Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Leí el interesante rótulo Cuba: ¿desprecio al capital nacional?, responsabilidad de mi estimado Roberto G. Peralo. Particularmente, me llamó la atención el pasaje de su trabajo que se refiere al triste final de la Empresa Estatal “1ro de Mayo” del municipio Unión de Reyes, y su acotación/preguntas al respecto: “Si ya no era de interés del Estado cubano dicha industria: ¿Por qué dejarla que se destruya de esa forma? ¿Por qué no se la entregaron a sus trabajadores y se organizó una cooperativa? ¿Por qué convocar solamente al capital extranjero para el rescate de la capacidad productiva de nuestra economía?”. A propósito, comparto mi ángulo de mira.


Pienso que resultó un desatino el desmantelamiento indiscriminado de Empresas como la que menciona Peralo. Hablamos de un hecho que tuvo lugar en toda la Geografía cubana. Recuerdo que a la sazón un estudiante del Municipio Minas, en la Provincia de Camagüey, muy afligido me contó cómo quedó el antiguo Central Azucarero “El Senado”, otrora corazón de la Cultura de aquellos predios. Todo esto forma parte de una Historia que bien debe servir de ejemplo de lo que jamás hemos de hacer. Pero ello escapa a lo que deseo significarle ahora a mis lectores/as.

Confieso que la vida me impuso dejar de oponerme a todo el abre puerta para la Propiedad privada. En mi título Cuba: ¿aprende del Capitalismo?, redactado diez meses atrás, dejé constancia de cómo también fui víctima del dogmatismo. Sin embargo, la práctica no me ha dejado de insistir en que debemos estar atentos para que no nos pasen “Gatos por Liebres” —una enseña de la sabiduría popular. Está por desmentirse la percepción de Carlos Marx acerca del dinero generador de Plusvalía. Mucho necesitamos del Capital externo; no pocas han sigo las tragedias asociadas a su presencia en el Caimán Verde. Es puro cuento la eficacia per se del Capital. Careció de casualidad que me animara a compartir Cuba: ¿qué ‘ofrece’ la Florida?, para ilustrar cómo es el “paraíso” ajenos a la Propiedad social sobre los medios fundamentales de producción.

En este contexto, amén de que en mi mente ronda que es posible y en alguna medida es realidad tangible con marcada eficiencia, de la mano del Científico Agustín Lage Dávila creo que no es una necesidad alejarnos del predominio generalizado de la base económica imperante en Cuba; al tiempo que pregunto para que meditemos: ¿existe Capital nacional en Cuba?, ¿cuál es su procedencia?, ¿quiénes están mayoritariamente detrás de su presencia/desarrollo potencial?, ¿a dónde iría a parar el bienestar social amamantado por la Revolución Cubana, si tal Capital se implantara a sus anchas?

Descreo descubrir que en la Mayor de las Antillas son contadas las personas que tienen dinero suficiente como para hacer el papel que le hemos conferido al Capital foráneo; que sí hay personas que tienen mucho dinero acumulado de manera oscura y que, al invertirlo ¿legalmente?, quedaría/ha quedado lavado en menoscabo de la incumbencia del pueblo; y que ni por asomo debemos obviar el objetivo medular del Presidente Barack Obama al anunciar el cambio de rumbo respecto a Cuba.

Fíjese usted: ahora mismo en El Nuevo Herald se lee que la lista que el Departamento de Estado está confeccionando con bienes y servicios ofrecidos por empresarios cubanos privados que podrán ser importados en los Estados Unidos será amplia para estimular la creatividad de los “cuentapropistas”; que las nuevas regulaciones que comenzaron a regir el 16 de Enero prevén el apoyo a los pequeños negocios; y que ese Departamento de Estado debe decidir quiénes estarán comprendidos dentro de este sector privado —según una fuente que ha tenido acceso al borrador del documento, aclara el periódico.

Entonces, me pregunto: ¿Será que he interpretado erróneamente que la intención de ayudar a lo que asume el principal inquilino de la Casa Blanca como sociedad civil, en específico a lo que denominamos en la Isla Cuentapropismo, se proyecta diametralmente opuesto a invertir en la Empresa estatal cubana en franco proceso de perfeccionamiento, la misma que es responsable del sistema socio-económico que ha garantizado/garantizará cada vez más el bienestar de la mayoría de cubanos/as?

Certifico que nunca he dejado de apreciar que si la presencia del Capital, en cualquiera de sus manifestaciones, fuera la panacea de la humanidad, no hubiera tanta carencia a galope de infantes muriéndose por causa de enfermedades perfectamente curables o por falta de alimentos que, sin embargo, sobran, de acuerdo con la capacidad actual de producirlos. Sería interminable la lista de desgracias atribuidas a tal presencia.

Así, he expuesto lo más sucinto que he podido mi reflexión en este orden de ideas. Y resumo: podemos estar de acuerdo o no con el escrito de marras de Roberto G. Peralo, puntualmente acerca de lo que él considera que tiene que existir alrededor del modelo económico cubano. No obstante, subrayo que concederle vía libre al supuesto Capital ¿nacional? sí devendría punta de lanza contra las bases de porque, a la larga, sus presupuestos contradicen los intereses objetivos del gruesos de mis compatriotas. Existen sobradas experiencias de ello —verbigracia, la extinta Unión Soviética.

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