castro el estudio de la obra de Lenin como algo necesario?

Hay que decir que no solo ha sido Lenin uno de los hombres más creadores, más luchadores y más geniales, sino uno de los hombres más valientes, moralmente valiente. Valentía que demostró en pruebas dificilísimas, en decisiones dificilísimas, a lo largo de su vida y a lo largo del proceso revolucionario.

Creemos sinceramente que estudiar la vida de Lenin, estudiar el pensamiento de Lenin, las doctrinas de Lenin y el ejemplo de Lenin constituyen no un homenaje sino una conveniencia, un beneficio para los pueblos.

El homenaje a Lenin se le puede brindar con el sentimiento.

Pero cuando se estudia su obra y su vida, cuando se estudia su pensamiento y su doctrina, los pueblos adquieren lo que pudiera llamarse un verdadero tesoro desde el punto de vista político.

Y creemos que este magnífico movimiento alrededor del centenario de Lenin debe proseguir en el estudio de la vida y de la obra y de la doctrina de Lenin.

Esos escritos, esas obras, son numerosos. Algunas son más circunstanciales, otras son de un valor perenne, de un valor duradero, de un valor eterno. Pero prácticamente no hay una sola palabra, un solo escrito de Lenin que no tenga un valor por sí mismo. Y creemos que debemos hacer un esfuerzo por continuar imprimiendo, divulgando y estudiando las obras de Lenin.

Eso nos permitirá comprender mucho mejor los procesos sociales, los procesos políticos, los procesos revolucionarios, los procesos internacionales.

Y a cualquier obra de Lenin que se haya leído alguna vez y se encuentre profunda, se encuentre interesante, al cabo de algunos años —sobre todo cuando se vive en medio de un proceso revolucionario— se le encuentran cosas nuevas, esencias nuevas, un interés siempre renovado. (2)

¿Cuál es la valoración que hace Fidel Castro sobre Lenin?

Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales. La simple lectura de su vida, de su historia y de su obra, el análisis más objetivo de la forma en que se desenvolvió su pensamiento y su actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad ante los ojos de todos los humanos un hombre verdaderamente —repito— excepcional.

Tuvo un maestro, que fue el fundador del marxismo. Dos maestros, sería mejor expresar: Carlos Marx y Federico Engels.

Nadie como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista. Nadie como él, fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta sus últimas consecuencias. Nadie como él, fue capaz de desarrollarla y de enriquecerla en la forma en que él lo hizo.

Cuando Lenin era apenas un niño, ya figuraban en la historia de las doctrinas revolucionarias y en la historia del marxismo una serie de lumbreras filosóficas y políticas, una serie de famosísimos intérpretes de las doctrinas de Marx; cuando prácticamente nadie había oído mencionar el nombre de Lenin. Muchas de aquellas lumbreras que de una manera o de otra trataron de explicar, divulgar, desarrollar y aplicar las teorías de Marx, a lo largo de los años fueron opacadas por la figura y por la personalidad de Lenin en forma casi absoluta.

Porque Lenin fue desde el primer instante no solo un teórico de la política, un filósofo de la política, sino un hombre de acción, un hombre de práctica revolucionaria constante e incesante, y le correspondió desarrollar aquella doctrina y aplicar aquella doctrina en condiciones tan difíciles, que resulta verdaderamente imposible imaginársela en situaciones peores.

Lenin surge del seno de un país donde con relación al resto de Europa, como con relación a Inglaterra, Alemania, Francia, el desarrollo industrial, el desarrollo político, el desarrollo social, estaba muy atrás. Surge en el seno de un país donde la inmensa mayoría de la población era campesina y donde predominaban todavía condiciones absolutamente feudales, donde incluso cualquier dogmático del marxismo habría considerado que sería el último país de Europa o uno de los últimos en llevar a cabo la revolución marxista.

Y es precisamente en el seno de ese país, en el seno del imperio de los zares, donde surge este hombre genial, verdaderamente genial, y desarrolla allí y aplica allí, con un sentido extraordinariamente creador, la doctrina marxista. (2)

“No dejaremos de admirar a Lenin, y cada día lo admiraremos más.” (3)

Para conocer más sobre el ideario del líder de la Revolución cubana, visite el sitio Fidel Soldado de las Ideas. Síganos también en FacebookYoutube y Twitter.

Referencias:

  1. Libro: “Fidel Castro y la Religión: Conversaciones con Frei Betto”.
  2. Discurso pronunciado en la Velada Solemne en Conmemoración del Centenario del natalicio de Vladimir Ilich Lenin, efectuada en el teatro “Chaplin”, el 22 de abril de 1970.
  3. Discurso pronunciado en la clausura del congreso constituyente del sindicato nacional de trabajadores de las ciencias, efectuado en el palacio de las convenciones, el 28 de marzo de 1992.

 

Sin marxismo no hay Revolución

MarxLenin Valdés

Cubadebate

Este 21 de enero de 2024 marca el aniversario cien de la muerte de Lenin en 1924. Y aunque este no busca ser solo un texto de efeméride, con especial interés contempla entre sus objetivos el homenaje al líder soviético a un siglo de su deceso.

Es bien sabido que las revoluciones sociales ni se construyen en las efemérides, ni se les salva apelando a la memoria histórica, sino que se construyen y se salvan en correspondencia con la capacidad que desarrollen sus protagonistas para superar sus propios condicionamientos sociales. Dígase, para producir alternativas creadoras ante los avatares de su cotidianidad. No es sino a cuenta de inventar revolucionariamente sus propias fechas, tiempos y teorías, que podrán conquistar los espacios y los modos para su reproducción práctica. Amén de que para lograrlo, deban entonces moverse entre la tradición y lo desconocido.

No pueden faltar referentes a los que volver, en la misma medida que horizontes que pretender. En este sentido, determinadas fechas y hechos se vuelven ineludibles estandartes de su devenir. Y se le reclama entonces a la historia que sea crítica y una especie de autoconciencia del proceso que la niega o la continúa.

Vladimir Ilich Ulianov, que pasó a ser simplemente Lenin en la lucha política, es una de esas figuras imprescindibles que revisitar, pero no solo en los aniversarios, sino sobre todo desde el análisis consciente de cuánto tiene para aportarnos todavía hoy. O mejor dicho, hoy más que siempre.

Lenin supo desde bien temprano que sin marxismo no habría sido posible la Revolución Bolchevique. Porque sin marxismo no hay revolución, o para ser precisos, no hay revolución socialista. En otras palabras, transición al comunismo. Para nosotros significa que sin marxismo no hay Revolución Cubana, al menos no del modo en el que por años la hemos construido y apropiado. Perdería su esencia de emancipación humana y justicia social. Dejaría de existir.

Y aunque no solo a través del marxismo vive una revolución socialista, este se vuelve componente imprescindible e inexcusable, sobre todo cuando se pretende tomar el cielo por asalto. Pero aquí urge otra precisión. ¿Acaso todo el marxismo le es consustancial a la revolución cubana? La respuesta es no, porque no existe tal cosa como El Marxismo, en singular y con mayúsculas; sino que existen los marxismos y los marxistas. Se puede resumir la cuestión del marxismo –en plural–, dividiéndolo en dos tipos: el crítico y revolucionario (que es el que necesitamos reproducir), y el positivista y dogmático, que tanto mal hace –entre otras cosas–porque ha creado la falsa ilusión de una tradición marxista entre nosotros, que en realidad –en muchos casos– está lejos de ser crítica.

En este sentido, Lenin pertenece a esa línea de marxistas revolucionarios que debemos reclamar. Fue no solo adalid de las teorías de Marx y Engels, sino sobre todo capaz de interpretar y desarrollar revolucionariamente aquellas condiciones sociales para las que estos solo habían hablado en sentido general. En esta línea de acción, se convirtió en el primer líder marxista que dirigió una revolución socialista que triunfó, e instauró el primer Estado socialista de los obreros y campesinos en el mundo.

Como creativo continuador de la dialéctica marxiana, supo que sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, y viceversa. Sin práctica revolucionaria no hay teoría revolucionaria. No por casualidad fue un incansable estudioso que no perdió oportunidad para estar al tanto de los avances de la ciencia. Que reclamó a las juventudes que aprendieran a conocer, pero sobre todo a obrar cómo opera el comunismo que se lucha y se trabaja y no el de los manuales. El militante y activista que nunca perdió de vista la necesaria relación entre teoría y praxis, y por lo tanto entre teoría socialista y práctica política socialista.

Fueron esas algunas de las claves que le permitieron aguzar la mirada y percibir correctamente, por encima de sus contemporáneos, cada coyuntura política como una oportunidad única e irrepetible. Y cada giro de los acontecimientos, como una escuela para desafiar la teoría existente fundando una nueva para sus actuales circunstancias.

Fernando Martínez Heredia, riguroso conocedor de Lenin, nos decía en sus cursos que uno tiene que aplicarle lo que uno tiene como su paradigma a lo que se estudia. De esta forma por ejemplo, si yo estudio a la Revolución Cubana, tengo que aplicarle invariablemente, el marxismo revolucionario.

Pero claro está, no se trata de aplicar recetas o de repetir frases. Usted puede ser gran memorizador de citas –verdaderas o recreadas–del tipo: el ser social condiciona a la conciencia social; –u otra de las preferidas–: el hombre piensa como vive; o la economía es la expresión concentrada de la política; o recitar la tesis XI sobre Feuerbach, y con la misma quedar atrapado en el pensamiento más dogmático posible, sin transformar nada. O quién sabe, va y cambia algo, pero no lo que debía ser cambiado.

Porque lo más importante alrededor de esas frases y sus mensajes, no es el absurdo de recitarlas de memoria, sino ser capaces de conocer las conexiones que mediante estas establecieron sus autores con su realidad. Las circunstancias que las generó. El movimiento social que describen. El sistema de relaciones sociales que establecen. La crítica que encierran.

Porque lejos de ser el objetivo el desfile de la memoria pasiva, lo que cuenta son los modos revolucionarios en los que podemos apropiarnos de ese conocimiento marxista para producirlo de acuerdo a nuestro tiempo y nuestras condiciones. De la misma forma en la que teniéndolo como punto de partida, me responsabilizo moralmente con lo que pienso para actuar coherentemente. Porque el marxismo crítico, es también una filosofía de guerra de la lucha de clases.

No es casual que sobre Lenin pesen un sinfín de especulaciones, tergiversaciones, y prejuicios. Y que así como desde la izquierda apelaremos a sus experiencias y lecciones, desde la ideología opuesta continuarán saboteándolo, pues en definitiva lideró la primera gran amenaza histórico-concreta contra el capitalismo mundial. De nosotros depende seguirlo rescatando de la ambigüedad a la que lo someten; mantenerlo vivo y situarlo en la justa posición que le toca dentro de esa tradición marxista que atestigua que una sociedad verdaderamente humanizada es posible y factible.

Fidel, que fue un poderoso continuador de la obra de Lenin, a propósito del centenario de su natalicio en 1970, nos llamó la atención sobre la enorme desventaja y dificultad que constituye para los revolucionarios ignorar el marxismo y el leninismo.

Dejar de ser marxistas o extraviar la brújula (ideológica) para nosotros es otra forma de dejar de ser revolucionarios. O lo que es lo mismo, es sentarse de brazos cruzados a esperar hasta que el futuro nos quite la razón, y nos condene al “basurero de la historia”. Así como todo movimiento no es revolucionario, toda transición no es socialista. Aferrarse a “y sin embargo se mueve”, puede implicar más bien un retroceso. Pero como ya se sabe, la historia no perdona a los indeterminados, mucho menos a las revoluciones que teniéndolo casi todo para vencer, se bajan de su propia locomotora, para entonces perder el viaje. O lo que puede ser todavía peor, para cambiar el rumbo. Revoluciones que transmutan de locomotora a cabús.

Definitivamente estos pensamientos no pueden ser solo de ocasión y fechas; no hemos llegado hasta aquí para darnos por vencidos. Lenin, en su centenario, no nos lo perdonaría.

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