Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Se habla mucho en la actualidad de la riqueza del 1%. La preocupación ante el fenómeno intenta culpar a ese grupo de nuestros males económicos.


Leyendo hace unos días al profesor de la Universidad de Berkeley Robert Reich, éste hacía una interesante observación.

Refiriéndose a los dos grandes billonarios, Charles y David Koch, decía que estos no pueden ser culpados por el hecho de poseer una riqueza equivalente al 40% de la ciudadanía estadounidense.

Reich manifestaba además que ambos tienen el derecho a sus pensamientos de extrema derecha.

Los problemas surgen cuando estas personas utilizan su poderío económico para imponer sus criterios a una comunidad carente de otras referencias que les permitan valorar objetivamente sus requerimientos y sobre todo, cuando la intención es cambiar leyes y regulaciones que intentan proteger a todos por igual.

La diversidad sectorial que compone la sociedad estadounidense actual, hace bastante difícil valorar los planteamientos que dividen la realidad social en clase explotadora y clase explotada. Por otro lado, la actitud de este grupo hace casi imposible para las mayorías de esos sectores, una participación protagónica que les permita competir en buena lid, con ese pequeño porcentaje. Aunque en la realidad, en algún momento todos queremos cambiar las relaciones políticas existentes, para adaptar la convivencia a las nuevas relaciones que reclama el medio, esa actitud no significa hacerlo a través de un control absoluto que lleve implícito un carácter de fuerza o la utilización abusiva de determinados recursos.

Salvando las distancias, el socialismo real y los conceptos de las oligarquías corporativas cometen el mismo error, considerando despreciable una porción de la sociedad. Ambos han contado con grandes cantidades de seguidores y el uno por ciento de directores. Los primeros apoyados sólo en un discurso de esperanza social y los segundos apoyándose en sus riquezas de capital. En ambos casos el mensaje no está estructurado  para que los oyentes aprendan a pensar y puedan coadyuvar en la búsqueda de mejores soluciones de vida y existencia, sino que establecen conceptos y razonamientos a priori, los cuales el tiempo convierte en absolutos.

Con estos nuevos billonarios ese espacio al que todos aspiramos, se diluye aún más y con mayor sutileza que el causado durante los tiempos del socialismo real.

La meta de ellos es cambiar las reglas existentes, lo cual es legítimo, excepto que se realiza en un medio donde cada vez más las normas favorecen al que puede pagar a los representantes públicos, obteniendo así todo los beneficios.

Menciona Reich que si bien es cierto que la democracia estadounidense ha dependido de partidos políticos donde más o menos todos los sectores están representados, eso está siendo cambiado por la acción de individuos como los Kochs y el resto de ese insignificante porcentaje.

Los teóricos del sistema estadounidense en la década del cincuenta y el sesenta, resaltaban que esos partidos reflejaban el sentir de vastas mayorías.

Yo diría que eso es cierto hasta cierto punto y la prueba está en que ese tipo de partidos han llevado al poder político a los nuevos gobiernos de prédica socialista en Latinoamérica. Este resultado no excluye que la orientación más destacada, dentro de los partidos estadounidenses, tradicionalmente provino de personas que, quizás sin poderío económico, ofrecieron soluciones prometedoras a ese sector, obteniendo así todo el apoyo de sus recursos.

Para destacar cómo se manifiesta la gran descomposición actual, Reich destaca la creación de organismos paralelos a los dos partidos tradicionales, compuestos exclusivamente por estos billonarios.

Primero surgió la limitación a las contribuciones corporativas a los partidos políticos, pero eso fue eliminado por una decisión de la Corte Suprema en el 2010. Recientemente, hace pocos días, esa misma Corte acaba de eliminar los límites a las contribuciones individuales en un ciclo electoral dado.

En la actualidad este pequeño sector ha comenzado un período desenfrenado de contribuciones a los políticos de su preferencia y al propio tiempo han desarrollado una campaña mediática muy intensa para inclinar las decisiones de unos votantes que se han convertido en reos de una industria informativa subvencionada  por estos capitales.

En el ciclo electoral del 2014, “American for Prosperity” (Americanos para la Prosperidad) que es el grupo político de los hermanos Koch, ha realizado más de 17,000 comerciales televisivos comparado con los 2,100 del Partido Republicano.

Dicho proceso mina sin dudas las frágiles bases que sustentan la ya insuficiente democracia estadounidense.

Este no es el único grupo ni las únicas personas dentro de ese status económico. También Joe Ricketts y su hijo Todd tienen su organización llamada “Ending Spending” con una operación política privada de 25 millones de dólares la cual invierte sistemáticamente en mensajes de radio, televisión y prensa.

Otra agrupación está financiada por Sheldon Adelson quien tiene un capital de 38 mil millones de dólares y cuenta por supuesto con su propia organización política llamada “Sheldon Primary”.

Obviamente el resultado de esta nueva modalidad terminará suplantando la relativa independencia de los partidos políticos por decisiones personales de intereses que están muy distanciados de las realidades colectivas.

Si los Partidos Políticos, ya sea en sistemas de multipartido o de partido único, no son realmente la mejor solución a la participación social objetiva e independiente del ciudadano, una transformación política de la naturaleza señalada, inevitablemente produciría un nuevo tipo de gobierno oligárquico semejante a los que se formaron antes de finalizar el Siglo XIX.

Pensamos que esta es una situación crítica que no puede perderse de vista por aquellos que aspiramos a un mundo de justicia y paz.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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