Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Con el optimismo situado en que nuestra economía exhibe un rumbo positivo, leí con detenimiento el trascendido del Consejo de Ministros que adelantó que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá poco más del 4 % en los primeros seis meses; al tiempo que los pronósticos para el cierre del año son halagüeños —las negritas son de la fuente. No obstante, tengo la percepción de que la alegría por ese dato debe ser matizada con las insuficiencias y/o deficiencias que encuentro inaceptables.


Hallo resplandeciente que, comparadas con el 2014, todas las actividades crecen y las cifras más altas se concentran en la industria azucarera y la manufacturera, la construcción y el comercio; que la balanza comercial muestra un comportamiento positivo durante el año; que, sobre la construcción de viviendas, esté previsto cumplir el plan estatal y que, por esfuerzo propio de la población, se estiman concluir 6 000 en el semestre y 17 000 en el año, número superior en 5 301 a las edificadas en el 2014; y que, en acciones de rehabilitación y conservación por esfuerzo propio, se espera un 109 % de cumplimiento, lo que está asociado a mayores ventas de materiales de la construcción.

Otra tanto hallo en que el salario medio crezca a partir de los incrementos realizados, fundamentalmente, en el sector de la Salud en el segundo semestre del 2014; mientras que la productividad del trabajo aumenta un 5,3 %, al paso que se predice que al terminar el año el déficit fiscal será inferior al aprobado (el 4,2 % del PIB, cuando se había previsto en 6,2 %). Además, no debemos descartar de las buenas nuevas que aparezca que los ingresos al Presupuesto del Estado ascendieron el año pasado a 47 000 millones de pesos, lo que significa un 103 % de cumplimiento del plan, ni que de los 33 000 millones de pesos dedicados a la actividad presupuestada, más del 55% quedaron en actividades claves para la población como Salud Pública, Educación, Cultura, Arte y Deporte —entre otros aspectos tangibles.

Sin embargo, existen resultados en este primer semestre del año que dejan mucho por decir. Por ejemplo, ¿Por qué los incumplimientos se localizan, sobre todo, en transporte, almacenamiento y comunicaciones? ¿Por qué se ha mantenido inestable la presencia de varios productos alimenticios en la red de tiendas en divisas, debido a que no se cumplen las producciones nacionales y las importaciones para ese mercado interno en surtidos como queso, pollo, embutidos, picadillos y salchichas, y es ahora que se destinarán adicionalmente 40 millones de dólares para la adquisición de dichas mercancías; no se pudo prever la afectación que ello le traería a muchas personas?

¿Por qué entre las causas de los problemas presentados en la transportación de cargas que han provocado afectaciones en el comportamiento de la economía está la no materialización de las inversiones previstas para el 2014 y el 2015, incluyendo la persistencia de contrariedades organizativas, y sea ahora cuando “Se acordó, en consecuencia, revisar de ma­nera integral la organización y el aseguramiento de la transportación de carga, la reparación y el mantenimiento del parque automotor y ferroviario, así como evaluar el funcionamiento de la Operación Puerto Transporte Econo­mía Interna”? —las negritas son de la fuente.

¿Cómo me explico que, en el tema de las inversiones, se haya conocido que, al igual que en otros años, la ejecución del plan se concentra en el segundo semestre y para el cierre del 2015 se estima incumplirlas en un 7,7 %, y como respuesta el Ministro Murillo Jorge considere hoy en lugar de ayer “que se debe ir avanzando poco a poco en diseñar el plan de manera tal que todas las capacidades estén creadas desde el año anterior, pues como se evidencia ahora prácticamente se pierden los primeros meses esperando los recursos”? —las negritas son mías.

¿Hasta cuándo tendremos que soportar que se haya efectuado “el primer Control In­tegral Estatal realizado al Ministerio de Co­mercio Interior (Mincin), durante el cual se visitaron 288 entidades, número que representa el 80 % de las organizaciones que tiene” ese organismo; que se haya constató que esa entidad tenía identificados los principales problemas, pero que la Contraloría General de la República de Cuba, según su líder Gladys Bejerano Portela, refiera “las deficiencias detectadas y los modos de operar que se reiteran e impactan en la calidad de los servicios a la población”; y que entonces Mary Blanca Ortega Barredo, titular del ramo,  diga que “para cada uno de los problemas identificados se hizo un plan de medidas correctivas, que van aparejadas con un trabajo de captación de mejores cuadros para todo el sistema? ¿Será que antes no se pudo hacer más para evitar perjuicios a cubanas y cubanos, si es voz populi la retahíla de deficiencia en ese sector —utilizo una expresión decente?

En este minuto, recuerdo que Ariel Terrero, unos diez meses atrás, a partir de una encuesta a “12 eruditos, de varias instituciones académicas, con renombre cada uno en el estudio de la economía cubana”, compartió con sus lectores/as consideraciones que pienso deben ser muy tenidas en cuenta en este momento histórico que vive la Patria, en particular la que continúa: “Lo que se conoce en Cuba como planificación, más que un mecanismo eficaz o eficiente de asignación de recursos, es en estos momentos uno de los principales obstáculos al crecimiento” —las negritas son mías.

Así, pregunto una vez más:

¿Deja de ser un problema con la planificación en nuestro país, al margen de las tantísimas dificultades/obstáculos externos, el hecho que el Compañero Murillo expresara en la última sesión de nuestro Consejo de Ministro “que se debe ir avanzando poco a poco en diseñar el plan de manera tal que todas las capacidades estén creadas desde el año anterior, pues como se evidencia ahora prácticamente se pierden los primeros meses esperando los re­cursos” —por solamente colocar este ejemplo?

En el escenario que acabo de dibujar, para sobrepasar calamidades considero que bien vale la pena meditar en una sabia del Académico Lázaro Peña Castellanos, a saber: “No se trata solamente del diseño y ejecución de las políticas económicas, sino también de cómo se controlan, con la participación del pueblo y de los trabajadores. Creo que las estructuras del Estado y del gobierno necesitan una modificación que tenga en cuenta estas cuestiones. Es una necesidad del proceso y de la dinámica misma del desarrollo. Son problemas que todavía perduran y deben ser vencidos para lograr no solo diseño de políticas, sino capacidad para que esas políticas se conviertan en realidad”.

A la sazón, pues, pienso en síntesis que más allá del notable crecimiento del PIB (pasa de un 4 % en este 1er semestre frente al 0,6% en el mismo período del año pasado) y otras buenas nuevas, al menos hay que perfilar la Planificación y garantizar un mayor protagonismo de cubanas y cubanos en todo el quehacer de nuestra sociedad, particularmente en el ámbito económico, conscientes de que es posible e indispensable que Cuba aproveche sus luces de los últimos 180 días para marginar las sombras durante los otros seis meses de 2015.

 

 

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