Gabriela Orihuela - Revista Mujeres.- Desde el Palacio de las Convenciones de La Habana, se desarrolló  durante los días 1 y 3 de noviembre, el III Congreso de Medicina Familiar. En estas jornadas se  debatió sobre temas esenciales, de disímiles especialidades, que intervienen en la salud y, especialmente, en el área familiar.


En este último encuentro se conversó sobre la salud sexual y reproductiva en la atención primaria y el papel del Fondo de las Poblaciones (UNFPA), en un panel integrado por la MsC. Milagros Santacruz, las Doctoras Livia Quintana y Grisel Rodríguez y el Doctor Gabino Armán.

Los temas tratados fueron: los estándares de calidad en los servicios de salud para adolescentes, el uso de los métodos anticonceptivos de larga duración y la atención de la salud sexual y reproductiva en emergencias, incluida la atención a la violencia basada en género.

Fue en 1968 cuando los derechos sexuales y reproductivos se sumaron a la lista de los Derechos Humanos. Sin embargo, hablar de ello es mucho más reciente y, por tanto, no todas las personas cuentan con información verídica y oportuna.

De acuerdo con Gabino Armán, médico obstetra y vicepresidente de la Sociedad Científica Cubana para el Desarrollo de la Familia (Socudef), los y las adolescentes son quienes menos información poseen y casi siempre, cuando se les educa en esta materia se realiza desde una perspectiva meramente biologicista y no de derechos.

Precisamente, al trabajo con adolescentes estuvo enfocada la ponencia de Milagros Santacruz, funcionaria del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), y Livia Quintana. Ambas doctoras coincidieron en que el PAMI se ocupa de la implementación de los estándares de calidad en los servicios de salud integral para adolescentes.

«Dichos estándares nacieron a partir de la necesidad de eliminar barreras para el acceso y uso efectivo de la población adolescente a los servicios de salud», expuso Santacruz.

Desde 2015 se realizó dicho análisis a nivel regional. Posteriormente, se estudiaron las necesidades del grupo poblacional señalado para implementar, de manera adecuada, los estándares de calidad. Fueron ocho los elaborados para el trabajo con las adolescencias cubanas: el conocimiento de los y las adolescentes sobre salud; el apoyo de la comunidad; el paquete de servicios; las competencias de los y las profesionales de la salud; el entorno físico y el equipamiento de los establecimientos de la salud; la equidad; los datos y mejora de la calidad y la participación de los y las adolescentes.

Uno de los resultados de este proceso es que los estándares de calidad fueron incorporados a la Política de Atención Integral a la niñez, la adolescencia y la juventud y al más reciente programa del PAMI. «Posteriormente, se pretende que sea incluida en la Ley de Atención a la niñez, la adolescencia y la juventud», señaló Santacruz.

Asimismo, comentó que no se puede pensar en una salud integral sin contar con la salud mental, bucal, nutricional, sexual y reproductiva, de ahí lo significativo del trabajo integrado. «Importante es, además, la intersectorialidad, toda la comunidad debe participar en la educación y el cuidado de los y las adolescentes; también la interinstitucionalidad, la comunicación entre centros hospitalarios y especialistas son claves en este proceso».

Los estudios apuntan a tres problemas esenciales en la adolescencia: el alto número de embarazo y de abortos y el crecimiento de la cifra de adolescentes que contraen infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH-sida.

Un elemento imprescindible para ayudar a disminuir estos resultados es la planificación familiar y, por supuesto, la educación integral de la sexualidad.

El vicepresidente de la Socudef expuso que «uno de los principales aportes de la planificación familiar es reducir el número de embarazos no deseados –sobre todo en edades tempranas- que sigue siendo alto en la región y en especial, en Cuba, un problema de salud».

Grisel Rodríguez, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), manifestó la experiencia en la atención a la salud sexual y reproductiva en emergencia. UNFPA, de igual forma, trabaja para la erradicación de la violencia basada en género.

«Se ha trabajado, además, en la adquisición de kits de salud sexual y reproductiva, de higiene íntima para grupos en condiciones de vulnerabilidad: personas embarazadas, puérperas, personas con discapacidad o transgénero, VIH-sida e ITS.

«Estos kits han sido entregados en zonas seleccionadas y resultaron de mucha ayuda en determinadas situaciones, por ejemplo, cuando el huracán Ian azotó a nuestro país».

Al mismo tiempo, apuntó que «todas las acciones que realizamos tienen una perspectiva de género bien marcada, se aboga por la justicia social, la igualdad y la equidad».

En el camino planteado ha resultado importantísimo el apoyo brindado por la Federación de Mujeres Cubanas. «No queremos que se entreguen los materiales solamente, se pretende que ellos se encuentren acompañados por información, oportuna», añadió Rodríguez.

El III Congreso de Medicina Familiar, que tuvo como lema “40 años de logros, retos y desafíos de la Medicina Familiar en Cuba, para el logro de la salud universal”, estuvo auspiciado por el Ministerio de Salud Pública y contó con la participación de profesionales de distintas regiones del país.

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