Correspondencia entre dos mujeres

Guerrilla Comunicacional.- La Habana, lunes 12 de junio de 2017

Mi querida Vicentita,

Me encantó la historia de tu pueblo y, de hecho, a través de ella lo pude visualizar.


Muy interesante me resultó todo lo relacionado con la inmigración llegada de otras partes de España y muy especialmente que hoy el 50% de la población sean extranjeros. Me admira la integración que se ha producido a nivel de pueblo, a pesar de las diferencias en la igualdad de derechos en los accesos a temas de derechos elementales como la educación, la salud y otros servicios sociales. Eso dice mucho del corazón y la espiritualidad de sus originarios. Ponte a pensar cuanta xenofobia existe en muchos otros lugares, en los que se desprecia al ser humano que llega por razones económicas o de otra índole, y se les trata como seres inferiores, como si todos no compartiéramos las mismas necesidades de acogimiento en sus circunstancias.

Inspirada por tu relato me hubiera gustado hablarte de mi barrio, muy cercano a la Facultad Preparatoria en Ciencias Médicas para extranjeros, una de las tantas que existen a todo lo largo y ancho del país, donde se forman médicos y técnicos de la salud de más de 60 países. Esto, además de la multiplicidad de razas que dieron vida al cubano, ha venido enriqueciendo el mapa humano y cultural con costumbres, dialectos y formas de vida diferentes, pero respetadas sin reparo alguno. Te comento brevemente que vivo en un reparto obrero, recién inaugurado en los primeros años de Revolución. Es una comunidad de edificios multifamiliares de buen diseño arquitectónico y urbanístico, sin lujos, pero todo muy bien colocado. Está en una lengüeta de tierra entre el fondo de la Bahía de La Habana y el Mar Caribe. Aquí encuentras unos framboyanes*(1) inmensos, bellos, que tiñen sus copas de florecillas anaranjadas en primavera y verano. En otras estaciones, otras especies las cubren de flores rosadas o amarillas y todo ello envuelto en un riquísimo ambiente marino ya que el mar bate en la costa norte. Esta costa cuenta con unas pocetas de aguas claras que cuando entras cuentas con el privilegio de tener una vista privilegiada de la Ciudad de La Habana. ¿Te imaginas disfrutar de un buen chapuzón teniendo a esa digna y bella dama ante tus ojos?

Pa qué contarte, como decimos en buen cubano, pero sobre mi reparto Camilo Cienfuegos te escribo en otro momento porque disfrutando del paisaje que me regala un florecido framboyán, que miro y no me canso de mirar, desde el balcón de mi casa, oigo por la tele que hoy es el Día Mundial del Medio ambiente y me digo cuanto podemos perder todos si no se detiene la espiral de agresión a la madre tierra.

La tierra, el medio ambiente, el clima está tan agredido y menospreciado por los países altamente industrializados como los pobres y los emigrantes. Ellos invierten en la protección de su territorio, mientras se disputan las cuotas que deben ofrecer como deuda histórica a los países que han saqueado de sus recursos naturales y que hoy son víctimas de los efectos de esos saqueos. La sequía que avanza en África, con ella la hambruna, las enfermedades y otras calamidades humanas, no fueron causadas por esos pueblos, sino por sus colonizadores. Los peligros sobre los pueblos isleños, entre otras consecuencias del desequilibrio medio ambiental, aumentan con el recalentamiento que sufre la tierra por las emisiones de dióxido de carbono acumulado por las emisiones de las grandes industrias. Esto eleva los riesgos de la elevación del mar y con ello la disminución territorial o la desaparición de las pequeñas islas, entre otros nocivos efectos. Ese fenómeno encierra dolorosos dramas humanos que se agregaran en breve a los ya existentes en territorios continentales como el hambre, fusil sin explosivos que hace diana casi siempre en los más desprotegidos e inocentes y en especial la infancia.

El Acuerdo Climático de París firmado por más de un centenar de países con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático fue un logro excepcional, importantísimo en una negociación multilateral que duró más de dos décadas. Abrió una luz de esperanza. De él acaba de salir el gobierno de los Estados Unidos, como si no formara parte de este edificio multifamiliar que es esta tierra en que habitamos. Ante la anunciada decisión de la mayor potencia económica, política y militar, otras importantes economías como China, India y Japón, entre otros países, decidieron aumentar su cuota de participación. Subyacen en el fondo de este fenómeno nocivo de impacto global la existencia de un orden económico desigual, la prevalencia de los intereses económicos financieros y militares de las grandes potencias y las consecuencias de la depredación de las riquezas de los países actualmente subdesarrollados o en vías de desarrollo. Hoy se le quiere cobrar a estos últimos las mismas cuotas de responsabilidad histórica que a los que impusieron el saqueo de las escasas o muchas riquezas extraídas sin medida de los países del sur.

Cuba es un archipiélago, formado por más de 4,000 cayos e islotes, no ha dejado de participar activamente en las negociaciones desarrolladas en los organismos multilaterales y es firmante del Acuerdo de París. Además trabaja por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, cuenta con una cobertura legal para la protección del medio ambiente y destina recursos financieros para enfrentar el cambio climático. Varios grupos multidisciplinarios han diseñado la Tarea Vida, que no es más que el programa estatal para el enfrentamiento al cambio climático. Hasta el momento el balance del impacto es serio. Por ejemplo, el potencial de agua se reducirá el 37% para el 2100, 27 centímetros puede elevarse el nivel del mar para el 2050, ha aumentado la temperatura en 0.9 grados centígrados desde la mitad del siglo pasado y se han identificado un 82% de indicios de erosión en 499 playas.

Todo ello preocupa y se trabaja duro, no obstante contar con parques y macizos montañosos que constituyen reserva de la biosfera, riquísimas playas, fondos marinos, y una cayería*(2) que exhibe bellas costas, flora y fauna, pero también la isla es abatida por períodos cíclicos de sequías que dañan la agricultura y la vida de la población en varios localidades del país. Hoy se han trasladado poblados próximos al mar a lugares más alejados de éste por las frecuentes entradas del mar y la virulencia de las temporadas ciclónicas. Cuba no escapa al daño global.

Por su parte el planeta cuenta con 1200 millones de personas sin acceso al agua y 1800 sin alimento. Sólo estos datos aconsejarían reducir los gastos militares en función de mejorar la vida de esos millones de personas.

Todo no está perdido. Hay mucho por defender y el compromiso de luchar no puede cejar porque “un mundo mejor sí es posible”.

Mahatma Gandhi dijo “que hay suficiente en el mundo para las necesidades del ser humano, pero no para la avaricia” y los indios Cree (o Cri) sentenciaron “que cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado y el último pez pescado…solo entonces descubriremos que el dinero no se come”.

Silvio Rodríguez, el trovador–poeta cubano quien convoca perennemente al amor la amistad, la solidaridad y la lucha decía en su canción “Cita con ángeles”, “Seamos un tilín menos egoístas”.

Un abrazo fuerte Vicentita,

La Habanera

1.-Framboyán (o Flamboyán), árbol de gran tamaño cuyo nombre científico es Delonix regia

2.-f. Cuba y R. Dom. Conjunto de cayos

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